Autor: Abelardo Carro Nava

  • En nombre de la calidad…

    En nombre de la calidad…

    “En nombre de la calidad…”, fue una de las expresiones que, el pasado 29 de septiembre, Ángel Díaz Barriga, emitió en el Foro de Consulta “Por un Acuerdo Nacional Educativo” que se efectuó en el Estado de Tlaxcala (https://www.youtube.com/watch?v=TQ–y2czf9g); esto, como parte de los foros que el Presidente Electo Andrés Manuel López Obrador y, quien ha sido designado por este mismo como próximo Secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, vienen organizando y que en esta ocasión en esta bella tierra tuvo lugar, con la idea de lograr ese “Acuerdo” entre todos los agentes educativos y no educativos.

    Y es que mire usted, por principio de cuentas, debo decirle que he seguido prácticamente todos los foros que se han realizado desde que empezaron en Chiapas, seguido de Durango, Puebla, Nuevo León, Veracruz, Estado de México, Tabasco, Zacatecas, Aguascalientes, Baja California Sur, Sonora y Jalisco, y en ninguno se había dado la oportunidad de que un conocedor del Sistema Educativo Mexicano (SEM) y de los problemas que éste enfrenta, como lo es Díaz Barriga, participara en tales eventos; y este, déjeme decirle, fue un gran acierto.

    Y fue un acierto, no porque no considere relevantes las propuestas que miles de maestros y maestras vienen realizando con la intención de ser escuchados en esos foros; por el contrario, éstas son fundamentales, porque nos permiten comprender lo que, tal vez a la luz de nuestros ojos, no logramos ver. En concreto fue un acierto, porque los nueve puntos que este investigador mexicano planteó, recogen muchos de sentires, saberes y haceres de los profesores y, de manera puntual, los problemas que se han generado en México “en nombre de la calidad…” y que reiteradamente escuchamos en los distintos congresos, paneles, coloquios, diplomados (entre otros) a los que acudimos con la intención de seguir aprendiendo sobre el SEM y las posibles vías de solución a las problemáticas que vivimos a diario en nuestros centros de trabajo.

    Cierto, el tema de la calidad educativa da para que podamos debatir ampliamente; de hecho, hay varias posturas, posicionamientos y/o argumentos que diversos investigadores, académicos, profesores, alumnos y colegas de la pluma y letras, hemos formulado y dado a conocer desde hace tiempo. Vaya, el debate podría ser tan rico, que podríamos pasarnos un buen tiempo hablando y/o escribiendo sobre ello.

    Desde mi punto de vista, el problema no se encuentra del todo ahí, en el plano de la academia y generación de conocimiento (aunque también podríamos hablar mucho de ello); el meollo del asunto, se halla en la toma de decisiones que los gobiernos mexicanos han venido realizando para, a decir de ellos, lograr la tan anhelada calidad educativa en México. Pongo un ejemplo: resulta increíble que Manuel Bartlett Díaz, Ernesto Ponce de León, Fernando Solana Morales, José Ángel Pescador Osuna, Fausto Alzati Araiza, Miguel Limón Rojas, Reyes Tamez Guerra, Josefina Vázquez Mota, Alfonso Lujambio Irazábal, José Ángel Córdova Villalobos, Emilio Chuayffet Chemor, Aurelio Nuño Mayer y, recientemente, Otto Granados Roldán, no hayan tenido conocimiento sobre el estado en el que se encontraba el país en política, economía, cultura, sociedad y educación, durante los años en los que estuvieron al frente de la Secretaría de Educación Pública (SEP), con excepción del último referido. Todos ellos, educados en Universidades nacionales o extranjeras, y cuyo prestigio de éstas, es más que reconocido. ¿Acaso no les hablaron o estudiaron sobre las crisis económicas que han golpeado al país desde la década de los 70?

    ¿Si tenían conocimiento sobre el estado que guardaba el país por qué no voltearon la ecuación y en lugar de exigir mayor calidad educativa se comenzó por profesionalizar a los profesores, por ejemplo?, ¿si se tenía conocimiento, por qué no se exigió a costa de perder el puesto, el incremento del PIB para destinarlo al ámbito educativo?, ¿si se tenía conocimiento, por qué no se buscó otra alternativa pedagógica que coadyuvara a la formación de miles de mexicanos en los diferentes niveles educativos y se optó como única vía de solución la evaluación de alumnos y profesores?

    Las respuestas a tales preguntas, se halla muy probablemente en las políticas neoliberales que se implementaron (más por obligación que por convicción) en nuestro país, y en los tecnócratas por los que, desafortunadamente, ha pasado la educación y que han considerado que la “calidad” se logra de la noche a la mañana.

    En este sentido el tema de la calidad en la educación, aunque es más profundo, puede entenderse de la siguiente manera: si una panadería pretende ofertar su producto, ésta lo hace con la idea de que dicho producto se venda (lógica de mercado); para el logro de tal propósito, dispondrá de los mejores insumos (ingredientes) para que el producto se venda y se posicione en la preferencia de la gente. Ciertamente los insumos son importantes, pero lo verdaderamente relevante es el proceso como tal, mismo que se caracteriza por la suma de todos los elementos que el producto requiere para que goce de esa calidad y, de esta forma, cumpla con los parámetros que muy probablemente la sociedad requiera para su consumo.

    Como hemos visto, dos elementos resultan importantes para el logro de la calidad: insumos y proceso (aunque hay más).

    Pensemos ahora en términos educativos. ¿Dichos elementos aplican para el medio en el que nos encontramos insertos los maestros, alumnos y directivos? Si la respuesta es afirmativa, ¿cuáles son los insumos con los que cuenta el SEM?, ¿cuál es el proceso que existe en ese gran elefante reumático llamado SEM?

    Si queremos hablar de calidad en la educación, o una educación de calidad, tendríamos pensar necesariamente en la serie de factores que afectan o no el proceso.

    Lejos estamos del “Milagro Mexicano” y muy cerca de las “crisis” económicas a las que nos han sometido esos gobiernos tecnócratas y neoliberales. Cerca estamos de los problemas educativos que los maestros y maestras atendemos siempre dispuestos y lejos estamos de las visiones “Secretariales” a través de las cuales, México ha avanzado en economía, cultura y educación, solo por citar unos ejemplos. Sí, muy cerca y muy lejos…

    En conclusión, coincido, en nombre de la calidad… se han cometido verdaderas barbaridades en el SEM; y muchos las hemos documentado a través del tiempo.

  • Foros de consulta educativa: qué consultar.

    Foros de consulta educativa: qué consultar.

    Hace unos días, sostuve una amena e interesante conversación con algunos profesores de educación primaria y secundaria. Como parece obvio, el tema que dio para hablar en demasía, fue el relacionado con los “Foros de Consulta” que el gobierno encabezado por el Presidente Electo, Andrés Manuel López Obrador, viene realizando en el país con el propósito de lograr un “Acuerdo Nacional Educativo”. Acuerdo que, a decir de muchos colegas, habrá de dar paso a la cancelación de la mal llamada reforma educativa que logró imponer el gobierno de Peña Nieto y compañía.

    Así las cosas, llegado el tema de las propuestas, recuerdo que de la nada surgió una pregunta que a más de uno nos dejo pensativos por un momento: si la idea es realizar una serie de foros para recoger un cúmulo de propuestas que nos lleve a lograr un acuerdo educativo que beneficie a todos los mexicanos, ¿tendría que realizarse dichos foros si necesariamente tiene que mejorarse prácticamente todo el Sistema Educativo Mexicano (SEM) dados los problemas que existen en los diferentes niveles y subsistemas educativos? La respuesta, aunque parece obvia, encontró sentido si volteamos a ver al país, tal y como Peña lo ha dejado en esta materia.

    Sí, se hace necesaria la atención de los problemas existentes, y sí, se hace necesaria la realización (aunque a más de uno no nos guste) de los foros que, por arte de magia, lograrán ese Acuerdo Educativo como el que en su momento logró: Salinas en 1992 (Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica), Fox en 2002 (Compromiso Social por la Calidad de la Educación), Caderón en 2008 (Alianza por la Calidad de la Educación), Peña en 2012 (Pacto por México, que incluye sus famosas reformas estructurales, entre ellas, la educativa).

    Y es que mire usted, lejos de lo que el mismo foro o foros puedan representar, éste se hace necesario como un ejercicio democrático que todo gobierno que se diga democrático debe realizar… pero, ¿cuál es su fin educativo? En un instante iré a ello. Obviamente que, al plantear tal interrogante, en absoluto demerito la participación que los interesados puedan realizar en un momento determinado. Como se sabe, en los estados de Chiapas, Puebla, Durango y Nuevo León, ya se realizaron esos foros y, en próximos días, Veracruz, Estado de México y Tabasco, harán lo propio. Sí, en todos ellos han participado cientos de maestros, padres de familia, integrantes de la sociedad civil, entre otros actores, y cuya voz ha sido escuchada y, en su caso leída por quién sabe quién, pero que al final de cuentas, ha participado, y que bueno que sea de esta manera, puesto que esto abre la posibilidad para que el día de mañana, esos mismos actores participantes, exijan el cumplimiento de los acuerdos y/o propuestas que se derivaron de un evento en el que éstos participaron. Bendita democracia.

    Ahora bien, por el tema educativo (al que aludía en el párrafo anterior) llama la atención que, en los formatos que se entregan a quienes acuden a este evento, éstos solamente le destinen un espacio muy breve al tema del aprendizaje y la formación continua, y sí varias interrogantes al diagnóstico y a algo que no logro entender y que fue denominado “Propuesta de Guelatao”. Y bueno, sobre el perfil del egresado de una escuela pública, sobre la revalorización social del magisterio, y sobre el compromiso que asumiría cualquier ciudadano para la mejora de la educación pública, mejo ni hablamos, son tres rubros que se dejaron abiertos, sin ninguna opción a considerar, salvo la opinión que usted o yo pueda tener al respecto.

    ¿Es este un instrumento que recoja las problemáticas reales que lleven a formular una propuesta educativa de profundo calado? No, en absoluto. La respuesta es contundente en estos términos: si a usted le preguntaran qué tipo de educación quiere para sus hijos con seguridad la respuesta sería “la mejor”. Si en los formatos que les entregan a los participantes en los foros se cuestiona o solicita que se priorice o valore las necesidades en cuanto a equidad, calidad, fortalecimiento de la educación inicial, de las escuelas multigrado, de las escuelas tiempo completo, de la inclusión y atención de alumnos con discapacidad, que haya más universidades, más becas, etcétera, etcétera, etcétera, la respuesta, aunque parece obvia, lo llevaran a elegir una de las opciones que, tal vez, no represente o signifique su necesidad más apremiante. ¿Y entonces los formatos tienen cierto sesgo? Ya lo creo, aunque el sesgo no es realmente una preocupación que me agobie, lo que me causa cierto conflicto, es saber cómo le van a hacer para atender las necesidades que, por varios sexenios, se han dejado a la deriva y que nos han llevado a ocupar el lugar que conocemos en distintas pruebas nacionales e internacionales, o a las carencias que en varias regiones y entidades se observan con el simple hecho de salir y visitar una escuela del nivel educativo que usted guste.

    No, el problema no es qué consultar, el asunto aquí es cómo se atenderán y fijarán esas prioridades. No, el problema no es la democracia, el asunto es cómo se aplica esa democracia.

    Ciertamente el gobierno que en próximos meses entrará en funciones, no es del todo responsable del gran problema educativo que priva en México; no obstante, el que se realicen esos foros, sin mucha claridad y transparencia, y mucho menos, con información contundente, genera cierto “sospechosismo” de gobierno cuya bandera es la democracia y la rendición de cuentas.

    Ya veremos.

  • El llanto de las tortugas.

    El llanto de las tortugas.

    La imaginación no es suficiente para recrear la serie de eventos de aquel, no tan lejano 26 de septiembre de 2014, cuando en Iguala, Gro., se cometió uno de los mayores crímenes que la historia de México tiene registrada; apenas superado por ese lamentable y trágico evento del 2 de octubre de 1968, cuando estudiantes fueron reprimidos y asesinados por un gobierno tirano, represor y antidemocrático.

    Las versiones sobre los hechos ocurridos la tarde, noche y madrugada, en las inmediaciones de ese municipio guerrerense han corrido a raudales. Mucho se ha hablado al respecto; sí, mucho; sin embargo, y pese a ese constante diálogo que sobre este tema ha surgido, hay una verdad absoluta: los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, Gro., siguen desaparecidos. ¿Alguien puede refutarla? En absoluto. Su aparición con vida se ha convertido en un anhelo, un sueño, una idea. ¿Posible de lograrla? No tengo certeza en ello. Lo que sí sé, es que lamentablemente vivimos en un país donde la podredumbre gubernamental, ha generado la mayor cantidad de injusticias de las que se tenga conocimiento en los últimos tiempos, y aquí un claro ejemplo.

    Increíble es que, prácticamente a 47 meses de aquel fatídico incidente, la justicia mexicana no haya hecho lo propio. De una “verdad histórica” que se cayó con la intervención del Grupo Argentino de Antropología Forense (EAAF), pasamos al reconocimiento (explícito y estúpido) de un presidente que aseguró, prácticamente a su salida de Palacio Nacional, la confiabilidad de esa inaudita “verdad histórica”.

    Desaparición forzada, secuestro o, inclusive, asesinato, son algunos de los términos legales que pueden encajar dados los hechos que conocemos de este doloroso evento. Sin embargo, ¿en verdad importa la clasificación a la que puede ser sujeta la averiguación si, en los hechos, de los jóvenes nada se sabe? Y lo que es peor, ¿acaso importa la clasificación a la que pueda ser sujeta la averiguación si, en los hechos, los encargados de ejercer la justicia, en unos meses, se irán como si nada hubiera pasado porque es más importante un perdón que un olvido?

    Curioso país es este y en el que millones y millones de mexicanos vivimos. Y digo que es curioso, porque las leyes sirven para dos cosas: para un carajo y un carajo.

    ¿En qué momento dejamos de ser sensibles ante las atrocidades que se vienen cometiendo a diario y que nos han llevado a ocupar un lugar nada decoroso ante instancias internacionales al ser clasificado como un país violento y corrupto?, ¿en qué momento dejamos de ser empáticos para sentir el dolor por el que las familias atraviesan puesto que sus hijos o hijas siguen desaparecidos?, ¿en qué momento dejamos de ser humanos para concentrarnos en nuestra individualidad y lo que ésta representa en un mundo complejo y apabullante?

