La sucesión en la UAEMéx: ¿Juego democrático o simulación?

A simple vista, la diversidad de aspirantes parece un triunfo de la democracia universitaria.
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El proceso de selección del próximo rector de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx) ha comenzado con un fuerte matiz de controversia. Ayer se llevó a cabo el registro de aspirantes ante la Comisión Especial Electoral y, para sorpresa de muchos, la contienda quedó exclusivamente en manos de cinco académicas, luego de que se negara el registro a los tres aspirantes varones: Ramón Gutiérrez, Carlos Genaro Vega Vargas y Alberto Saladino; y a una mujer, Laura Benhumea.

Así, las únicas candidatas en la disputa por el periodo 2025-2029 son, Maricruz Moreno Zagal, Eréndira Fierro, María José Bernáldez, Dolores Durán García y Patricia Zarza.

A simple vista, la diversidad de aspirantes parece un triunfo de la democracia universitaria. Sin embargo, un análisis más profundo revela que esta pluralidad podría estar diseñada estratégicamente para fragmentar el voto y allanar el camino a una candidatura oficial. Las candidatas a la rectoría participarán en el juego de la democracia; algunas se descartarán solas; otras serán eliminadas mediante tácticas de desgaste, como descalificaciones personales y presiones internas.

Las jornadas de promoción y comparecencias, que se llevarán a cabo del 10 de marzo al 30 de abril, se perfilan como un espectáculo mediático en el que los universitarios, seducidos por la pluralidad de opciones, no percibirán que esto, en realidad, beneficia a la candidatura oficial. La ilusión de la democracia enmascara las redes de un proceso dirigido, donde el discurso de apertura y competencia no es más que un señuelo para legitimar un resultado previamente pactado.

Las opiniones en la comunidad universitaria estarán divididas. Los debates se centrarán en examinar las propuestas de las candidatas, pero es probable que se desatiendan los defectos y vínculos de la candidata alineada con el gobierno. Es casi seguro que emerjan “temas sensibles” para debilitar a las candidatas que representen una amenaza real. Mientras tanto, el discurso triunfalista de quien se asuma como favorita, servirá como cortina de humo para distraer de los acuerdos bajo la mesa.

Al final, el desenlace será predecible: tras una contienda marcada por la fragmentación y el desgaste de las candidatas opositoras, se impondrá el llamado a la “unidad”, garantizando la gobernabilidad de la universidad bajo los intereses de quienes han diseñado el juego desde el principio. En la UAEMéx, como en tantos otros espacios de poder, la democracia parece ser solo una puesta en escena cuidadosamente ensayada.

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