El “Gatopardismo neoliberal del ISSSTE”

Esta reforma del ISSSTE es un ataque frontal a los derechos laborales, disfrazado de necesidad financiera.
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El proyecto de decreto, por el que se reforman y adicionan diversas disposiciones de la Ley del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado ISSSTE en materia al financiamiento de la Institución y al derecho a la vivienda es una propuesta sucedánea más de un gobierno “gatopardista” neoliberal, en su realidad concreta es un verdadero golpe certero y brutal a los derechos laborales de todos los maestros federalizados como trabajadores al servicio del Estado. Con el bajo pretexto de “salvar”, “rescatar” al instituto, esta iniciativa no es más que un intento descarado de trasladar la carga de años de malas administraciones y corrupción a los bolsillos de quienes menos tienen y que más necesitan. Es un algoritmo oprobioso bien aprendido, e incluso juzgado y bastante criticado en su momento por el actual gobierno. ¿Quién no recuerda la estrategia sexenal en los noventa del expresidente Lic. Ernesto Zedillo Ponce de León con el Fondo Bancario de Protección al Ahorro (FOBAPROA)?. Recordemos bien, que a fin de enfrentar los problemas financieros extraordinarios en ese entonces, el gobierno de Ernesto Zedillo protegió a los ahorradores bancarios, a los más ricos de este país rescatándolos con dinero de la gente más pobre y humilde del pueblo mexicano, por tal motivo, hoy el país y las nuevas generaciones que aún no nacen ya contraen desde el vientre materno una deuda actual al 2025 de 1 billón 100,000 millones de pesos que nos cobran a todos diariamente. En el ISSSTE no es la excepción, en investigaciones periodísticas, como la publicada en el periódico La Jornada, han documentado daños a los recursos del ISSSTE por fraudes con pensiones por cerca de 15 mil millones de pesos a cargo de subcontrataciones a empresas privadas por malos manejos de líderes corruptos como Miguel Ángel Yunes, Elba Esther Gordillo Morales lideresa del SNTE en 2006, etc. 

Es aquí donde la política del nuevo gobierno de la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo actual presidenta de México es totalmente opuesta y contradictoria al postulado humanista que acompañó en todo su sexenio al expresidente AMLO: “Por el bien de todos, primero los pobres’ pues es al maestro al que se reprime.

Otro elemento importante y de gran decepción para todos, fue el haber creído en la eliminación del criterio de la edad mínima para la jubilación como lo había manifestado el anterior mandatario del Ejecutivo Federal el Lic. Andrés Manuel López Obrador, que argumentaba con aplomo en las mañaneras del pueblo, “para jubilarse bastará con haber cumplido 28 años de servicio mujeres y 30 años de servicio los hombres”; en este sexenio actual con la presidenta Claudia Sheinbaum desafortunadamente ni siquiera se tocó en la mesa la propuesta de reforma, no aborda en ningún apartado de la Gaceta Parlamentaria con número 6715-1 el tema fundamental de las jubilaciones y pensiones, manteniendo intacta la esencia de la contra-reforma aprobada en 2007, que inició el sistema punitivo de cuentas individuales, dejando este punto tan importante para todos confinado en el olvido y en total abandono, destruyendo así, la esperanza y la fe de miles de maestros que buscaban transitar al régimen pensionario por décimo transitorio.

El tema de las jubilaciones dignas que se habían prometido tanto como banderas de justicia y dignidad al magisterio en cada una de las mañaneras quedaron como letra muerta solamente en promesas de campaña. Lejos de ser estas iniciativas una modernización para el “bienestar” en ese argot político de la 4T, parecieran ser más bien una estrategia perfecta para retener a los trabajadores por más tiempo en sus puestos, postergando así el pago de pensiones. Esta medida ignora las realidades físicas y mentales del envejecimiento y el derecho al descanso digno después de un largo tramo de vida de trabajo escolar, sabiendo hoy que la tarea educativa no es nada sencilla y no es la misma de hace algunos años tras la pandemia, “la modernidad permisiva de la comunidad escolar”, “la familia ausente”, la “desvinculación escolar”, “la falta de corresponsabilidad de padres de familia”, las leyes de “convivencia”, etc, han promovido algunos nuevos padres de familia y alumnos más violentos, rebeldes, groseros e indisciplinados, además de autoridades oficialistas frívolas, indiferentes, y sin sensibilidad para su función principal de asesoría, tutoría y acompañamiento hacia el apoyo y atención a los maestros, aunado esto, el falso y parasitario charrismo sindical corporativista del SNTE, y si fuera poco, la agonía del maestro por su exacerbada losa lapidaria de la carga administrativa.

Si hacemos una reflexión crítica actual los “maestros de a pie” que estamos en la trinchera, podríamos la mayoría coincidir que la sensación física y mental de fatiga emocional y “efecto burnout” en un ciclo escolar con estas condiciones aversivas equivale a un cansancio de dos o hasta tres ciclos escolares juntos, pensar que la jubilación será a los 60 años como hombre y 58 en las mujeres es un destino presente suicida, indigno, inhumano, necrótico y bastante desalentador.

Por otro lado, el aumento de las cuotas, calculadas ahora sobre el salario integrado, es una medida regresiva y retrógrada que afectará principalmente a los trabajadores con ingresos altos, no a los de ingresos medios y bajos como se afirma. Según la propuesta de reforma, este cambio se aplicará solo a quienes ganen más de 10 Unidades de Medida y Actualización (UMAS), lo que equivale a aproximadamente 34,394.60 pesos mensuales en 2025.

Es particularmente indignante que se pretenda hacer estos cambios sin abordar primero los problemas estructurales del ISSSTE. ¿Dónde están las propuestas para combatir la corrupción, mejorar la eficiencia administrativa y garantizar la transparencia en el manejo de los fondos? La ausencia de estas medidas sugiere que esta reforma es más un parche temporal y efímero que una solución real.

Además, la forma en que se ha presentado y defendido esta iniciativa revela un desprecio por el diálogo social y la negociación colectiva. Las protestas de los trabajadores maestros y movimientos democráticos sindicales han sido desestimadas, y sus preocupaciones legítimas, ignoradas. Este enfoque autoritario no augura nada bueno para el futuro de las relaciones laborales en el sector público.

La verdadera mentira de este “gatopardismo” no es ni siquiera para las pensiones, sino para lo más importante de este “humanismo mexicano”, las aspiraciones, los sueños, las familias y patrimonios de millones de trabajadores que han dedicado sus vidas al servicio público educativo. En lugar de proteger a quienes han construido y mantenido las instituciones del Estado, esta reforma parece diseñada para sacrificarlos en el altar de la austeridad mal entendida.

Esta reforma del ISSSTE es un ataque frontal a los derechos laborales y humanos, disfrazado de necesidad financiera. Lejos de fortalecer el sistema de pensiones, amenaza con desmantelarlo, trasladando la responsabilidad del Estado a los hombros de los trabajadores. Es imperativo que se rechace esta propuesta y se busquen alternativas que verdaderamente fortalezcan al ISSSTE sin sacrificar el bienestar de quienes han dedicado su vida al servicio público, los grandes maestros de México. La solución a los problemas del instituto no puede venir a costa de la dignidad y la seguridad económica de sus beneficiarios.

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