    Hace unas semanas, en las redes sociales, circularon las fotografías de los normalistas, compañeros de los que aún siguen desaparecidos, recibiendo su diploma que los acredita como maestros. Las reacciones fueron diversas; no obstante, muy pocos logramos ponernos en el lugar de aquellos, cuya existencia, sigue en duda dadas las versiones del gobierno.

    ¿Qué pasó la “noche de Iguala”? Cientos de veces me he preguntado porque, efectivamente, no estuve presente en el lugar de los hechos.

    He leído varios textos sobre ello, he escrito ya varias ideas sobre tal suceso, y la verdad de las cosas, no logro dimensionar cada uno de los segundos, minutos y horas que vivieron esos jóvenes, cuyo error no fue estar en el lugar equivocado, sino el vivir en una entidad y en un país donde la justicia vale un reverendo bledo.

    La crueldad y barbarie a la que fueron sometidos esos estudiantes, y que ha sido documentada y narrada en varios libros y documentales, cuyos testimonios fueron recogidos de quienes vivieron tales vejaciones, créame, desgarra el alma y estruja el corazón hasta el derrame de algunas lágrimas.

    Particularmente no me atrevo a juzgar a estos normalistas, ¿quién sería yo para tal infamia? Lo que si tengo claro es que México vive tiempos violentos, crueles e irreconocibles. Los datos ahí están, los hechos a diario los presenciamos, y decenas de jóvenes como éstos, siguen padeciendo el actuar de los malos gobiernos. La sociedad por su parte, ha normalizado estos eventos; es obvio, el trajín de la vida nos ha obligado ya no a vivir, sino a sobrevivir bajo las condiciones que nos impone una clase gobernante tan pobre como insípida, que se ha mantenido en el poder con base en sus mentiras y malsanos deseos.

    Si el pensar diferente a lo que piensa el gobierno; si el actuar de tal manera que dichas acciones rompan los esquemas de quien “procuran” el orden y la justicia; si el expresar las ideas con libertad, fuerza y vehemencia son delitos. Caramba, cuántos no seremos culpables por expresar lo que pensamos y sentimos.

    Más de una vez se ha dicho que las escuelas normales, especialmente las rurales, deben desaparecer, y no hay razón en ello. Más de una vez se ha dicho que en estas escuelas se forman guerrilleros, paristas o huelguistas, y tampoco hay razón en ello. Más de una vez se ha dicho que el normalismo mexicano está muerto, y créame mi estimado lector, no hay nada peor error que pensar en ello.

    El normalismo mexicano, las escuelas normales, las escuelas normales rurales y demás centros de formación docente, están más vivas que nunca. Su fuerza es inquebrantable y, aunque ocasionalmente derramen algunas lágrimas por sus hijos, éstas, no pierden el vigor que las ha caracterizado desde hace muchos años.

    Sí, ni perdón ni olvido; y nunca un perdón que solo represente: un eslogan de gobierno. Sí, ni perdón ni olvido porque la ecuación es simple: nos hacen falta 43 y no pararemos hasta encontrarlos.

  • La planeación: entre el modelo educativo y la didáctica.

    La planeación: entre el modelo educativo y la didáctica.

    Desde que ingresé a este maravilloso mundo de la docencia, he tenido claro que la planeación es un ejercicio fundamental en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Como docente, es uno de las principales actividades que realizo con el propósito de vislumbrar, todo aquello que se refiere a la generación de conocimientos en mis alumnos.

    A veces, con cierto desconocimiento; otras, con una gran certeza de lo que pienso; puedo sentarme un buen rato a diseñar la serie de estrategias que el día de mañana pondré en marcha con mis estudiantes. Siempre considerando algo que, aunque no es nuevo, no he perdido de vista desde hace mucho tiempo: si yo fuera mi alumno, ¿cómo me gustaría que tal o cual contenido lo trabajara mi maestro? Pregunta interesante que no sé si usted que se dedica a la docencia se habrá formulado; sin embargo, desde mi perspectiva, resulta fundamental plantearnos esta interrogante cuando estamos ante un nuevo reto o desafío educativo.

    Sí, he de ser honesto. Desde que ingresé al magisterio (y mire que ya tengo mis años); supe de la existencia de ciertas empresas, grupos o personas, que se dedican a vender algunas guías para elaboración de las planeaciones de los profesores. No obstante, debo decirlo, no he hecho uso de ellas porque tengo presente, que nadie puede conocer lo que yo conozco, ni pensar lo que yo pienso: el contexto, mi escuela, mi grupo, mis alumnos, mis materias o asignaturas, entre otros. De ahí que, insista, desde que ingresé a la docencia, he realizado mis planeaciones conforme a los elementos que he señalado, pero también, considerando otros tantos más, que se derivan de los avances científicos y tecnológicos que día a día presenciamos en el mundo entero.

    De hacer mi planeación a mano para después transcribirlas a máquina de escribir, pasé a elaborarlas en una computadora (portátil o de escritorio). Vaya, el formato (así lo he creído y sigo creyendo) es lo de menos. De hecho, me he interesado más en pensar cómo hacer más atractivas, interesantes y motivantes mis actividades con la idea de abordar el contenido, que en pensar si el formato “x” o “y”, será el ideal para el propósito que persigo.

    En este sentido no sé si a usted le pase lo mismo, pero con el correr de los años, me he dado cuenta que la planeación como tal, en lugar de ser un momento a través del cual se puedan pensar y repensar las actividades que podrían desarrollarse con nuestros estudiantes; ésta, se ha convertido en un verdadero martirio burocrático que se entrega porque así se la pide el jefe de enseñanza, director, supervisor o jefe de sector del lugar donde labora.

    Lo anterior no significa que no disfrute lo que hago o que lo haga con la calidad, tiempo y conocimiento que tal ejercicio requiere, pero ¿cuántas veces ha sido revisada esa planeación por alguna autoridad en nuestra respectiva escuela?, ¿cuántas veces hemos recibido una recomendación y/o propuesta didáctica que lleve a organizar de mejora forma nuestros contenidos?, ¿cuántas veces esa planeación se ha vuelto un instrumento rígido e inflexible cuando sabemos bien que siempre y en todo momento la organización de las actividades es flexible?, ¿cuántas veces no hacemos modificaciones a lo que de manera inicial hemos planeado dado que los imprevistos que suelen presentarse durante el bimestre nos llevan a ello? Preguntas y más preguntas que, quienes nos encontramos insertos en el magisterio, quiero pensar, nos habrán pasado alguna vez por la cabeza.

    Ahora bien, si por un momento llegara a usted pensar que algunas de las situaciones que he planteado a través de las interrogantes puede ser lo peor que nos pudo haber pasado; espere, le tengo una más que, con mucha seguridad, habrá de abrirle el panorama de lo que en términos prácticos he denominado el “burocratismo de la planeación” en lugar de una planeación didáctica; permítame ejemplificarla de la siguiente manera: resulta que una vez que entró en vigor el modelo educativo 2017 en las miles de escuelas de nivel básico del país (como sabemos, en preescolar todos los grados; primaria, primero y segundo; secundaria, primer grado), a los maestros y maestras que de los grados en los que NO  (así con mayúsculas) se implementó dicho modelo, la SEP a través de sus interlocutores directos (autoridades educativas locales), les han obligado a realizar su planeación conforme a ese modelo educativo, utilizando para tal efecto, un formato que fue diseñado por quién sabe quién, considerando los aprendizajes clave pero, a su vez, el plan de estudios 2011; y, sin olvidar, los ajustes temporales a dicha planeación dada la evaluación a la que refiere el Acuerdo 12/05/2018.

    Tengo claro que generalizar es malo, y también tengo claro que no en todas las escuelas, estados o regiones del país, puede suceder lo que en esas breves líneas he descrito; sin embargo, en el constante diálogo que, afortunadamente, tenemos y mantenemos entre colegas de los diferentes niveles educativos, me llevan a confirmar y sostener lo que aquí planteo.

    ¿En qué momento la planeación dejó de ser un instrumento o herramienta flexible cuya intencionalidad didáctica era la que importaba?, ¿en qué momento el maestro dejó de proponer actividades que le resultaran innovadoras y generadoras de aprendizajes en sus alumnos?, ¿en qué momento el profesor dejó de tener voz y calló para que alguien más le diseñara un formato y una planeación sin los conocimientos teóricos y prácticos que el caso amerita?, ¿en qué momento los teóricos e investigadores como Hilda Taba, Ángel Díaz Barriga, Frida Díaz Barriga, entre otros, fueron sustituidos por los “genios” de la Secretaría de Educación Pública cuyo conocimiento se halla detrás de un escritorio y no de un aula multigrado, por ejemplo?, ¿en qué momento nos perdimos? Sí, en qué momento…

    Ciertamente, reconozco que debemos de avanzar y transitar hacia mejores formas de trabajo docente, pero por favor, cuando hablamos de Aprendizaje Colaborativo, Aprendizaje Cooperativo, Aprendizaje Basado en Proyectos, Aprendizaje Basado en Problemas, entre otros, debemos reconocer que dichos aprendizajes no siempre requieren de una secuencia didáctica tal y como la SEP propone en cada una de las capacitaciones que ha brindado y viene brindando.

    ¿En qué momento se pone en jugo la libertad, autonomía e innovación del docente para generar el aprendizaje tan esperado en sus alumnos? Por lo que sé, para la SEP: en el llenado de los formatos y en las evidencias de aprendizajes; para los maestros: en las aulas, con sus pequeños. Sí, ahí, en ese lugar dónde la didáctica cobra sentido y no en las “genialidades” que solo a la SEP, de repente, se le vienen a la cabeza.

  • Elba Esther ha vuelto: cómo dueles México.

    Elba Esther ha vuelto: cómo dueles México.

    Y lo hizo de nuevo. La maestra Elba Esther Gordillo Morales: está de regreso.

    Los medios de comunicación cubrieron la mayor cantidad de ángulos posibles. El morbo, la nota o simplemente el deseo de informar a los mexicanos y extranjeros, hizo que aquella mujer que, durante los sexenios de Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa tocara los cuernos de luna con las manos, ocupara la mayor parte de los noticiarios y redes sociales.

    Nada importó el mensaje del presidente, Enrique Peña Nieto, con motivo del inicio del ciclo escolar 2018-2019; nada importó el mensaje del Presidente Electo, Andrés Manuel López Obrador, sobre la cancelación de la reforma educativa; aquí lo que realmente trascendió, fueron todas y cada una de las palabras que la profesora emitió después de, a decir de ella, su injusta aprehensión que la llevó a estar cinco años y medio en la cárcel.

    ¿Mártir, víctima o victimario? Con seguridad habremos de escuchar y leer en los próximos días; sin embargo, no debemos olvidar que, tal como aseguraba Ricardo Raphael hace unas semanas en entrevista con Carlos Loret de Mola en su programa Despierta con Loret: la profesora fue encerrada por motivos políticos y esos mismos motivos políticos son las que la han puesto en libertad.

    No, la justicia ni las razones jurídicas que pudieron haberla mantenido en prisión, hicieron valer la fuerza del Estado o un Estado de Derecho a través de sus instituciones. No, la Procuraduría General de la República, jamás hizo bien las cosas como para que su caso estuviera bien armando desde aquel lejano 2013 cuando el exprocurador, Murillo Karam, la puso tras las rejas. No, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), jamás hizo algo para defender a esa maestra que por años estuvo “defendiendo” a su gremio y a su sindicato. No, el epitafio que algún día pronunció la profesora: “aquí yace una guerrera y como guerrera murió”, no fue ni será escrito por el peñismo y compañía. No, la maestra nunca se fue, siempre estuvo presente.

    Y la tuvimos presente, porque no fue uno sino varios textos los que se escribieron, aun antes de su detención, que dieron cuenta del inmenso poder que esta mujer acumuló con el paso del tiempo: ejemplo de ello es el de Alberto Aguirre y Arturo Cano en su libro “Doña Perpetua”, el de José Martínez en “La Maestra”, el de Ricardo Raphael en “Los socios de Elba Esther”, el de Rafael Rodríguez Castañeda en “Los rostros de Elba Esther”, el de Francisco Cruz Jiménez en “Los amos de la mafia sindical” o el de José Luis García Cabrera en “Elba Esther, la maestra que nunca se fue”.

    La tuvimos presente, porque los medios de comunicación, en todo momento, cubrieron cada uno de los “resultados” que se desprendían de un “caso” mal armado y sin “fundamento”.

    La tuvimos presente porque, a pesar de las circunstancias, durante el tiempo en que estuvo al frente de la organización sindical que la vio nacer políticamente, los maestros se vieron beneficiados, en su salario y prestaciones, con la serie de “negociaciones” que emprendía con los gobiernos federales en turno, no así con Juan Díaz de la Torre quien, pese a quien le pese y diga lo contrario, éste entregó sin miramientos al “oficialismo”, a un SNTE completamente desdibujado.

    Sí, la tuvimos presente porque nunca se fue.

    ¿Y los maestros?, ¿y el sindicato?, ¿y la educación? Preguntas que, seguramente, después de este 20 de agosto formarán parte del diálogo que pueda darse en el magisterio, en la sociedad, en la política y en la educación de México.

    No es para menos que la maestra haya decidió presentarse públicamente justo el día en que los maestros y maestras regresan a clases. No es fortuito que, el día en que López Obrador anuncia la cancelación de la reforma educativa frente al todavía presidente de nuestro país, Enrique Peña Nieto, la maestra, haya afirmado que esa mal llamada reforma educativa “se ha derrumbado”. No es accidental que la maestra, en sus palabras, le haya mandado un mensaje muy claro a quien todavía dirige un insípido Sindicato de maestros. No, nada de eso es aventurado. Todo encaja dadas las circunstancias de naturaleza política que se viven en el territorio mexicano.

    La lucha por ese sindicato pues, se antoja encarnizada; defensores y opositores al regreso de la maestra, se darán con todo dentro y fuera de las huestes sindicalistas de lo que alguna vez fue conocido como el Sindicato más grande de América Latina; y todo esto, por la recuperación u obtención de un poder que, a todas luces, no ha traído beneficios a la educación pública de México.

