Un auténtico drama padecen los niños de las escuelas más desfavorecidas del sistema educativo nacional, en este caso, las indígenas.
Y es que el instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), presentó ante la Comisión de Educación Pública y Servicios Educativos de la Cámara de Diputados, las seis directrices para mejorar la formación escolar de la niñez indígena, en donde reveló algunas de las razones del rezago educativo en esas escuelas.
De acuerdo con la Presidente del organismo de la evaluación, Sylvia Irene Schmelkes del Valle, una de las razones por la cual existe pobreza educativa en las comunidades indígenas es que, el 50 por ciento de profesores que trabajan en primaria indígena “no hablan una lengua autóctona” .
Dicho dato a consideración de la funcionaria es inquietante, y urgió a que se establezca una licenciatura en educación intercultural y bilingüe para futuros docentes que atiendan a esta población para que conozcan la cultura y hablen y escriban el dialecto, lo cual “está totalmente desmantelado y nos preocupa que no haya una atención de parte de la Secretaría de Educación Pública”.
Asimismo pidió que en las escuelas indígenas se garantice el equipamiento, y se impulse la innovación permanente en la enseñanza.
Por su parte Gilberto Guevara Niebla, consejero del INEE, dijo que el sistema educativo mexicano tropieza con una realidad reacia para cambiar, “las normas son cartas a Santa Claus”. La inercia termina imponiéndose porque el modelo se mueve “en función de intereses y, fuerzas políticas que difícilmente aceptan cambiar, ya que los afecta”.
Y añadió: “El problema no está en la ley, la cual es un buen compromiso, promesa y un deseo bien formulado, sino cómo hacerla realidad en la práctica, sucede lo mismo para que se materialice la reforma educativa”
En tanto el Consejero Eduardo Backhoff Escudero, se dijo preocupado por la forma en que se implementarán programas especiales educativos que atiendan a poblaciones de gran rezago y problemas económicos y culturales como la niñez indígena.
Se trata de un millón de estudiantes que no habla el español, o que son bilingües y no se les atiende de forma adecuada, con más del 50 por ciento de profesores que no conocen su lengua materna.