La ideología en la educación

El término de ideología es uno de esos conceptos polisémicos que se tienen en las Ciencias Sociales, por la variedad de significados y definiciones.
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La educación, como proceso social, es un campo de batalla político, debido a que se tienen a un conjunto de actores de poder que pretenden hacer valer sus intereses en el sistema educativo Uno de esos actores es el Estado, y en el caso de este último, como lo señala Leal (2014), este pretende fijar su ideal de ciudadano y con ello el tipo de instrucción y formación que garantice el logro de este ideal. Y en esa misma línea argumentativa, señala que: “en la acción educativa se determinan y organizan: los contenidos que la gente debe aprender, la forma en que deben impartirse tales conocimientos y las actividades a realizar para desarrollar ciertas habilidades y destrezas” (p. 539). No obstante, la concepción de “ideal de ciudadano” no necesariamente se ajusta a un ideal acorde con la realidad del país, sino que puede estar sujeto a las propias concepciones político-ideológicas de los actores de poder que forman parte del régimen político. Y es aquí donde entra el concepto de ideología.

El término de ideología es uno de esos conceptos polisémicos que se tienen en las Ciencias Sociales, por la variedad de significados y definiciones que se encuentran de este concepto en función de los autores, área de estudio o perspectiva académica desde la cual se aborde. Sin embargo, para el caso del presente artículo nos remitimos a la definición planteada por van Dijk (2005) en la cual señala que una ideología “es el fundamento de las representaciones sociales compartidas por un grupo social”. En esta definición, el autor no ubica la ideología solamente en los «grupos dominantes», también en los «grupos dominados» pueden tener ideologías. Empero, para nuestro caso sí nos remitimos al marco ideológico del grupo dominante en función de que “esa representación social” es práxica, luego de que genera consecuencias en la vida social (Hernández, 2010; p. 135).

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Así pues, la hoja de ruta en el presente artículo tiene que ver con el concepto de ideología. Concepto que habremos de rastrear en el Marco Curricular y Plan de estudios 2022 de la Educación Básica Mexicana. Un documento en el cual se plantea la idea preliminar –dado a que todavía no está finalizado- sobre lo que va a constituir la reforma curricular de los planes y programas de estudio en la educación básica.

De entrada, se debe señalar que, en el documento de marras se observa una dosis ideológica muy importante. En ese sentido, no es una propuesta imparcial la que se presenta; por el contrario, desde el inicio se declara a la educación como un «acto político». Y ese hecho marca el derrotero de todo el documento, debido a que se declara –sin matiz alguno- que, a diferencia de reformas pasadas, en esta ocasión la definición del currículo responderá al proyecto político, cultural y social de la nación. Bajo este marco, se definirá qué aprende el alumno, cómo se enseña, quiénes enseñan y con qué medios de enseñanza.

Y para tal efecto, como ocurre con otros documentos institucionales en el actual régimen de gobierno -el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024, por ejemplo-, se realiza un ejercicio analítico con el objetivo de “diagnosticar” lo que prevalecía en el periodo de gobiernos neoliberales, para, a partir de ahí, definir lo que se va a desarrollar ahora en estos tiempos del gobierno de la “Cuarta Transformación”.

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¿Y qué se va a desarrollar con la reforma curricular que se está proponiendo? Me centro en cuatro aspectos: a) una educación que no esté definida, ni que responda a los preceptos de los organismos internacionales como la OCDE; b) una educación orientada a visibilizar la condición pluricultural de este país; c) una educación donde se prefigura el replanteamiento tanto de los contenidos que se le imparten a los alumnos; así como de los contenidos que se integran en los libros de texto; y d) una educación donde se aspira a construir un alumno crítico, autónomo e intelectualmente libre. Los cuatro aspectos que se señalan –como se indica en el documento cuando se habla de educación neoliberal-, corresponden a un proyecto político. Proyecto que, a la vista, persigue tres objetivos: mantener la autoridad en la educación, moldear el intelecto de los alumnos y liberarlo de la educación neoliberal a la que ha estado sujeto con el currículo que actualmente se educa.

Lo anterior conlleva un riesgo: aspirar a «moldear la inteligencia» de los alumnos a través de la educación como lo señala Leal (2014) puede abrirle paso a ideologización del alumno; esto es, a la construcción de un individuo que integre la representación social de la élite de poder del régimen en turno. Y agrega el autor: La expresión “moldear el intelecto” representa la intención del docente, la escuela y del sistema educativo en general, de dar forma a la personalidad del estudiante (p. 539). Por lo cual, la concepción expresada en los documentos preliminares de la nueva reforma curricular se contrapone con el objetivo general de la Nueva Escuela Mexicana que expresa la necesidad e importancia de la formación de un alumnado portador de un sólido pensamiento crítico ante las realidades sociales-económicas que se viven.