    En este sentido, y como lo he venido afirmando desde hace tiempo, la educación, con estos hechos; sí, con estos desafortunados hechos, lamentablemente pasa a segundo término, así como también, las condiciones bajo las cuales los maestros y maestras, prestan sus servicios profesionales con la intención de brindar una educación que desarrolle las facultades naturales de los niños, jóvenes y adultos de un país donde precisamente la educación, ha sido devorada por esos políticos y líderes sindicales cuya ambición desmedida no ha traído buenos dividendos para la sociedad en su conjunto.

    Sí, la maestra ha vuelto… ¡Ah, cómo dueles México!

  • Cuarta transformación… ¿educativa?

    Cuarta transformación… ¿educativa?

    Vaya regreso que tuvieron los maestros después de su receso escolar: la liberación de la maestra Elba Esther Gordillo en las últimas horas del 7 de agosto; el anuncio de que Gilberto Guevara Niebla, aún consejero del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), se sumaría al equipo de transición de Esteban Moctezuma, próximo Secretario de Educación Pública; los horrores, errores y burlas de las que fue objeto la Secretaría de Educación Pública (SEP) por una mano con seis dedos que apareció en el libro de 2º grado de matemáticas de primaria; la sustitución del Acuerdo 696 (por el que se establecían las normas generales para la evaluación, acreditación, promoción y certificación en la educación básica) por el 12/05/2018 (por el que se establecen las normas generales para la evaluación de los aprendizajes esperados, acreditación, regularización, promoción y certificación de los educandos de la educación básica); y la nueva moda de la SEP denominada “Clubes” en preescolar, primaria y secundaria (además de los ajustes administrativos en cuanto a las cargas horarias, el tiempo de receso de los alumnos, y la elaboración de proyectos a partir de una madurez organizacional); fueron, algunas de las noticias más relevantes que, debo decirlo, a más de uno lo dejaron boquiabierto.

    Y es que mire usted, para como están las cosas en el medio educativo, el que sucedan varios acontecimientos, de manera secuenciada y en una misma semana son, simple y sencillamente, para no creerse. ¿Quién es su sano juicio pensaría que “La Maestra”, después de poco más de 5 años en los que estuvo “presa” saldría en libertad justo el día en que a López Obrador le entregarían su constancia como Presidente Electo de México?, ¿quién es su sano juicio pensaría que un férreo y empedernido defensor de la mal llamada reforma educativa sería invitado a colaborar en la SEP por el que, a partir de diciembre de este año, asumirá el cargo que algún día ocupó Vasconcelos?, ¿quién en su sano juicio pensaría la vorágine “administrativa” que desencadenaría la implementación del modelo educativo 2017 en preescolar, primaria y secundaria y los acuerdos que de éste se han desprendido? Y remató: ¿quién en su sano juicio no pensaría que la SEP, de nueva cuenta, cometería un “oso” del tamaño del mundo en los libros de texto gratuitos?

    Interesantes cuestionamientos que, desde luego, invitan a la reflexión, pero a una reflexión en serio, porque si usted los analiza a detalle podrá darse cuenta que, en la semana del 6 al 10 de agosto, muy poco se habló del tema educativo y sí, en demasía, del político. ¿Por qué no se habló de lo que les espera a los profesores y alumnos una vez que inicie el ciclo escolar 2018-2019, en cuanto a las dificultades que se tendrán para trabajar los contenidos, dado que del 3º al 6º grado de primaria y 2º y 3º de secundaria, los profesores deberán hacer los ajustes “necesarios” para planificar y evaluar conforme lo indica el acuerdo 12/05/2018 y el nuevo modelo educativo?, ¿por qué no se habló de la reducción de horas-minutos que tendrán, a partir del ciclo escolar 2018-2019, asignaturas fundamentales como el español y matemáticas, dada la implementación de Clubes que se desprenden de la famosa “Autonomía Curricular”?, ¿por qué no se habló de la incapacidad de la SEP para capacitar a los maestros sobre temas fundamentales relacionados con el socioconstructivismo, constructivismo, educación socioemocional (diagnóstico y estrategias para su abordaje), metodologías y estrategias de aprendizaje (ABP, Aprendizaje colaborativo, Aprendizaje cooperativo, etc.), planeación (a partir de la metodología y estrategia seleccionado y con ¿secuencia didáctica?), evaluación (instrumentos de valoración), entre otras tantas cuestiones más?

    Si, por qué no se habló de todo ello. La pregunta, aunque parece ingenua, no lo es. Y no lo es porque lamentablemente, estamos tan acostumbrados a observar y ser testigos de todos esos acontecimientos que acaparan los medios de comunicación, impresos y digitales, cuya naturaleza es estrictamente política, que se nos olvida que existen otros tantos temas que son medulares en la formación de los estudiantes mexicanos. Es obvio y, con la “invitación”, por ejemplo, que el mismo Moctezuma le hizo a Guevara Niebla para que se integre a su equipo que, gobiernos van y gobiernos vienen, ya sea de derecha o de centro (y en este caso de izquierda) que la educación les importa un bledo.

    No pocos maestros olvidan que Guevara Niebla cometió tremendo error en el Congreso Nacional de Investigación Educativa (COMIE) en la Ciudad de Chihuahua cuando, en medio de ciertas expresiones de inconformidad de varios profesores por la evaluación punitiva, éste le expresó a un maestro que “no tenía derecho a hablar”; no a pocos profesores se les olvida que este personaje, líder estudiantil del movimiento de 68, poco hizo cuando los maestros fueron evaluados a punta de tolete y escudo; no a pocos mentores se les olvida la aplicación de una evaluación puntiva, pero además mal diseñada, por el mismo Instituto que hace unos días efusivamente felicitaba a un integrante de su Consejo por ser parte del equipo del que hace unas semana criticaba hasta el hartazgo; no, no a todos los maestros y maestras se les olvida…

    Y por si fuera poco, no a todos los maestros se les olvida que López Obrador prometió en campaña (y aún lo sigue haciendo) que cancelaría la reforma educativa impulsada por Peña Nieto; caray, en política se dice que la forma es fondo y, ciertamente, Obrador aún no ocupa la Presidencia de la República, sin embargo, con la serie de anuncios que ha venido haciendo en voz propia y a través de sus colaboradores, esa, su cuarta transformación educativa, se antoja simple, vana y llena de ocurrencias.

    Espero que el Presidente electo transite hacia un proyecto serio y hable en serio. Cansados los maestros estamos de simulaciones como a las que el gobierno peñista nos acostumbró con su “reforma educativa”. Espero que el próximo Secretario de Educación, haya aprendido la lección que vivieron sus antecesores Chuayffet, Nuño y Granados, y que los foros de Consulta para lograr una reforma de la reforma educativa que, a decir de él, comenzarán el próximo 27 de agosto, no sean un absurdo preámbulo de una transformación que no transforme nada.

    Tiempo al tiempo.

  • Clubes y proyectos, la nueva moda de la SEP.

    Clubes y proyectos, la nueva moda de la SEP.

    En promedio, 800 mil docentes de preescolar, primaria y secundaria, han dejado su receso escolar para recibir, a partir del 6 de agosto, una capacitación con relación al modelo educativo 2017 que, en su momento, fue impulsado por el ex Secretario de Educación, Aurelio Nuño pero que, en los hechos, sigue siendo un tema por demás polémico. Y menciono que sigue siendo polémico, dadas las circunstancias políticas y educativas que se vivieron en su momento y que, quienes nos encontramos insertos en el medio educativo, conocemos muy bien: consultas simuladas; insuficiente capacitación y actualización del profesorado mexicano; falta de recursos o, más bien, desvío de recursos para posicionar la imagen política de ese Secretario; escasa o limitada atención a la infraestructura de las escuelas que fueron afectadas por el sismo del pasado 19 de septiembre y, de otras, que no necesariamente vivieron ese trago amargo; en fin, las problemáticas con seguridad usted las conoce y, como le digo, las conoce muy bien.

    Ante este escenario, repito, los maestros y maestras de México, comenzarán a recibir una capacitación que, en principio, se antoja insípida, dado que en la semana pasada (2 y 3 de agosto) la mayoría de los directivos recibieron “las orientaciones” – a través de una guía que habrá de ser abordada en cada una de las escuelas con los colectivos docentes – para que, del 6 al 10 de agosto, se conozcan los elementos “curriculares” que permean el modelo educativo a través del documento denominado “Aprendizajes Clave para la Educación Integral”.

    En este sentido cobra especial atención, lo que ha sido llamado Autonomía Curricular y la Educación Socioemocional. Sobre el primer aspecto mucho se ha dicho y escrito al respecto; sin embargo, no debe perderse de vista los ajustes que de naturaleza administrativa deberán atenderse en cada una de las escuelas para que, a partir de los clubes, se desarrollen proyectos con el propósito de que éstos fortalezcan en los estudiantes: las habilidades artísticas y manuales, aquellas relacionadas con la cocina, el huerto escolar; o las relacionadas con las finanzas y la robótica (solo por poner algunos ejemplos). Por lo que respecta al segundo aspecto, el de la educación socioemocional, destacan los proyectos que pueden implementarse en los centros educativos, tales como: el teatro, los juegos o los desafíos educativos que impliquen un constante movimiento de los participantes; en suma, con estas propuestas, la SEP pretende que el alumno interactúe, conviva, comparta, reflexione, además de que el maestro impulse su desarrollo físico-motor.

    En ambos casos, resultará fundamental el diagnóstico que habrán de elaborarse en las escuelas y, en todo caso, lo que habrá de definir los proyectos, será la “madurez” de las instituciones y la capacidad académica del profesorado.

    Menuda tarea les espera a los maestros, digo, es curioso observar que a los directivos en dos días se les brindó una “capacitación” sobre estos rubros, y los profesores, tendrán toda una semana para abordar esa guía y, en consecuencia, realizar sus respectivas tareas con la finalidad de contar con una planeación que les permita desarrollar lo planeado.

    ¿Qué pasa entonces con los contenidos de las asignaturas que habrán de trabajarse con los alumnos? En términos sencillos implicará que, a partir del documento citado, el de los Aprendizajes Clave, se aborden menos contenidos pero con una profundidad mayor, ello significará poner en marcha actividades a través de lo que se conoce como Aprendizaje basado en proyectos o Aprendizaje basado en problemas (por citar dos ejemplos), mismos que traerán consigo poner al centro los aprendizajes puesto que, como se sabe, el enfoque competencial contemplado en el modelo educativo, considera a las competencias no como el punto de partida para el logro de ese aprendizaje, sino más bien, como el punto de llegada y al cual, los estudiantes, al término del ciclo escolar, habrán llegado con la ayuda, desde luego, de su profesor.

    Sí, así como lo puede usted leer en estas breves líneas; con este cúmulo de actividades se pretende que la educación mejore en México; no obstante, permítame poner un claro ejemplo de alguna de las realidades que se viven también en México, y que hace unos meses tuve la oportunidad de observar en alguna de las escuelas primarias en las que tan amablemente, a otros colegas y a un servidor, nos abren las puertas para hacer alguna investigación de naturaleza estrictamente educativa: la observación se hizo a 5º grado, con 31 alumnos y de los cuales, 8 presentaban alguna Necesidad Educativa Especial (NEE). 1 alumno con anacusia, 1 alumno con hipoacusia, 1 con TDHA (trastorno por déficit de atención con hiperactividad) y, los 5 restantes, manifestaban diversos síntomas relacionados con sus conductas o estados de ánimo (agresión, depresión, estrés, etc.) porque sus padres se estaban divorciando. Como seguramente usted pensará, los otros 23 educandos, evidenciaban conductas “normales” al interior del grupo; sus ritmos de aprendizaje eran diversos, pero los resultados de las pruebas que periódicamente la maestra realizaba, se observaban favorables con relación al contenido y/o aprendizaje que deberían mostrar en esa etapa.

    Con este panorama, es obvio que la maestra o cualquier maestro que acude a ejercer su profesión en alguna de las escuelas públicas de nuestro país, enfrenta un reto mayúsculo; no imposible de atender, pero sí por demás complejo y para el cual, la Secretaría de Educación Pública (SEP), no ha brindado la debida atención, capacitación y actualización con el propósito de que dicho maestro o maestra pueda afrontarlo, ya no digamos con éxito, sino con los conocimientos que la situación amerita. No; con seguridad usted se preguntará si la escuela no contaba con personal de USAER; la respuesta es no, tal y como sucede en cientos de escuelas de México.

    Luego entonces, ¿cómo se espera que el maestro o maestra entregué “buenos” resultados?, ¿cómo se espera que logre implementar un modelo educativo si las condiciones que he descrito, y que padecen muchas escuelas, son un constante en la República Mexicana?, ¿cómo se espera que el profesor atienda las sugerencias que un documento especifica si la realidad que observa en su aula le da tremenda sacudida? Cierto es que el docente no debe esperar a que todo se le dé “peladito y en la boca” para que haga su trabajo, pero también es cierto, que la SEP tiene una responsabilidad mayúscula en este sentido y muy poco ha hecho al respecto.

    Ya me imagino o lo imagino a usted, yendo al médico, porque es necesario hacernos una cirugía y, en pleno quirófano, el personal asignado no cuente con un bisturí (fundamental para ello) y que, por tal razón, el doctor decida emplear algún otro instrumento pulso cortante para hacerle esa intervención quirúrgica, ¿lo aceptaría?

    Interesante disyuntiva que dejó aquí, para el análisis y reflexión; sin embargo, y con el mejor de los ánimos, le deseo a usted que tan amablemente me regaló cinco minutos de su tiempo, el mayor de los éxitos en este ciclo escolar que apenas comienza y que sé, porque me consta, que podrá enfrentarlo, a pesar de las adversidades que he descrito y que compartimos quienes nos encontramos en el medio.

  • Aunque el SNTE se vista de seda…

    Aunque el SNTE se vista de seda…

    Después del 1º de julio todo cambió. Uno de los más fieles aliados del peñismo, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), giró el timón como se esperaba. La reforma educativa que jamás se cansó de impulsar, dejó de ser bondadosa. La evaluación educativa, esa que tanto lastimó a los maestros y maestras de México por su carácter punitivo, ahora sí sería revisada. La capacitación y mejores salarios, simulados y/o fingidos a través del derroche de recursos de un ex Secretario de Educación, gris y parco como lo fue Nuño, ahora sí serían exigidos.

