Por: José Antonio Martínez Gutiérrez.
Ayer domingo como a eso de las ocho y pico (lo que menos importa es el pico) me pasaba por la programación del canal de la estrellas. Era obvio encontrar en la pantalla a los peques en su pleno show.
Fechas atrás, Televisa ha recibido críticas y acusaciones relacionadas con violaciones a derechos de los niños que participan en el programa El Gran Show de los Peques, algo que evidentemente es tan cierto como que Emilio Azcarraga es dueño de un Titán de la anarquía televisiva. Nuestro País (paraiso de la impunidad) al día de hoy, está obligado segun acuerdos internacionales firmados a velar por los derechos infantiles, sobretodo aquellos que tienen que ver directa o indirectamente con la explotación infantil dado que ciertamente estos peques, por donde se le quiera ver, por el ángulo que más le guste, son cabalmente explotados por Televisa y por que no, por sus propios padres.
Muy lejos está que el verdadero escrutinio social se trague argumentos de que a éstos niños se les está apoyando para que desarrollen sus talentos, o que existen vacios en cuanto a la regulación del trabajo infantil en la televisión o, en el más absurdo de los casos, que el susodicho programa ha logrado reunir a la familia mexicana tan hoy necesitada de convivencia en los tiempos de oscuridad. Esto a todas luces son falacias. Si embargo, independientemente de los argumentos que busquen justificar que las emisiones sigan al aire, preocupa mucho mas el silencio, la ignominia, la cobardía, la complicidad y …pare de contar, del Estado Mexicano. Hace tanto que Televisa ha creado un dominio tan grande sobre las conciencias ciudadanas al punto mismo de hacerles perder la capacidad de respuesta para detener las prácticas desleales de Emilio y compañia. No hay nada mas preciado para Televisa que la captación de televidentes, sea como sea, “haiga” sido como “haiga” sido. Su oro molido es tener sometido a su programación, a su pantalla o más bien a su antojo a las mayorías ciudadanas. Es por eso que día día, en su programación polulan los fabiruchis, origeles, trevis, galileas, carlos, joaquines, adelas y… nuevamente pare de contar.
El Gran Show de los Peques está posicionado en el gusto ciudadano, negar la evidencia sería un engaño mental. Aquí lo más importante sería reconocer que evidentemente se es complice cuando esperamos afanosos el inicio del Show. Si un programa es exitoso, se debe precisamente porque nos gusta, y si nos gusta es porque aceptamos de buena gana lo que vemos, y si lo vemos de buena gana…¿estaríamos en condiciones de darnos cuenta que infantes inocentes están siendo explotados?
A ti maestro y maestra que nos debemos a nuestros niños, te invito a que seas ejemplo de buen civismo. No seamos complices de éstos subliminales programas de doble cara, vaya…doble moral. Si estamos dentro de la sociedad, preciso es que seamos agentes de influencia de la misma.
Y ya en el colofon seguirá la pregunta con la que titulé este pequeño artículo: ¿De quién es el Show?, de los peques, de la sociedad, de Televisa o del Gobierno. Particularmente me adelanto a exonerar a los peques…