A lo anterior, se debe señalar lo siguiente: si una crítica se lee en el documento sobre el Marco Curricular y Plan de estudios 2022 de la Educación Básica Mexicana es la referida al tipo de escuela que se ha constituido en la educación neoliberal, una escuela orientada por entero a formar capital humano; es decir, una escuela funcional a los preceptos de la economía neoliberal. Con el proyecto de la reforma curricular, ¿qué tipo de escuela se pretende constituir? Si nos remitimos a lo que se indica en el documento, una escuela donde se piense la formación del alumno a partir de la idea de lo común, entendiendo por esto último como “un principio de corresponsabilidad y coparticipación entre aquellos sujetos que están comprometidos con una misma actividad”. Y se agrega: “Únicamente la acción humana puede hacer que las cosas, los símbolos, los saberes, los principios se vuelvan comunes para generar un sujeto colectivo” (p. 5).

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La idea de «sujeto colectivo» es la antítesis de la «individualización del sujeto» en la educación neoliberal. No obstante, la idea de «sujeto colectivo» en esencia es una representación social. Y es, por ende, ideología. Si se critica a la educación neoliberal por el talante ideológico –individualización del sujeto-, en el proyecto de reforma curricular que se presenta hay también un proyecto ideológico. Solamente se tiene una diferencia: en la educación neoliberal, el proyecto ideológico no se declaró de forma manifiesta. Sus principios y objetivos quedaban en la invisibilidad a través del uso de un andamiaje conceptual del todo técnico. Aquí se declara sin ambages: el currículo es un campo de batalla. Y, como tal, no hay parcialidad. En ese sentido, nadie puede acusar a las autoridades de la SEP de no ser claros desde el principio con el proyecto de reforma curricular que presentan: hay un proyecto político de por medio.

Termino con la siguiente referencia a David Harvey (2007), un teórico estadounidense muy crítico del neoliberalismo. Decía Harvey en uno de sus libros más conocidos:

“Para que una forma de pensamiento se convierta en dominante tiene que presentarse un aparato conceptual que sea sugerente para nuestras intuiciones, para nuestros instintos, nuestros valores y nuestros deseos, así como también para las posibilidades inherentes al mundo social que habitamos. Si esto se logra, este aparato conceptual se injerta de tal modo en el sentido común que pasa a ser asumido como algo dado y no es cuestionable” (p. 11).

El éxito del neoliberalismo reside en que se integraron valores compartidos de la sociedad –dignidad y libertad individual- a la acción económica. Y el modelo fue ampliamente compartido. La idea de la “comunidad” y la “colectividad” es del todo añeja y ha servido como referente axiológico para algunos regímenes políticos socialistas. La idea no es del todo compartida en Occidente. Sin embargo, bien vale plantear la siguiente pregunta para dejarla en el tintero: ¿hay condiciones objetivas en nuestro país para impulsar desde el seno de la educación la idea de la colectividad, de la comunidad?

Lo dejo en la mesa.

Para comentarios:

Correo: fidelibarralopez@gmail.com.

Referencias bibliográficas.

Harvey, David; (2005), Una breve historia del neoliberalismo. Ediciones Akal, Madrid, España. Disponible en: http://www.economia.unam.mx/academia/inae/pdf/inae4/u1l4.pdf

Hernández García, Jesús; (2010), Ideología, educación y políticas educativas. revista española de pedagogía (rep), año LXVIII, Núm. 245. [Feche de consulta, 22 de marzo del 2022]. Disponible en: file:///D:/Usuario/Downloads/Dialnet-IdeologiaEducacionYPoliticasEducativas-3099488%20(2).pdf

Leal Huise, Sandra Virginia (2014). Doctrina e ideología en el ámbito educativo venezolano. Educere, 18(61),535-545.[fecha de Consulta 21 de Marzo de 2022]. ISSN: 1316-4910. Disponible en:   https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=35639776014

Van Dijk, Teun A.; (2005). Ideología y análisis del discurso. utopía y praxis latinoamericana, Afio 10. Núm. 29, Pp. 9-36. (Fecha de consulta, 21 de marzo del 2022). ISSN: 1315-5216. Disponible en: http://www.discursos.org/oldarticles/Ideolog%EDa%20y%20an%E1lisis%20del%20discurso.pdf

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