    ¿Acaso, tras un dejo de demencia, el SNTE olvidó todo lo que pasó el magisterio con la implementación de la mal llamada reforma educativa?, ¿acaso, tras un dejo de delirio, olvidó que el magisterio fue brutalmente golpeado por propios y extraños?, ¿acaso, tras un dejo de insensatez, olvidó que el magisterio fue obligado a punta de tolete y escudos, a realizar una evaluación que a todas luces atento contra los derechos laborales de los profesores?, ¿acaso, tras un dejo de estupidez, olvidó que Nuño y compañía no hicieron otra cosa más que denostar una de la profesiones más nobles de México?

    Sí, después del 1º de julio todo cambió. Una reunión extraordinaria convocada por el líder máximo del SNTE (no de los maestros), donde se dieron cita los Secretarios Generales del país, fue el preámbulo del ocaso. Un ocaso que comienza a afianzarse entre sus huestes. Un ocaso que permanecerá por siempre.

    Los medios de comunicación impresos y digitales; diversos profesores, y varios colegas de la pluma y letras, hicieron lo propio y dieron cuenta de tal hallazgo. No había más, el SNTE se había derrumbado a la voz de cientos de maestros que al unísono gritaron frenéticos: ¡Presidente!, ¡Presidente!, ¡Presidente!

    Andrés Manuel López Obrador había ganado en las urnas y todo cambió. El escenario político que a partir de tal momento se vislumbraba, llevó a los integrantes de ese sindicato (más por obligación que por ganas), a fijar una postura en torno a lo que durante cinco años y medios habían impulsado sin cansancio.

    La relación que mantenía esta organización sindical con el presidente Peña Nieto y con el actual Secretario de Educación, Otto Granados, se fracturó. No había que pensarla demasiado; había que recuperar la legitimidad y la credibilidad que en todos estos años se fue desgastando, consecuencia lógica de un pacto, mal habido, con el gobierno y, del cual, solo los recuerdos les llegan, así, sombríos, sin brillos.

    ¿Acaso, cuando Díaz de la Torre ocupó el lugar de la maestra Gordillo, olvidó toda la historia que le precedía a la organización sindical que, a partir de ese momento dirigiría?, ¿acaso se le olvidó lo que en aquel remoto 1943, el presidente de la República en turno, logró con el agrupamiento de los maestros a partir de la conformación de un solo sindicato?, ¿acaso se le olvidó, por alguna extraña razón, el motivo por el que llegó al puesto que no le fue concedido por la base sino por una cúpula política que de educación sabe lo que yo de astrofísica? En absoluto, Díaz de la Torre fue consciente de ello, y aun así, permitió la afectación de los derechos de miles de maestros.

    ¿Repensarse?, ¿refundarse?, ¿democratizarse? Son algunas de las preguntas que, después del 1º de julio, cientos de mentores han lanzado a los cuatro vientos, y hay razón en ello. Su sentir, en buena medida, se entiende, se comprende, se comparte. Y es que, en la historia del magisterio, no había existido tal agresión a esa profesión que, por más que se diga lo contrario, ha formado y formado a millones de mexicanos.

    ¿Acaso los maestros y maestras no merecen ser tratados con respeto?, ¿acaso su trabajo no es motivo de gratitud y reconocimiento?, ¿acaso, ante la serie de vejaciones que la autoridad educativa comete muy a menudo, no merecen ser escuchados, comprendidos, defendidos?

    Ciertamente el SNTE, a través de la historia educativa de México, ha jugado un papel, a veces, protagónico. Su naturaleza política lo ha llevado a “negociar” ciertas posiciones y mejoras para los trabajadores al servicio del estado. No obstante, durante este sexenio, hay que decirlo, se equivocó y no ha sabido ni ha querido reconocerlo. Doble equivocación entonces.

    ¿La soberbia ronda el liderazgo de una dirigencia sin forma ni sentido? Sin duda y, con el riesgo de equivocarme, pienso, la humildad y aceptación de una decisión mal tomada en aquel lejano 2012, no pasará por la mente de quien dirige en estos momentos a un grupo minoritario de maestros.

    Sí, aunque el SNTE se vista de seda… no habrá forma ni vestido a través de la cual, el peso de una miopía y una sordera desmedida, logre sacarlo del embrollo en el que está metido.

    ¿Repensarse?, ¿refundarse?, ¿democratizarse? Pienso, tienen mucho sentido; no obstante considero, la renuncia (obligada o voluntaria) de su dirigente nacional, puede ser el inicio de una posible salida del ocaso en que se encuentra metido.

  • ¿Va para atrás la evaluación educativa?

    ¿Va para atrás la evaluación educativa?

    De nueva cuenta la evaluación docente y la cancelación de la reforma educativa salieron a relucir, una vez que el candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador, venció apabullantemente en las urnas el pasado 1 de julio a sus símiles: Ricardo Anaya, José Antonio Meade y Jaime Rodríguez “El Bronco”.

    Tal y como se imagina, hasta el momento en que cierro estas líneas, se ha dicho y ha pasado de todo: que si se cancelará o no la reforma educativa; que si ésta será sometida a una consulta para que se construya otra con la participación de propios y extraños; que si la evaluación será el punto medular de la discusión; que si ésta dejará de ser punitiva; o por el contrario: que dicha reforma no debe ser cancelada dado el derecho que tienen los niños a recibir una educación de calidad; que es una obligación del Estado mexicano, a través de sus instituciones, asegurar que haya una educación que responda a los requerimientos que la sociedad demanda; que si la evaluación docente reconoce el mérito y las “buenas” prácticas docentes. Sí, todo eso se ha dicho… y varios etcéteras más.

    En este orden de ideas, mucho de lo que se ha venido comentando y ha pasado en el terreno político y educativo en estos días, tiene que ver con las declaraciones que ha realizado quien, se dice, podría ocupar la Secretaría de Educación Pública (SEP), Esteban Moctezuma. Y no es para menos puesto que éste, en una entrevista que le otorgó a Carlos Loret de Mola en su noticiero matutino “Despierta con Loret”, afirmó que la mejor forma de evaluar a los maestros sería con los aprendizajes de sus alumnos.

    Dicho lo anterior, varios investigadores, académicos, maestros y colegas, fijamos una postura al respecto. Personalmente, deseo compartirles una reflexión más, sobre lo que implica la evaluación en el ejercicio docente. Veamos.

    Lamentablemente evaluar, así como se lee y como ha sido expresado por ciertos políticos (por ejemplo Aurelio Nuño y compañía) que, dicho sea de paso, poco o muy poco saben al respecto, se antoja fácil, puesto que alude al hecho de calificar el trabajo que, en este caso, realiza el profesor frente a sus alumnos; sin embargo, para quienes nos encontramos insertos en el terreno educativo, ésta, la evaluación, tiene otras connotaciones, un tanto diferentes a las que ciertamente los políticos plantean. Vaya, asegurar que de la noche a la mañana la educación en nuestro país mejoraría, con una evaluación que “supuestamente” evaluó el desempeño de los maestros, fue y es por demás irrisorio; porque por más que se diga lo contrario, dicha evaluación por su propia naturaleza es subjetiva, dada la relación existente entre el objeto evaluado, el evaluador y quien es evaluado.

    ¿Asunto complicado? Efectivamente. No obstante, sobre el tema existe bastante literatura y bastantes experiencias que nos indican que, a pesar de que esa evaluación esta permeada por esa subjetividad que planteo en el párrafo anterior, puede lograrse si se establecen los indicadores a través de los cuales el objeto evaluado (en este caso el proceso de enseñanza y aprendizaje) puede evaluarse. Y es aquí donde el asunto se pone interesante puesto que, por un lado, tenemos la práctica que el docente realiza en su salón de clase pero, por el otro lado, el aprendizaje que puede o no ocurrir en sus alumnos. Estamos hablando entonces, de un proceso que, aunque está ligado a un momento de enseñanza donde la didáctica cobra vida, no necesariamente produce un aprendizaje en los seres humanos. Tal parece que, con estos argumentos, el hecho evaluativo trae consigo diversos procesos: el del propio objeto de evaluación, el del evaluador y el del sujeto que es evaluado.

    Entonces, ¿para qué se establecen los indicadores si el alumno puede o no aprender lo que el maestro le coloca en su proceso? Precisamente para que, a través de estos indicadores, se pueda valorar las actividades que el docente implementa con la finalidad de generar un aprendizaje en sus alumnos. En este sentido es importante mencionar, que un examen no asegura que el alumno haya o no aprendido el contenido, lección o tema que el docente haya desarrollado y, tampoco asegura, que el propio docente pueda sentirse seguro y/o satisfecho en cuanto al abordaje de los contenidos cuyo fin haya sido propiciar esos aprendizajes en sus estudiantes. De ahí que es válido preguntarse: qué se está evaluando, para qué se esta evaluando, por qué se está evaluando… y agregaría: quién está evaluando.

    Triada interesante y que, durante este sexenio no logró esclarecerse por completo, puesto que como sabemos, la evaluación docente se redujo a una mínima parte de lo que la evaluación representa: la “valoración” de los conocimientos, y el despido de los maestros. ¿Por qué afirmo esto? Porque ni el informe de responsabilidades, ni el proyecto de enseñanza, ni el examen de conocimientos, asegura la valoración al cien por ciento, de la capacidad que haya tenido el docente para la generación de aprendizajes, ni que éstos hayan sido adquiridos por sus alumnos y, mucho menos, que quienes hayan sido los sujetos evaluadores, hayan evaluado toda esa capacidad de los dos agentes evaluados: profesor y alumno.

    Mucho queda por hacer; el diálogo, el debate, la discusión tiene que darse en un plano meramente académico. Ciertamente entiendo el lado político de las cosas; no obstante, si realmente deseamos contar con insumos que nos permitan mejorar lo que haya que mejorar, corregir lo que haya que corregir, destinar más recursos y capacitación donde tenga que ser destinado; pienso, estaremos dando un paso hacia el logro de lo que realmente queremos: una educación en el más amplio sentido de la palabra.

    Sí, coincido, lo punitivo de la evaluación debe ser eliminado. Sí, coincido, la evaluación debe verse como un proceso de mejora constante. Sí, coincido con aquellas voces que afirman que la evaluación va más allá de pensar que, con que el alumno haya o no aprendido, se está avanzando. Sí, coincido, el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) debe de hacer su trabajo y replantear el esquema de evaluación que hasta el momento se está implementando. Sí, coincido, la Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente (CNSPD), debe ser eso, una coordinación que coadyuve al logro de los propósitos de la SEP, y no la instancia que determiné quién es un buen maestro y quién no lo es, o quién está capacitado para ser un maestro y quién no lo está.

    Sí, en esos y otros asuntos, también coincido…

  • Cancelar la reforma educativa: lo sensato, lo correcto.

    Cancelar la reforma educativa: lo sensato, lo correcto.

    Recuerdo muy bien que el 2 de diciembre de 2012, un día después de que Peña Nieto asumió la Presidencia de la República, los dirigentes de los principales partidos políticos y éste firmaron en el Castillo de Chapultepec, algo que conocimos como el “Pacto por México”. Un pacto que, a decir de muchos, traería grandes beneficios para los habitantes de este país.

    Una serie de acuerdos y, en promedio, 95 compromisos, fueron los que durante varias semanas trajeron vueltos locos a los medios de comunicación, locales e internacionales.

    Así, resultado de tal acuerdo o “pacto”, 11 reformas estructurales se impulsaron y, mediante 58 modificaciones a la Constitución, a 81 leyes secundarias y la creación de 3 nuevas instituciones de gobierno, se logró concretar: la reforma laboral, la reforma energética, la reforma en telecomunicaciones y radiodifusión, la reforma hacendaria, la reforma financiera, la reforma educativa, la reforma político-electoral, la reforma en materia de transparencia, la nueva ley de amparo, el nuevo sistema penal acusatorio y las mejoras en materia de competencia económica.

    5 largos años han pasado desde aquel entonces y, la verdad de las cosas, después de las elecciones del pasado 1 de julio en las que Andrés Manuel López Obrador arrasó en los comicios, muy poco se habló al respecto porque en los hechos, los mexicanos evaluaron lo que en su momento los políticos acordaron y bueno, el resultado usted ya lo conoce: Morena se llevó el carro completo. Así, sin más ni más: el carro completo.

    De esta forma, a partir de que conocimos los resultados de esta elección, varios colegas, cuya voz se hace presente en diversos medios de comunicación, impresos y visuales, hemos aportado nuestro granito de arena con el ánimo de ejercer esa libertad de expresión que es tan suya como nuestra, pero también, para analizar los momentos como los que de ese domingo fuimos testigos. De ahí que me permitiré darles a conocer mi punto de vista, sobre un medio que por más de dos décadas tengo la grandiosa oportunidad de conocerlo, dados los anuncios que el ganador de esta elección ha hecho y que ha expresado a los cuatro vientos.

    Sí, López Obrador y, quien ha sido designado (por él) para ocupar la Secretaría de Educación Pública (SEP), Esteban Moctezuma, han expresado que la reforma educativa se cancelará una vez que el primero tome las riendas del país. Nada más sensato, nada más correcto.

    Y es que, hasta el momento en que cierro estas líneas, no me he enterado que en tales pronunciamientos, los aludidos, hayan planteado cosa diferente a la cancelación de esa reforma punitiva que atentó contra los derechos laborales de los más de un millón de maestros y maestras de México, y cuya aprobación se dio en las Cámaras de “representantes” del pueblo.

    Sí, fue (así, en pasado) una reforma que agredió brutalmente a los que cada día entregan más allá de su vida en cada una de las aulas de los cientos de escuelas que integran los diferentes niveles educativos. Sí, fue una reforma que no valoró ni reconoció lo que cada día los mentores realizan en cada uno de sus espacios escolares. Sí, fue una reforma cuya base se construyó, a partir de los intereses corporativos y políticos entre un sindicato (SNTE) y un mal gobierno. Sí, fue una reforma educativa que, en términos sencillos y concretos, no atendió lo educativo y sí trasgredió la función social de los maestros.

    Se dijo, en ese entonces, que era necesario recuperar la rectoría de la educación; sí, eso se dijo, pero no se dijo que en tal encomienda, los maestros serían los únicos afectados. ¿Qué hizo el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación? Nada. Por más absurdo que parezca, no hizo nada, y créame, el pasado 1 de julio a éste y al partido que en ese entonces edificó la maestra Elba Esther Gordillo, le cobraron la factura como deberían de habérselas cobrado: en las urnas. Nada más sensato, nada más correcto.

