La tutoría docente se define como una estrategia de profesionalización orientada a fortalecer las capacidades, los conocimientos y las competencias del personal docente y técnico docente de nuevo ingreso en el servicio público educativo, en el marco de la reforma educativa.
Asimismo, y con base al Servicio Profesional Docente, la tutoría busca favorecer en el personal docente su inserción en el trabajo educativo, la autonomía profesional, la participación en la escuela, la comunicación con los padres de familia y la permanencia en el servicio.
Sin embargo y pese a ser una estrategia obligatoria de la reforma educativa, el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) reveló diversas fallas en la implementación de la tutoría para apoyar a los docentes de nuevo ingreso.
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De acuerdo con el informe 2017 La Educación Obligatoria en México, el organismo de la evaluación reportó “una tasa baja de respuesta para desempeñar la función tutora por parte de los docentes; dificultad de “empatar” tutores y tutorados, particularmente en localidades de difícil acceso o en escuelas de organización escolar multigrado, o necesidades formativas y de acompañamiento no cubiertas por los propios tutores”.
Precisó que “el proceso de asignación de tutores, que en el diseño se esperaba que fuera de un tutor para cada docente de nuevo ingreso, se caracterizó por ser gradual a lo largo de los ciclos escolares 2014-2015 y 2015-2016”.
Además, el INEE reveló que no todos los profesores que desempeñaron la función de tutores, recibieron incentivos por desempeñar las tareas que exige la figura.
“…se observa la falta de seguimiento y capacidad de respuesta de las autoridades educativas, federal y locales, así como poca información y desorganización en la implementación de los diferentes procesos, lo cual se acentuó particularmente en la asignación de incentivos (sólo 31.6% de los tutores encuestados refirió haber recibido el incentivo económico establecido por la labor desempeñada durante el ciclo escolar 2014-2015)”, explica el INEE.
Puntualizó además que no todos los maestros de nuevo ingreso tuvieron asignado el tutor que por ley les correspondía.
“…llama la atención el hecho de que no todos los profesores que contaron con un tutor asignado tuvieron sesiones de tutoría: mientras que 59.1% refirió haber tenido un tutor asignado, solamente 47.3% reportó haber contado con al menos una sesión de tutoría durante el periodo 2014-2015. Para el siguiente ciclo escolar, el porcentaje de docentes que reportaron contar con un tutor designado se incrementó a 65.9%; sin embargo, persistió la ausencia de sesiones de tutoría en una proporción importante (55.4% dijo haber tenido sesiones de tutoría durante el ciclo 2015-2016)”.
Por último, el organismo de la evaluación precisó que, en cuanto a los maestros que sí recibieron la tutoría, reportaron que la mayoría de las sesiones de trabajo se realizaron en sus centros de trabajo.
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Sin embargo señalaron problemas para que tutores y tutorados se reúnan frecuente y oportunamente debido, sobre todo, a las distancias y los gastos de traslado, así como a falta de coordinación de agendas entre los involucrados.