Después de mucho tiempo y luego de la presión ejercida por sus bases, el CEN del SNTE decide hacer un ejercicio de rendición de cuentas nunca antes visto, abrió por fin las arcas a todas sus bases y transparentó el uso de las cuotas sindicales de los últimos 10 años.
Anunció que a partir del próximo año las cuotas sindicales servirán para becar a maestros que decidan estudiar un posgrado y no cuenten con la solvencia para hacerlo, así mismo, se trabaja en un esquema mediante el cual, las cuotas sindicales redituarán dividendos al término de cada año a los agremiados.
Como parte de los acuerdos alcanzados por la todavía dirigencia, se acordaron celebrar convenios con el gobierno para procurar mejoras en infraestructura tecnológica, capacitación para docentes, incluyendo inteligencia artificial y herramientas digitales, así como destinar un rubro especial para docentes que trabajen en zonas de alta marginación.
Aprovecharon la ocasión para convocar a un congreso Nacional extraordinario, al cual asistirán representaciones de todas las secciones del país, las dirigencias formales, así como todas aquellas expresiones disidentes pertenecientes al SNTE, ¿para que? para conformar una gran mesa de análisis, de la cual emanarán los nuevos estatutos y lineamientos para elegir a las directivas seccionales, así como al comité ejecutivo nacional, mismo que sustituirá al encabezado por Alfonso Cepeda Salas, quien postergó de manera ilegal su período.
Evidentemente, lo anterior descrito es una falacia, tal vez sería un anuncio deseable que marcaría el inicio de una transformación necesaria y justa al interior de un gigante dormido como lo es el SNTE, que no oye y que no mira a nadie, que ha caído en el anacronismo de sus dirigentes actuales, que no ha sabido incorporar a las nuevas generaciones de maestros a sus filas, al contrario, los ha dejado a la deriva.
Pero lo que, si es cierto, es que hoy en día no existe vida sindical, hay que reconstruirla, gran parte de lo que sucedió con las recientes manifestaciones multitudinarias en nuestro país, se debe al abandono y nula vida sindical, en las secciones y delegaciones sindicales de todo nuestro territorio, las estructuras caducas y sometidas, producen grandes daños cuando solo sirven como meros instrumentos de control (y ni para eso sirven).
Mientras nada de lo anterior cambie, la vida gremial y sindical, tendrá llamaradas esporádicas como las que hemos visto hasta el momento, movimientos grandes, grandes protestas, grandes propuestas, pero eso no resolverá los problemas de fondo, el magisterio nacional debe apuntar a tirar las estructuras que mantienen el estatus imperante, ese estatus que mantiene la narrativa publica entre unas posturas radicales a ultranza y otras posturas de tapetes del sistema, y ni uno ni otro logra cambiar nada.
Hablemos del SNTE, del que fue, del que es y del que queremos que sea. Pero hablemos.