    ¿Qué beneficios trajo la reforma educativa como para que pensemos en que no debería ser cancelada? Siendo honestos, ninguno. Se habla de que el gran logro que tuvo esta modificación a las disposiciones legales trajo consigo la evaluación de los maestros, pero eso no es cierto; éstos, los maestros, en la década de los 90’s (por ejemplo) se sometían voluntariamente a una evaluación para ascender en su escalafón y, si aprobaban, lo hacían, tal y como estaba reglamentado. Ciertamente en este punto hay mucho que decir, sobre todo, por las inconsistencias y vicios que fueron apareciendo en Carrera Magisterial con el paso de los años, pero de que se evaluaban los maestros, se evaluaban.

    Hablar de la creación de un Fondo de Aportaciones para la Nómina Educativa, o del Censo que permitió conocer el estado que guardan las instituciones educativas en el país, o de la refundación del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) son, entre otras cosas, una obligación que tenía que realizar el Gobierno de la República. No hay más no hay menos o… ¿acaso no considera usted que todas y cada una de las acciones que hoy se gritan como “buenos” logros de este gobierno, son las que tuvo que haber cumplido, ni siquiera, como parte de un “Pacto por México”?

    Ciertamente, en política se dice que como parte de ese juego político se debe ejercer la negociación como punto medular para el logro de las políticas públicas, pero el resultado de dichas negociaciones ¿son en contra del pueblo, en este caso, de los maestros?

    No, no se equivoquen, no es mi intención defender a ultranza la postura de quien aún no asume la Presidencia de México y ya se le está cuestionando. De hecho, desde esta humilde trinchera haré lo propio cuando haya que hacerlo. De eso pueden estar seguros.

    No obstante, y con base en estos sencillos argumentos, permítanme afirmar que, en principio, cancelar la reforma laboral disfrazada de educativa: es lo sensato, es lo correcto. Ya después hablaremos de la incorporación de la educación de calidad como derecho, o bien, de la creación del Servicio Profesional Docente, o también, del “nuevo” modelo educativo que, hasta este momento, no ha sido tocado a fondo por quien en unos meses gobernará, y ya se le está atizando duro y en su terreno. No, no es que no sean importantes las cuestiones que menciono, desde mi punto de vista, son harto relevantes, lamentablemente el espacio que tan amablemente me ofrecen, no alcanza para abordar tantos temas con la calidad que se requiere. Ya habrá oportunidad para ello; de eso, también pueden estar seguros.

  • El tigre siempre estuvo ahí…

    El tigre siempre estuvo ahí…

    El tigre siempre estuvo ahí, sigiloso, al acecho de su presa. Su instinto natural surgió y la elección se definió.

    Tuvo que esperar cinco largos años, padeciendo serios castigos – inmerecidos, por cierto –, pero sabedor de que algún día daría el golpe certero.

    No, no se trató de un mal sueño; tampoco, de un imaginario que sólo habita en la mente de quienes piensan que la vida es la misma para todos. Claro, no todos viven en floridos campos fértiles; claro, no todos han vivido las penurias que la naturaleza impone y, para las cuales, no hay clemencia, solo la estrepitosa realidad de haber nacido en mundos diferentes.

    No, no se trató de una serie de pesadillas, continuas, atosigantes.  Se trató pues, de una serie de vejaciones, malos tratos y amargos sufrimientos. Su especie, aún sin estar en peligro de extinción, se vio una y otra vez atacada, denostada, agredida, sobajada, golpeada. El temor era evidente. No había forma de quitarse el yugo que lo estrangulaba. Sabía que la esperanza se hallaba mermada… pero aún confiaba.

    ¿Qué otra cosa podía hacer si sus posibilidades emancipadoras se veían constantemente atacadas por quiénes, en principio, deberían propiciarlas?, ¿qué otra cosa podía hacer si al menor intento, otros tantos más de su misma especie, eran desaparecidos o mutilados?, ¿qué otra cosa podía hacer si su rugido, cual clemencia que continuamente se lanza a los cuatro vientos, era completamente ignorado y apabullado por las armas que deberían protegerlo?

    Acorralado y sin un dejo de libertad, simple y llanamente esperaba. Sí, esperaba. Sabía que el momento aún no llegaba y, sólo tal vez, la idea, la vaga idea de un futuro mejor por una pequeña abertura aún se asomaba. ¿Acaso no el instinto provoca la sobrevivencia del alma?, ¿acaso no el instinto genera la posibilidad de vislumbrar un mejor mañana?, ¿acaso no el instinto propicia el actuar sin temores y falsas esperanzas?

    Sí, el tigre siempre estuvo ahí, al acecho, esperando el momento en que las condiciones naturales lo llevaran a mostrar su poderío, su fuerza inquebrantable, su espíritu inasequible. Sí, el tigre siempre estuvo ahí, agazapado, observando, midiendo el terreno, asegurando su ataque. Sabía pues, que la paciencia era el único elemento que lo llevaría a ganar la batalla. Desigual, por cierto, pero no había de otra: o esperaba o esperaba; y no era para menos, la serie de atroces sucesos que habían mostrado la crueldad existente en su hábitat, lo forjaron, lo calmaron, lo apaciguaron, momentáneamente, pero al menos, eso sí lograron.

    Lo que jamás lograron, fue comprender ese instinto cuya esencia se circunscribe a la propia naturaleza y de lo que ella emana. Sí, una naturaleza que no vacila, no juega, no intenta. Simplemente ocurre, sucede, se manifiesta…

    Y así fue, el momento llegó y la naturaleza actuó. El tigre, ese que por varios años se mantuvo agazapado, salió de la nada para demostrar que su fuerza es única, inigualable e incomparable. No hubo poder que lo detuviera. Las condiciones naturales estaban dadas y el tiempo había llegado.

    No, no fue un instinto de venganza, rencor u odio. Se trató de un hecho natural que, cual río embravecido por la tormenta vuelve a la calma; después de varias tormentas, varios sinsabores, varios intentos fallidos, logró que el tigre retomara su curso, su andar, su camino. Un camino que, ciertamente está irreconocible, pero que puede ser reconstruido con mesura, prudencia y con calma. Esa calma que solamente otorga la tranquilidad del deber cumplido; porque si de algo estoy seguro, es que ese tigre, ese que estuvo oprimido, después de lo vivido, no volverá ni buscará lo mismo. ¿Por qué afirmo esto? Porque tengo claro que mientras ese tigre sea consciente de que él es él y sus circunstancias, nada, pero absolutamente nada, podrá envolverlo ni convencerlo de regresar a la prisión a la que fue sometido y, para ello, la educación que pueda recibir en diferentes espacios, será de vital importancia para lograr tal cometido.

    Un cometido que, lejos de representar un gran desafío, resulta favorecedor para quiénes en ese hábitat, tenemos la gran fortuna de dedicarnos a la enseñanza.

    Sí, el tigre siempre estuvo ahí, y ahí estará esperando…

  • Los libros de texto: un doble tránsito.

    Los libros de texto: un doble tránsito.

    Uno de los grandes sueños que tuvo el ex Secretario de Educación, Aurelio Nuño, fue ver cristalizado el modelo educativo que “tanto” trabajo le costó diseñar en las oficinas ubicadas en la Calle de República de Argentina en la Ciudad de México y que, a decir de él, colocaría a la educación de nuestro país, en los primeros lugares del ranking mundial. Sí, dicho sueño está a punto de verse realizado. Sin embargo, le pediría que no lanzáramos campanas al vuelo porque, independientemente de que entre en vigor el modelo educativo para la educación obligatoria (2017); éste no precisamente nos llevará, ipso facto, a ser un país de primer mundo.

    No, no crea ni considere que estoy menospreciando el trabajo que a diario realizan miles de maestros y maestras en sus centros escolares; por el contrario, reconozco la importante actividad que llevan a cabo en cada una de sus escuelas pero, como bien se dice, hay de realidades a realidades y, dado el caso, me gustaría compartirles algunas de las que he podido vislumbrar a partir del trabajo diario, en la interacción constante con mis alumnos, y del compartir experiencias con varios profesores de los distintos niveles educativos que conforman el Sistema Educativo Mexicano (SEM).

    Como ustedes bien saben, el pasado 19 de junio, el titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Otto Granados, presentó los libros de texto gratuitos del nuevo modelo educativo, mismos que serán entregados a los docentes de México para que éstos a su vez, tengan en sus manos, las “herramientas” para concretar la “transformación educativa” de México.

    Así pues, más allá de lo que el discurso pueda representar y/o significar dado el momento electoral que estamos viviendo. Personalmente, al igual que lo han hecho en estos días otros tantos apreciables colegas, me di a la tarea de descargar los materiales que la SEP difundió, como decía, el pasado 19 de junio, para analizar, al menos de manera inicial, algunos de los elementos que éstos contienen para, a partir de ello, comenzar con un análisis más profundo y, en la medida de mis o de nuestras posibilidades, compartir algunas de las reflexiones para que con ello, nos apoyemos en la comprensión de esos materiales, dado que como también sabemos, el curso sobre aprendizajes clave que la misma SEP ofreció en línea o los que en las distintas entidades de la República Mexicana se ofrecieron (y se seguirán ofreciendo), dejaron mucho que desear.

    Pues bien, insisto, inicialmente, considero que los materiales tienen un diseño “bonito”, llamativo, colorido y, podría decir, que hasta atractivo y visualmente correcto. Se observa que hubo un cuidado en dicho diseño y en la elección de las imágenes que en sus interiores se miran. No obstante, como bien sabemos, las imágenes son importantes, sí, pero no fundamentales en el proceso de enseñanza y de aprendizaje – sobre todo cuando hablamos de estilos de aprendizajes en los niños – tal y como lo es el contenido, la intención didáctica de éste y las formas en las que puede planearse, trabajarse y evaluarse tal contenido. De ahí que tenga sentido, la aseveración que hace unos meses realizaba en cuanto a que, con el modelo educativo 2017, estábamos ante un “tránsito didáctico” que colocaba al centro al docente y los procesos de enseñanza, en lugar de ubicar en ese centro al proceso de aprendizaje y al alumno que es generador de dicho aprendizaje. Pongo un ejemplo: en el “Libro de la Educadora. Educación Preescolar” que la SEP elaboró, se recupera la idea de emplear láminas didácticas como un material de apoyo que de lugar a los procesos de interacción con los niños y entre ellos. En dicho libro se señala, la existencia de 33 láminas y, se tienen contemplado que se vayan construyendo otras más. De hecho, en ese mismo texto se define qué es una lámina didáctica: es una imagen que está diseñada para plantear situaciones de aprendizaje con distintas finalidades y diferentes grados de dificultad. Ojo con el término “plantear”, porque como tal, éste nos llevaría a preguntarnos: qué plantear, para qué plantear y por qué plantear, en este caso una situación de aprendizaje, con un grupo de niños en específico.

    Continuo con este breve análisis. En las propuestas de situaciones didácticas que se presentan en ese libro para la educadora, se sugiere reiteradamente, que los niños lean y escriban (por ejemplo), lo cual no significa que éstos deban aprender a deletrear, a ejercitar, o trazar letras hasta aprender el abecedario para después formar sílabas y palabras, por el contrario, se trata pues (según el texto), de que los niños reconozcan sus capacidades, asumiendo (por parte del docente) que los pequeños leen cuando exploran un libro, cuando observan imágenes y textos escritos, cuando se fijan en los detalles, cuando piensan o imaginan de qué tratan éstas (y logran expresar ciertas ideas); o cuando toman el libro que alguien leyó para ellos y se lo cuentan a su compañero. De ahí que en ese mismo material pueda leerse, que esos supuestos o esas interpretaciones que hacen los niños, son actos de lectura no convencional pero que muestran procesos reflexivos que propician comprensión y construcción de significados.

    Sigo con el planteamiento. En el apartado “Libros para los niños” que contiene el Libro para la Educadoras, se dice que: al instalar la situación de lectura cotidiana en el aula es importante que usted piense en las razones por las que propone una lectura cada día, la manera cómo va a leerla, los desafíos interpretativos del texto y, si es pertinente, cómo jugar con la expresión para despertar el interés de los niños… (además de que) mediante un acercamiento cotidiano con los libros y su intervención como educadora, los niños crearán una relación afectiva con sus libros y aprenderán a cuidarlos como objeto cercano y muy preciado.

    Sí, todo eso se dice en el documento que refiero; lo que no se dice en el mismo, es cómo debe el docente desarrollar las habilidades que son propias de su ejercicio en un salón de clases donde, para acabar pronto, las problemáticas son divergentes. Me explico.

    Recientemente, en una vista que tuve a una escuela primaria, en una charla que sostenía con una apreciable colega, ésta me comentaba que su grupo lo conforman 27 0 29 alumnos. De los cuales, 1 presentaba anacusia, 1 más hipoacusia, 3 de ellos ya habían sido diagnosticados (por especialistas externos dado que la escuela no cuenta con personal de USAER) con TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad), 4 alumnos vivían con sus abuelos porque sus padres se fueron al extranjero, 3 más presentaban síntomas diversos de agresividad moderada porque sus padres se estaban divorciando, 9 de ellos tenían sobrepeso, etc., etc., etc.; esto sin considerar todo el trabajo “administrativo” que tenía que realizar para subir los datos que el SISAT requería (por ejemplo), o bien, el que su propia comisión representaba al ser la responsable de Acción Social y organizar los famosos comités de participación social. Claro, entre otras tantas cosas más.

    Sí, es interesante y harto halagador lo que el mismo libro de texto propone para la generación de aprendizajes en los pequeños. Sí, el diseño, los colores, las propuestas y las sugerencias para emplear los materiales, es harto bonito. Sin embargo, hay de realidades a realidades y, tal como la que acabo de plantear, hay cientos más que existen en el nivel básico del SEM. Ciertamente es obligación del docente atenderlas para que, en sus posibilidades, se subsanen. No obstante, aún sigo preguntándome si valió la pena gastar 2,700% en imagen de un secretario gris y parco, que en capacitar a cientos de maestros que viven a diario, problemas como los que le comento.

    ¿Un doble tránsito? Sí, uno que implica la didáctica como tal y el otro, lo que la misma realidad te arroja en la cara sin que haya esa una posibilidad de atenderla adecuadamente, simple y sencillamente, porque no existe apoyo real para el docente.

    En fin, tiempo al tiempo.

