Los artículos de este número de Educación en Movimiento, dedicado a las evaluaciones para mejorar los aprendizajes, son un botón de muestra de la riqueza de las experiencias de maestras y maestros, autoridades educativas, equipos técnicos y organizaciones de la sociedad civil para resituar a la evaluación como una herramienta útil, orientada a apoyar los procesos de mejora continua de la educación, en el contexto de los efectos generados por la pandemia de covid-19.
En cumplimiento de sus mandatos constitucionales, y con la finalidad de apoyar el proceso de valoración diagnóstica impulsado por la Secretaría de Educación Pública (SEP) en el marco del regreso presencial a clases, la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu) desarrolló una estrategia de evaluación diagnóstica de carácter formativo, con el propósito de proporcionar a docentes y estudiantes de 2º a 6º grados de primaria y de 1º a 3º de secundaria información útil acerca de los puntos de partida de los aprendizajes en Lectura y Matemáticas.
Gracias a la evaluación diagnóstica se pueden identificar los aprendizajes que el estudiantado en su mayoría domina, y los que son un reto debido al bajo nivel de dominio mostrado. A partir de la aplicación realizada en agosto y septiembre de 2021 –y con el apoyo de las Orientaciones didácticas desarrolladas por Mejoredu– las y los docentes han podido impulsar estrategias y propuestas de recuperación más sólidas, de acuerdo con sus contextos y con las necesidades de sus estudiantes.
Como era previsible, dadas las restricciones planteadas a la educación por la contingencia sanitaria, hubo un efecto desfavorable en el aprendizaje de las y los estudiantes de educación primaria y secundaria a escala nacional. La información agregada a nivel del Sistema Educativo Nacional (SEN) recolectada a partir de las evaluaciones diagnósticas muestra que los mayores impactos se observan a partir del 4° grado de primaria y hasta 3° de secundaria.1 Al parecer, en la medida que la complejidad de los contenidos educativos y de los aprendizajes esperados se incrementa, su dominio disminuye. A ello quizá se sume que el apoyo ofrecido por padres, madres o tutores durante la contingencia sanitaria fue más efectivo en 2° y 3° de primaria, y menos eficaz en los grados superiores del nivel y en toda la secundaria. Mejoredu también dispone de información de contexto gracias a cuestionarios aplicados a personal directivo de escuelas primarias y secundarias.
Todo ello permitirá dar cuenta de las fortalezas y áreas de oportunidad para caminar hacia futuros esfuerzos de evaluación. Con la información aportada por las evaluaciones diagnósticas se ha transitado de un escenario de tiros de escopeta en un mundo de sombras, a otro de tiros de precisión para iluminar rutas de mejora posible. Los resultados permitieron al personal docente –como muestran las experiencias presentadas en este número– desarrollar estrategias para recuperar y fortalecer el aprendizaje de sus estudiantes. Al mismo tiempo, posibilitan a las autoridades orientar la política educativa para diseñar estrategias de recuperación y fortalecimiento de los aprendizajes. Experiencias valiosas implementadas a escala local –como los casos de Guerrero, Chiapas, Tabasco, Jalisco o Nayarit abordados en este número– muestran claramente la manera en que las evaluaciones diagnósticas pueden conectarse con estrategias.
Con esta entrega de Educación en Movimiento, Mejoredu deja constancia de haber iniciado una ruta prometedora para desarrollar una evaluación diagnóstica y formativa al servicio de la mejora de los aprendizajes en México.
Editorial publicado en el Boletín Educación en Movimiento 4, tercera época, de Mejoredu.