  • Qué tipo de maestro queremos en las normales.

    Qué tipo de maestro queremos en las normales.

    La implementación al cuarto para las doce del “nuevo” modelo educativo para la educación normal, trajo consigo diversas reacciones en el subsistema normalista. Subsistema que, pocas veces, tiene reacciones como las que pudimos observar semanas atrás en diferentes medios de comunicación. Esto, derivado de la política que la Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación (DGESPE) impulsó de 2014 a la fecha.

    Curiosamente, el tema que movilizó a diversos integrantes de las normales, no fue precisamente el de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, desaparecidos hasta el momento; tampoco, la falta de claridad en la aplicación de varios millones de pesos en las escuelas normales rurales del país; mucho menos, la implementación de unas normas que regulan, a partir de febrero, la vida interna de las instituciones formadoras de docentes. Se trató pues, como decía, de la implementación de un plan de estudios, inacabado y que pretende implementarse a partir del ciclo escolar 2018-2019.

    El debate entre quienes demandamos un aplazamiento en dicha implementación para el ciclo escolar 2019-2020, y quienes estuvieron a favor de su puesta en marcha en un par de meses, fue intenso; lleno de momentos álgidos pero también, de posicionamientos que más allá de una probable confrontación que pueda existir entre ambas posturas, ha venido aportando un diálogo que me parece importante seguir haciendo: la educación normal que se brinda en México.

    Ciertamente, por mandado constitucional, las escuelas normales no son autónomas; eso lo sabemos muy bien quienes nos encontramos inmersos en el ámbito educativo. Sin embargo, bien valdría la pena preguntarse si, a la luz de los distintos acontecimientos educativos que a diario se hacen latentes en nuestro país, la educación normal debe continuar o estar sujeta a las disposiciones y/o visiones del propio Estado o de las autoridades que actúan en nombre de ese Estado. Estoy hablando desde luego, de una autonomía institucional. ¿Similar a las de las Universidades? No lo tengo claro aún, lo que si sé es que urge que se visualice un esquema diferente y se conciba de manera diferente al medio normalista en comento.

    En este escenario, un asunto que me pareció de lo más importante, tiene que ver con la participación de estudiantes normalistas de la Benemérita Escuela Normal Veracruzana (BENV) cuando, a partir del diálogo que su comité estableció para decidir si fijaban un posicionamiento o no, dada la información con la que se contaba en esos momentos sobre la puesta en marcha de ese “nuevo” modelo educativo; al final de día, optaron por emprender una manifestación en la que participaron dichos alumnos, personal administrativo y docente que labora en esa prestigiada normal de México.

    Asunto nada menor si consideramos que la Normal Veracruzana “Enrique C. Rébsamen”, es una institución educativa donde las formas de organización académica, administrativa y estudiantil, propias del normalismo mexicano, cobran vida. Y cobran vida porque sus integrantes, han trabajado por muchos años en la formación de estudiantes que, una vez en servicio, logran enfrentar, con la capacidad y habilidades que el ejercicio docente requiere, los grandes retos y/o problemas que trae consigo el Sistema Educativo Mexicano (SEM).

    Esta situación, aunada a la exposición de otros tantos jóvenes y maestros de otras escuelas normales que, debo decirlo, también se manifestaron – de manera digital vía redes sociales – a favor de la implementación de la propuesta curricular que la DGESPE vino trabajando, repito, de unos meses a la fecha; habla pues, de un normalismo vigoroso que tiene la preocupación y ocupación en y por la formación de los futuros maestros de México.

    Lamentablemente, a la voz de una canción conocida por todos los mexicanos y cuyo estribillo dice: “los mariachis callaron”, la DGESPE, hasta el momento en que cierro estas líneas, guardó y ha guardado un silencio absoluto entorno a lo que a varios, me incluyo, nos preocupa y ocupa. Las razones, solamente el o los funcionarios que la representan la conocen. Puede deducirse, pero lo que no acaba de entenderse, es el por qué de ese silencio si, según se dice, fue una propuesta que gozó del respaldo de las normalistas de México.

    En este sentido, es importante dejar en claro que, el normalismo mexicano es heterogéneo y, tal vez, complejo de entender. Las políticas que desde hace varias décadas y que los mismos gobiernos han implementado con el propósito de “impulsarlo” o detenerlo, han sido las que, muy probablemente, han propiciado esa heterogeneidad a la que hago referencia.

    Una muestra de ello, fue precisamente las diversas expresiones que durante poco más de tres semanas se manifestaron con relación a este tema. Diversas, disímbolas, desiguales, heterogéneas, como sólo se viven en el normalismo en México. ¿Debilidad? En absoluto, cada una de estas escuelas normales tienen clara la misión que deben cumplir. No, no se trata de un deber abstracto ni de un imaginario infértil; se trata pues, de una formación con todo lo que la pedagogía y la didáctica implica.

    Y es precisamente en estos dos últimos conceptos donde, desde mi perspectiva, se debe fortalecer el debate. No, no se trata de traer a colación una didáctica como la que Juan Amos Comenio planteaba en su momento. No, no se trata de fijar una postura radical a partir de la pedagogía clásica, por ejemplo. Se trata pues, de pensar y repensar qué tipo de maestro queremos. Y es ahí donde el aplazamiento cobra sentido porque, más allá de la posible “armonización” que debe darse con la educación básica, se tiene que partir no del modelo educativo que planteó la Secretaría de Educación Pública (SEP) cuya esencia se halla en una corriente neoliberal desgastada y cuyos resultados no han sido muy buenos, por cierto; setrata pues, de considerar las realidades que se viven en ese nivel educativo para que el docente o futuro docente se forme en consecuencia. ¿De qué sirve trabajar a través de lo que se conoce como “aula invertida” si las condiciones en las que viven millones de mexicanos no son las que se requieren para este propósito?, ¿de qué sirve la educación socioemocional si el gobierno no hace su parte y no trabaja para disminuir los índices de inseguridad que prevalecen y siguen creciendo en México?

    Con negritas:

    El 20 y 21 de junio, en la Ciudad de Saltillo Coahuila, la DGESPE comenzó con la “habilitación” de las mallas curriculares y los cursos que habrán de implementarse en las escuelas normales a partir de agosto de ese año; dicha “habilitación” podría ser pertinente si los cursos ya estuvieran concluidos, pero como aún no lo están, ese trabajo se queda así, entrecomillas y con puntos suspensivos.

  • Aplazar el rediseño a la educación normal: un asunto serio.

    Aplazar el rediseño a la educación normal: un asunto serio.

    El debate que en las últimas semanas se ha tenido en uno de los subsistemas que por años había estado en el olvido, ha dejado entrever, la gran necesidad de dialogar y conversar sobre la incuestionable formación inicial de docentes en México. Me refiero pues, lo que en la educación normal se ha leído y conocido en los últimos días que, dicho sea de paso, en absoluto es nada menor, si comparamos con lo que realmente se espera de la formación de los profesores que habrán de incorporarse en el Sistema Educativo Mexicano (SEM) en los próximos años. Y es que como bien sabemos, el “nuevo” modelo educativo para la educación normal que pretende implementarse en las más de 400 escuelas normales (públicas y privadas) que actualmente existen en el país, aún no está acabado. Motivo por el cual, es pertinente establecer una serie de argumentos que nos lleven, precisamente, a considerar el aplazamiento del que le he venido hablando en las últimas tres semanas. Veamos.

    El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) menciona, que “en México habitan más de 20 millones de niñas, niños y adolescentes que viven en hogares que experimentan algún tipo de pobreza, situación que tiene una alta probabilidad de volverse permanente y sus consecuencias negativas podrían ser irreversibles” (Animal Político, 30/04/2018). Esta situación, ligada a la alimentación de cientos de niños que, según la UNICEF, en México alcanza niveles crónicos en zonas rurales, tales como el 20.9%, y el 11.1% en zonas urbanas, agrava aún más el problema; esto, si consideramos que “en el grupo de edades de cinco a catorce años, la desnutrición crónica en las poblaciones urbanas es de 7.25%, (pero) la cifra se duplica en las rurales” (El Universal, 28/01/2018). En contra parte, “según datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut), en 2016, refería que el 73% de la población adulta en México padecía sobrepeso u obesidad: siete de cada 10 adultos, cuatro de cada 10 jóvenes y uno de cada tres niños” (El Excelsior, 11/03/2018) tenían sobrepeso u obesidad. Pobreza, pobreza extrema, desnutrición, sobrepeso y obesidad, son tres grandes problemas que en pleno siglo XXI se hacen latentes en México. ¿Cómo debería formarse al nuevo maestro para que enfrente estos retos?

    Ahora bien, un tema que no es nada sencillo de abordar, tiene que ver con el abuso infantil, el trabajo infantil y las adicciones que en este sector se han venido incrementando en los últimos años, consecuencia de lo que pasa en el entorno, y que no se ha podido atacar con políticas públicas (aunque sea con una) por parte del Gobierno Federal en turno. Cito tres datos: la Organización Mundial de la Salud, menciona que “aproximadamente el 20% de las mujeres y un 10% de los hombres han sufrido abusos sexuales en la infancia. Del 25 al 50% de los niños de ambos sexos, reportan maltratos físicos. Las consecuencias del maltrato recaen en la salud física y mental: depresión, adicciones, precocidad y obesidad” (Universia.Net,30/04/2018).

    Por su parte, el “Módulo de Trabajo Infantil, indica que más de tres millones de niños entre 5 y 17 años realizan actividades económicas y laborales, de los cuales, el 47% no perciben remuneración alguna. Además, el 8% de los niños y niñas de 5 y 14 años que laboran tienen jornadas de más de 34 horas semana, el 24% no tienen un horario regular de trabajo, y el 1.6% trabajan en lugares no apropiados o no permitidos” (Universia.Net, 30/04/2018). Y, finalmente, la “Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) en un estudio realizado entre 2011 y 2012 reveló que una de las consecuencias de la guerra contra el narcotráfico ha sido el deceso de 1,226 niños y niñas en fuego cruzado y ataques directos” (Univesia.Net, 30/04/2018). De ahí que pueda entenderse que, “el consumo de drogas, alcohol y tabaco en la población infantil y adolescente haya registrado un notable incremento en los últimos años, al pasar de 2.9 en 2011 a 6.2% en 2016” (Proceso, 04/08/2017). ¿Cómo debería formarse al nuevo maestro para que enfrente estos retos?

    Por último, dos datos (aunque hay muchos más al respecto) que me parece importante tomar en cuenta, son los que proporciona la encuesta nacional de la Dinámica Demográfica en 2014: “en el país existen 2.4 millones de mexicanos sordos, de los cuales, 84 mil 957 son menores de 14 años. De éstos, sólo 64%, es decir 54 mil 372, asiste a la escuela” (El Universal, 02/04/2017). Y, también, los que la “encuesta nacional de Epidemiología Psiquiátrica señala: 1 millón 600 mil niños tendría Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), es decir, hasta el 6 por ciento de la población de 6 a 16 años; sólo 8 por ciento es atendido” (Ángulo 7, 6/02/2018). ¿Cómo debería formarse al nuevo maestro para que enfrente estos retos?

    Esto, aunado a un dato que me parece de lo más relevante considerar en este espacio, y que la misma SEP dio a conocer hace un par de años, al referir que en México “existen 43 mil 665 escuelas multigrado que representan 44 por ciento del total de las escuelas primarias públicas. Estas escuelas atienden a un millón 327 388 alumnos en condiciones de vulnerabilidad social, aislamiento docente y escasa supervisión, asesoría y acompañamiento pedagógico” (El Financiero, 07/07/2016). ¿Cómo debería formarse al nuevo maestro para que enfrente estos retos?

    Si, la pregunta es: ¿cómo debería formarse al nuevo maestro para que enfrente estos retos? Tengo claro que, en diseño curricular, se toman en cuenta las corrientes pedagógicas y contemporáneas (por ejemplo) que circundan el mundo entero. No obstante, en México, dados los contextos como los que brevemente he expuesto (aunque repito, hay más), se debe pensar y repensar la educación que habrían de recibir los miles de niños y jóvenes que podrían acudir a las escuelas de todos los niveles educativos. Por qué entonces, no pensar y repensar la formación inicial que los docentes habrían de recibir en las escuelas normales del país. Es claro que la formación docente debe ir a la par de los grandes cambios sociales, políticos, económicos y culturales que el mundo y las sociedades imponen; sin embargo, omitir grandes problemas que aquejan a la población infantil (por ejemplo) en nuestro país, tiene sus riesgos. En consecuencia, ¿por qué no se consideró en el proceso de “rediseño curricular” a uno de los actores fundamentales del proceso educativo como son los maestros y maestras de educación preescolar, primaria, secundaria y bachillerato?, ¿acaso su experiencia y conocimiento en el abordaje de los contenidos y el tratamiento de varios problemas como los que le he expuesto no fue relevante? En ese sentido, ¿cuál sería el perfil del nuevo docente que debería formarse para enfrentar los grandes problemas que aquejan a un país tan vapuleado como el nuestro?

    Hace ya algunos años, Henry Giroux, destacó “el papel del docente en el proceso formativo en la sociedad actual, concibiendo al profesor como un intelectual crítico, reflexivo y transformador, y dándole a la educación un sentido relevante en la transformación y cambio de la sociedad” (Suárez, M., 2000); consecuentemente, si la formación inicial de docentes se concibe como mera instrumentación y operación de programas educativos, ¿cómo podemos transformar y cambiar a la sociedad a partir de la crítica, reflexión y transformación como la que el mismo autor señala?, ¿se trata de educar seres pensantes para que actúen en consecuencia?


    Referencias:

    *http://noticias.universia.net.mx/actualidad/noticia/2013/04/30/1020651/ninez-mexico-datos-duros.html

    *http://www.eluniversal.com.mx/articulo/arnoldo-kraus/nacion/malnutricion-en-mexico

    *https://www.excelsior.com.mx/global/2018/03/11/1225688

    *https://www.animalpolitico.com/2018/04/20-millones-ninos-pobres-coneval/

    *http://www.eluniversal.com.mx/articulo/periodismo-de-datos/2017/04/2/sordos-en-mexico-sin-educacion-ni-trabajo

    *http://www.angulo7.com.mx/2018/02/06/mexico-1-6-millones-ninos-tdah-solo-8-atendidos/

    *https://www.proceso.com.mx/497730/se-dispara-consumo-drogas-alcohol-tabaco-en-ninos-adolescentes-ssa

    *http://www.elfinanciero.com.mx/opinion/georgina-morett/44-de-las-escuelas-son-multigrado

  • La DGESPE, lo que no se ve tras la máscara.

    La DGESPE, lo que no se ve tras la máscara.

    La discusión sobre la educación normal que se ofrece en México a miles de estudiantes que egresan de nivel medio superior, tuvo un auge importante la semana pasada cuando, por un lado, docentes de la Benemérita Escuela Normal Veracruzana “Enrique C. Rébsamen” (BENV) y de la Benemérita Escuela Nacional de Maestros (BENM), fijaron una postura de aplazamiento con relación a la propuesta curricular que la Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación (DGESPE) pretende imponer en las escuelas normales a partir del mes de agosto de este año. Dicho aplazamiento debe darse, en razón de 5 puntos que son, en ambos casos, coincidentes pero, en otros, diferentes dado que: el diseño curricular está en proceso; hay una carga excesiva de inglés en la formación docente; el descuido de la formación integral al dejar de lado el arte, la educación física, la formación histórica, filosófica y social; la emisión de convocatorias de las escuelas normales para nuevo ingreso (para el ciclo escolar 2018-2019) con el plan de estudios vigente (2012); la transformación de las escuelas normales no se reducen a propuestas curriculares, implica otros puntos como la gestión y autonomía; finalmente, como punto adicional, la BENV exige una auditoría que clarifique el destino de más de 2 millones de pesos destinados para capacitación y para el mejoramiento de escuelas.

    Ante tales argumentos, diversos maestros de varias escuelas normales del país, hicieron lo propio y, mediante comunicados a través de diversos medios y redes sociales, fijaron un posicionamiento a favor de la implementación de esa propuesta curricular dado que, a decir de éstos, dicha propuesta ha sido trabajada por los propios normalistas en las reuniones a las que la DGESPE los ha convocado con ese propósito.

    El encuentro entre ambas posturas arreció cuando profesores de la BENV ofrecieron una conferencia de prensa mediante la cual, dieron a conocer que habían solicitado el aplazamiento de esa propuesta curricular mientras que, por el otro lado, un grupo de representantes de maestros de esas escuelas normales que han participado en su construcción, hicieron lo conducente y también marcaron su postura en una conferencia de prensa en la Ciudad de México.

    Contextualizado el enfrentamiento que se vivió la semana pasada, un asunto que me parece importante subrayar en estos momentos, tienen que ver con una pregunta que un reportero formuló a aquellos profesores que sí están a favor del “nuevo” modelo educativo para las escuelas normales en esa rueda de prensa. En términos sencillos y concretos el periodista cuestionó: ¿quiénes fueron los responsables del rezago, por 19 años, en la modificación de la curricula para las escuelas normales? Interesante cuestionamiento que no fue del todo respondido por los maestros pero que, desde mi perspectiva, esos responsables sí tienen nombres y apellidos: los gobiernos de extracción priista, panista y, como es obvio, el priista que hoy gobierna a México.

    Y es que mire usted, el posible enfrentamiento que puede verse entre colegas de las escuelas normales tiene un origen; éste se encuentra en la DGESPE, no hay más, no vayamos tan lejos. Es obvio que esta instancia tiene un compromiso político y tiene que cumplirlo a como dé lugar porque, si no fuera de esta manera, porqué insistir en la implementación de un plan de estudios que no está terminado y que en estos momentos está siendo revisado por expertos cuyo anonimato es preocupante.

    Quienes hemos tenido la oportunidad de trabajar en el diseño de un curso, taller o programa de estudio, sabemos que antes de echar andar un proyecto con tales características, éste debe ser piloteado, tal y como durante este ciclo escolar (2017-2018) sucedió en 1000 escuelas de educación básica del país. ¿Por qué, irresponsablemente, la DGESPE pretende implementar un plan de estudios sin que se haya piloteado?, ¿por qué, irresponsablemente, la DGESPE pretende implementar un plan de estudios en todas las escuelas normales de México si su gestión llegó a su fin y ya no les tocará implementarlo?, ¿por qué, irresponsablemente, implementar un “nuevo” modelo educativo cuya capacitación se reduce a unos cuantos días del mes de junio mientras que para la educación básica, con todas sus deficiencias, ha durado prácticamente un año?, ¿por qué, irresponsablemente, se han propuesto más horas para la enseñanza y aprendizaje del inglés si las escuelas normales no forman especialistas en esta materia puesto que el mismo documento “Aprendizajes Clave para la Educación Integral así lo refiere?, ¿por qué, irresponsablemente, ha guardado silencio durante ese posible enfrentamiento que se suscitó la semana pasada entre colegas normalistas?

    Lo he dicho y lo sostengo públicamente; los profesores y profesoras que han participado en el rediseño curricular son maestros cuya trayectoria y capacidad académica es incuestionable. En varios escritos he hablado y he dado cuenta de la enorme capacidad y talento que hay en todas las escuelas normales de México. De hecho, por mi parte, exijo a la autoridad educativa que hoy dirige la DGESPE, que en los planes de estudios que se están construyendo, se le otorgue el crédito (con nombres y apellidos) a todos y cada uno de estos maestros que participaron en el rediseño curricular puesto que, como pudimos observar y conocer en el documento que se hizo público hace unos días denominado “Estrategia de Transformación y Fortalecimiento de las Escuelas Normales”, en éste, no aparece ningún nombre de esos profesores quienes dedicaron su tiempo, esfuerzo y, lo más valioso, su conocimiento, para construir un plan de estudios acorde a las necesidades y demandas del normalismo mexicano.

    En este sentido, es que precisamente cobra fuerza el tema del aplazamiento y de la defensa de esa propuesta curricular. Sí, es de suma importancia aplazar su implementación. Y sí, es de gran relevancia defender (con el gobierno que llegue a quedar en la presidencia después de este 1 de julio) lo que los mismos normalistas han hecho a favor de la educación de las escuelas normales. Se trata pues, de vislumbrar un escenario en el que el aquel objetivo primario y supremo, sea el de la educación normal en México, y no lo que la misma DGESPE determine por un compromiso político (o capricho) que haya emprendido con tal o cual ex Secretario, o Secretario de Educación. Dese cuenta, ellos ya se van y los normalistas aquí seguiremos. Con nuestras divergencias, pero también, con grandes convergencias como las que aquí he expuesto. El enemigo no está en casa, está fuera de casa y, afortunadamente, repito, ya se va porque según veo, el gobierno (priista) tiene sus horas contadas en palacio nacional.

    Con negritas:

    La educación es un bien público no un secreto de estado, ¿por qué si la misma DGESPE asegura que éste ha sido un proceso transparente y que ha gozado del consenso de todos los actores involucrados, no hizo ni ha hecho públicos los documentos que los normalistas han venido trabajando por más de un año?, ¿por qué si la educación es un bien público, desde la misma DGESPE se ha propiciado la división del normalismo mexicano?, ¿por qué si la educación es un bien público, no se ha dialogado con otros expertos mexicanos en diseño curricular cuyas credenciales son más que reconocidas a nivel nacional e internacional?, ¿por qué si la educación es un bien público, la misma DGESPE no se ha sentado a dialogar con los “opositores y defensores” del “nuevo” modelo educativo para la educación normal? En suma, ¿por qué si la educación es un bien público, la misma DGESPE, ha sesgado su visión hacia los compromisos políticos y secretariales que puede llegar a cumplir, más que en aquella que representa un verdadero empuje para las escuelas normales de México?

  • Por un normalismo incluyente. Firma la petición.

    Por un normalismo incluyente. Firma la petición.

    El Sistema Educativo Mexicano no podría comprenderse sin las escuelas normales y la importante función que le fue conferida por el Estado para formar a miles de maestros y maestras que han ocupado, ocupan y ocuparán, un lugar en las escuelas de nivel básico, medio superior y superior de dicho Sistema.

    Su tránsito, ha estado marcado por políticas educativas que, irresponsable e incongruentemente, han impuesto los gobiernos federales a través de la Secretaría de Educación Pública (SEP). Basta con referir que, por acuerdo presidencial en 1984, las escuelas normales forman parte de las Instituciones de Educación Superior en el país, pero sin que éstas, gocen de una autonomía que les permita formular planes y programas de estudios, de gestionar recursos, o de organizarse y desarrollarse armónicamente conforme a sus necesidades, contextos y prácticas educativas y docentes tan necesarias en un mundo tan cambiante como el nuestro.

    En este sentido el pasado 22 de mayo, el Secretario de Educación Pública, Otto Granados, anunció la Estrategia de Transformación y Fortalecimiento de las Escuelas Normales, en la Ciudad de México; estrategia que trajo consigo reacciones diversas en las escuelas normales y entre docentes normalistas, que los llevó a fijar una postura sobre la implementación del Plan de Estudios 2018: su aplazamiento. Tal es el caso de los profesores de la Benemérita Escuela Nacional de Maestros o de la Benemérita Escuela Normal Veracruzana.

    Un aplazamiento que cobra sentido si se considera que la Dirección de Educación Superior para Profesionales de la Educación (DGESPE), ha venido elaborando de manera sesgada, los planes de estudio para las Licenciaturas en Educación Preescolar, Primaria, Secundaria, Especial y Física; sin que hasta el momento en que se anunció esa Estrategia de Transformación, cuente con los planes y las mallas curriculares que habrán de implementarse en próximos meses en las escuelas normales del país. De hecho, los cursos que podrían ser impartidos en un primer semestre, por docentes en esas escuelas normales, tampoco están terminados; motivo por el cual, surgen interrogantes que nos invitan a la reflexión: ¿cuál es la prisa de poner en marcha los planes de estudio sin que estén terminados puesto que, como sabemos, un requisito básico que la misma DEGESPE solicita para que las IES ofrezcan licenciaturas (con sus respectivos planes de estudio) es contar con todos los elementos para su operación?, ¿acaso por ser la DGESPE ésta goza de esa posibilidad y las IES no?, ¿en qué momento se darán a conocer las normas de control escolar que habrán de operar bajo los indicadores que establecen los planes de estudio?, ¿cuándo y quiénes van a capacitar a los maestros normalistas para que implementen un plan de estudios inacabado?, ¿por qué no se ha discutido la pertinencia o no, del incremento de la enseñanza de un segundo idioma (inglés), dada la misión de las escuela normales?, ¿por qué “armonizar” un plan de estudios con la educación básica si los procesos de enseñanza y aprendizaje se viven de diferente forma en ambos niveles?, ¿por qué implementar una estrategia de fortalecimiento si no han sido atendidas ni subsanadas deficiencias de infraestructura, falta de recursos y/o presupuesto, y de capacidad académica en la mayoría de las normales?

    La educación es un bien público, y como tal, todos los actores deben participar en la construcción de propuestas que traigan beneficios a la sociedad en su conjunto; sin embargo, en la elaboración de estos documentos, no se han escuchado todas las voces y todos los actores; por ello, me pronuncio por un aplazamiento y convoco a todos esos actores (maestros normalistas, de educación básica, media superior y superior), académicos, investigadores y organizaciones de la sociedad civil, a que se sumen a esta petición cuya finalidad radica en la construcción de una Estrategia que atienda las demandas y necesidades de las escuelas normales rurales, urbanas, superiores, beneméritas y centenarias y demás que participan en la formación de docentes.

    Sí, por una reforma incluyente. Sí, por un aplazamiento al 2019 para construir un plan de estudios (durante el ciclo escolar 2018-2019) acorde a las necesidades de formación en las escuelas normales y de educación básica. Sí, por un normalismo fuerte y vigoroso que se construya a partir de las propuestas de todos los actores. Sí, por un plan de estudios sin imposiciones ni simulaciones. Si estás de acuerdo, firma AQUÍ.

  • Las escuelas normales: el menosprecio.

    Las escuelas normales: el menosprecio.

    El menosprecio por las escuelas normales ha sido una constante en lo que va de este sexenio. Razones para sostener mi dicho son muchos y muy variados; no obstante, permítanme argumentar algunos que, desde mi perspectiva, son los que destacan a partir de tal aseveración.

    Falta de autonomía. Como instituciones de educación superior (IES), a diferencia de las Universidades, por mandato Constitucional, las normales no gozan de una autonomía en el más amplio sentido de la palabra; muy a pesar de que a partir de 1984 estas instituciones forman parte de las IES de nuestro país. ¿Cómo es posible que hoy día se hable de una gobernanza en el subsistema normalista si en los hechos éste depende de la federación con su respectivo “estrangulamiento” en las entidades?, ¿cómo es posible pensar en términos de gobernanza si, para acabar pronto, en 2013 la Auditoría Superior de la Federación (ASF), detectó opacidad en el manejo de los recursos destinados a las escuelas normales rurales?, ¿cómo es posible pensar en términos de gobernanza si, para acabar pronto, sobre el destino de los 400 millones de pesos que recibieron esas escuelas normales rurales en el 2015 poco se sabe al respecto?, ¿cómo es posible pensar en términos de gobernanza si, para acabar pronto, la figura de los Consejos de Participación Social en las normales son letra muerta? En fin, sin autonomía en cuanto a recursos, diseño curricular, investigación, difusión y extensión del conocimiento, entre otras cuestiones más que son fundamentales en las IES, las normales, poco o nada pueden hacer al respecto dado que están supeditadas a lo que la autoridad educativa determine, y punto.

    Heterogeneidad normalista. Aunado al asunto de la nula autonomía de las escuelas normales, un tema que no es menor, es precisamente el de la heterogeneidad de éstas; y es que como sabemos, la existencia de normales rurales, urbanas, superiores, beneméritas y centenarias, entre otras (incluyendo las privadas o particulares) y las diversas licenciaturas que ofrece cada una de ellas, la situación se complica en demasía. Y digo que se complica, porque su misma heterogeneidad encierra en sí misma desafíos importantes, sobre todo, cuando hablamos de la formación de los futuros profesores que más adelante se insertarán al Sistema Educativo Mexicano (SME). Es claro que las zonas geográficas donde éstas se localizan influyen en esa formación, pero también, lo que ello significa en términos de infraestructura y capacidad académica (solo por citar dos ejemplos). ¿De dónde provienen los estudiantes que cursan sus estudios en una escuela normal?, ¿cuáles son las condiciones sociales, económicas, políticas y económicas que se viven en las comunidades, estados y regiones donde se encuentran estas instituciones?, ¿cuál es la forma de contratación de los profesores normalistas?, ¿cuáles son las actividades que realizan los docentes en sus escuelas?, ¿qué características tiene la formación de los alumnos dado el contexto en el que se encuentran insertos? En este sentido, es menester recuperar lo que el pasado 22 de mayo el Secretario de Educación Pública, Otto Granados, expresó en la XI Reunión Nacional de Autoridades Educación Normal del país, en cuanto a que nadie posee la verdad absoluta en cuanto a cómo se dan los procesos de enseñanza y aprendizaje, y es cierto. En este sentido cabe recordarles a las autoridades de la Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación (DGESPE) que, con las palabras del Secretario (su jefe), deben considerar en la construcción del plan de estudios que vienen realizando, esa heterogeneidad dados los procesos de formación inciertos como él mismo asegura.

    Las normales rurales… ¿punto y aparte? Pocas son las escuelas normales rurales del país. Su historia hemos llegado a conocerla por el desafortunado, lamentable y trágico acontecimiento que sacudió al país entero con relación a los 43 estudiantes desparecidos de la escuela normal rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, Gro. Su olvido, tal y como así ha sido, data de hace muchos años, décadas diría yo. ¿Y qué ha hecho el actual gobierno en este sentido? Por el trágico suceso que refiero, destinar en 2015, 400 millones de pesos para que éstas “atiendan” sus necesidades. Sin embargo, y como parece obvio, la transparencia en el uso y destino de esos recursos duerme el “sueño” de los justos, cuando por obligación tendría que ser todo lo contrario. Es decir, tendría que haber una total transparencia, cosa que hasta el momento en que cierro estas líneas no ha existido. Ahora bien, si nos remontamos un poco a la heterogeneidad de la que he hablado; éstas, las escuelas normales rurales, tienen una misión y particularidad concreta, que ni la misma SEP, y muy probablemente la DGESPE ha reconocido, su formación para cubrir la demanda de maestros y maestras en los sectores más vulnerables del país. Entonces, ¿por qué en la actual propuesta curricular que la DGESPE está construyendo para las licenciaturas en educación preescolar y primaria no consideran un simple dato como el que arroja el tipo de licenciatura que las escuelas normales rurales ofrecen? Pregunta básica pero que no encuentra respuesta porque lo importante es “armonizar” los planes de estudios con los que trajo consigo el nuevo modelo educativo.

    Y ya que estamos hablando sobre la armonización del plan de estudios con el modelo educativo que entrará en vigor el próximo año. Deseo compartir un dato que me parece incongruente y por demás aberrante en la construcción del plan de estudios para las normales. En el documento “Aprendizajes Clave para la Educación Integral” (pág. 265), se señala que se requieren profesores especialistas para trabajar la asignatura de inglés. ¿Acaso las escuelas normales formarán especialistas en esa materia?, ¿cuál es la intención de tal propuesta en el plan de estudios para las normales que entrará, según lo dicho, en agosto de este año?, ¿acaso estamos ante la presencia de la implementación de una moda más que de una verdadera “transformación” educativa en términos de lo que la pedagogía y didáctica significa?

    Por cierto, si de modas hablamos, llama la atención que en la última reunión en la que participó personal de la DGESPE y profesores de las licenciaturas en educación especial, se haya tocado el tema de cambiar el nombre a la licenciatura en educación especial por el de educación inclusiva. Palabras más, palabras menos; referentes más, referentes menos, la moda, sí, la moda al parecer se impone.

    Tiempo al tiempo.

    Con negritas:

    Un asunto que me parece importante incluir en este apartado, tiene que ver con la investigación educativa y lo que en las normales se realiza. Sin embargo, más por falta de espacio que de ganas, lo dejaré para un posterior momento dado que, desde mi perspectiva, éste es un tema que debe tratarse a profundidad, puesto que tal parece, que mientras en la DGESPE y en los estados se exige que los maestros normalistas hagan investigación, la misma autoridad educativa pulveriza cualquier intento de conformar redes de colaboración entre las escuelas normales.

  • Qué importa los maestros.

    Qué importa los maestros.

    Desde el principio todo estuvo mal concebido; la política determinó qué habría de hacerse y cómo debería hacerse. Los políticos más influyentes de México concertaron un mal llamado “Pacto por México”. El rumbo de la educación estaba definido. Recuperar la rectoría de la educación le llamaron, aunque el trasfondo estaba dicho: agredir al magisterio.

    Los discursos en “pro” de una educación de calidad, cual vendaval de buenos deseos, corrieron a raudales. Era un nuevo gobierno. La esperanza vestida de sueños se apoderó de buena parte de los mexicanos; aún de aquellos que veían con cierto aire de escepticismo lo que en los diversos foros se pronunciaba hasta el hartazgo: ¡ahora sí contaremos con mejores maestros!

    La disidencia magisterial se agitó; no era para menos. Los derechos laborales se verían afectados y el desasosiego se apoderó de ellos.

    La discusión en las “cámaras de representantes” del pueblo, un espectáculo mediático. Nadie atinaba a sustentar por qué era necesario un cambio, un rumbo nuevo.

    En sí, la educación era lo de menos. ¡Qué importa si los maestros manifiestan su rechazo a una reforma educativa tan necesaria para México! – Sí, decían éstos –. Nada más falso, nada más vago, nada más hueco.

    La discusión sobre una flamante modificación al artículo 3º constitucional y sobre las leyes que de ello se desprendieron, un sinsentido. La indicación era clara: contar con un nuevo modelo educativo. Sí, aquel que nos llevaría a ser una potencia mundial, casi casi como Finlandia o cualquier país europeo.

    Las condiciones, a decir de éstos, estaban pintadas. La brocha gruesa hizo su parte y el golpe se dio. Así, sin pensamiento y sin ninguna consideración. La reforma se aprobó y buena parte de los legisladores aplaudieron. ¿Acaso en los anales de la historia había registro de ello? No lo recuerdo.

    La promesa de un cambio estaba dada… ¿Y el magisterio? Regresó a las aulas: vapuleado, ninguneado y mal parado por un documental cuyo nombre no pudo ser más grotesco: “De Panzazo”, le llamaron. Sí, fue un regreso a los salones inesperado, marcado por las constantes agresiones y amenazas verbales y psicológicas que, desde Los Pinos, se pronunciaban. ¡O te evalúas o te vas! – Decían; sí, siempre decían –.

    Las evaluaciones se dejaron venir. Las fuerzas de seguridad acompañaron a los mentores. Su seguridad fue lo primero pero, detrás del telón, cubrir una cuota fue el acto principal que un Secretario de Educación, gris y parco, preparaba con esmero. Al fin y al cabo, ¿qué importaba si los instrumentos no evaluaban el desempeño del maestro? Cifras, números, estadística: los datos; sí, eso era lo que trascendía, eso era lo que significaba, eso era lo que valía. ¿Y la educación? Allá, muy lejos; sentada en un pupitre esperando lo que por años le habían prometido: mejores escuelas, mejores salones, mejores maestros.

    Tropiezos, dificultades, enredos, pero desde la Calle de República de Argentina todo fluía con una normalidad fingida. Es más, con bombo y platillo, cual fiesta de pueblo, se anunciaba un nuevo modelo: ¡Ahora sí saldremos del embrollo en el que nos metieron otros gobiernos! – se gritaba con algarabía a los cuatro vientos –. Cosa más falsa, cosa más absurda, cosa más funesta.

    La consulta se dio, y muchos ya no creímos en ello. Ahora sí ya no nos tragamos el cuento. ¿Un nuevo modelo?

    Fiesta y más fiesta. De hecho, los spots que se difundieron en televisión, presentaron un mundo de color y buenos momentos pero… ¿y los muertos, los desaparecidos, los pobres, los que no tienen un sustento? Allá, muy lejos. Batallando, luchando, sobreviviendo a las magras condiciones de vida a las que el mísero régimen le ha impuesto. ¿Cómo pueden quejarse del trabajo que estamos realizando desde el gobierno? – se escuchaba decir en diversos foros, en diversos eventos –. ¿Y el pueblo? Allá, muy lejos. Abstraído de una realidad que no es la que se vive en los restaurantes de la Ciudad de México donde los políticos toman acuerdos.

    El momento electoral llegó. Otro paladín de la democracia asumió la dirección de la educación en México. ¿Y el modelo? Lleno de incertidumbres, de desasosiegos. ¿Y los maestros? Obligados a cumplir con un esquema de trabajo que no valora el contexto y los efectos que tiene éste en los pequeños.

    ¡Qué importa los maestros! ¡Es su trabajo y tienen que cumplirlo! – No hay más no hay menos –. Y efectivamente, es su trabajo. Un trabajo que con verdadera vocación realizan, aún y cuando en varios meses no les paguen su sueldo.

    La vida, lo saben ellos, está ahí: con sus alumnos, con sus niños, con sus pequeños. Ahí donde el verdadero color cobra forma y sentido. Ahí donde la tiza y el papel adquieren un especial significado. Ahí donde nunca ha puesto los pies un Secretario. Ahí donde las sonrisas, tristezas y llantos, son un alimento. Ahí donde el conocimiento y el descubrimiento son un monumento. Ahí donde ser maestro lo es todo, porque el todo lo es para un maestro.

    ¡Qué importa los maestros!… Se equivocan, para mí sería: ¡qué importa la reforma educativa! A final de cuentas varios funcionarios de Estado ya se van, otros vendrán y ellos, ahí estarán ellos, mis maestros. Sin homenajes, sin reflectores, sin cámaras, pero eso sí, dando su vida, su alma y su espíritu por sus alumnos y por un México más justo, más bueno, más bello.

  • Así no DGESPE: así no.

    Así no DGESPE: así no.

    En días pasados, el documento: “Planes y Programas de Estudio de la Educación Normal. Documento Base. Transformación Pedagógica de Acuerdo al Nuevo Modelo Educativo (febrero 2018)”, estuvo circulando en las redes sociales, para ser más específico, en Facebook. Documento que, en pocas y resumidas palabras, refiere el rediseño curricular que la Secretaría de Educación Pública (SEP), a través de la Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación (DGESPE), viene trabajando desde hace unos meses con la intención, a decir de esta última instancia, de “armonizar” la curricula del subsistema de educación normal con el modelo educativo que se implementará en todo el país en agosto de este año. Sí, así como lo leyó usted, este documento estuvo circulando en las redes sociales sin que la propia SEP o la DGESPE, emitiera un comunicado con relación a su autenticidad, es decir, para avalarlo o desmentirlo. Lo cual permite inferir, interpretar o deducir, que esa información es real, válida y acorde a lo que se ha venido trabajando, repito, desde hace unos meses en diversas entidades de la República Mexicana.

    Y bueno, después de haber analizado el documento que en cuestión, varias cuestiones se me vinieron a la mente: algunas, relacionadas con la reforma educativa emprendida en nuestro país desde el 2013 a la fecha; otras, con relación a la implementación del modelo educativo a partir de agosto de este año; y unas más, con relación a la pertinencia del diseño curricular que se está proponiendo. Intentaré no extenderme demasiado en cada uno de los puntos (dignos de una profunda investigación y de un análisis más concienzudo) para precisar una postura que, de hecho, da título a estas líneas.

    La reforma educativa que emprendió el gobierno del presidente Peña Nieto ha traído más pena que gloria. Así de simple y así de complejo. Muchos investigadores, académicos, profesores y colegas hemos dado nuestro punto de vista al respecto. Como parece obvio, algunos a favor y otros en contra (asunto razonable dado el cristal con que se miren las cosas); sin embargo, un hecho que fue evidente y que ha sido reconocido por propios y extraños, fue el que esa reforma trajo consigo un sometimiento del magisterio a través de las leyes y el doblegamiento de su sindicato. ¿Acaso la DEGESPE no aprendió que mediante una ley, norma o reglamento, la “calidad” de la educación no puede asegurarse en tanto no se trabaje en una profesionalización docente?, ¿acaso por esta razón se publicó (hace unos meses) en el Diario Oficial de la Federación el nuevo reglamento para las normales?, ¿acaso se pensó que de esta manera se sometería a los docentes que laboran en el subsistema de normales para que, después de ello, entrara en vigor el plan de estudios que se viene trabajando?

    Por lo que respecta al modelo educativo que entrará en vigor en agosto de este año (y que ya opera en poco más de 1000 escuelas de nivel básico en el país), puede abundarse en demasía, sobre todo si consideramos los cinco ejes de dicho modelo, los 14 principios pedagógicos y el enfoque que permea esa “propuesta” educativa, de menare específica, en los aprendizajes clave para la educación integral pero, a fuerza de ser sincero, después de haber revisado la propuesta de rediseño curricular para las normales, me pregunto: ¿qué significa “armonizar”?, ¿cómo pueden alinearse los cinco ejes del modelo a las normales si aquellos ejes están pensados para “un mundo” donde la educación básica solo tiene sentido para la SEP, el INEE y la CNSPD?, ¿cómo propiciar el desarrollo de los 14 principios pedagógicos si con la malla que propone el rediseño curricular normalista mínimamente contiene cursos (asignaturas) que integran a la pedagogía y a la didáctica tan fundamentales en las escuelas normales?, ¿cómo lograr desarrollar el enfoque competencial que proponen los aprendizajes clave si en la propuesta de rediseño curricular ni siquiera se observa un mínimo referente sobre ello? Preguntas y más preguntas. ¿Y las respuestas?

    Por lo que toca al asunto de la pertinencia o no de ese rediseño curricular, tengo que referirme que, efectivamente, es pertinente dicho rediseño dadas las condiciones políticas, sociales, económicas y culturales que se viven no solo en México sino en el mundo entero. Sin embargo, tal parece que no se tiene un diagnóstico real de esas condiciones y mucho menos, de la forma en que se debe abordar en las escuelas normales, pongo un ejemplo: en el modelo educativo un componente del área de desarrollo personal y social es el de la “educación socioemocional”, propuesta que bien a bien no se ha explicado cómo deberá trabajarse en educación básica y bueno, en la propuesta de rediseño curricular para las normales, se observa este tema en uno o dos semestres (y es mucho) cuando el asunto de las emociones en los seres humanos es harto complejo dadas, repito, las condiciones que estamos viviendo en México. ¿Hay lógica en ello?

    Sí, ya sé. Con seguridad alguien me podría decir que es un documento que se encuentra en proceso de construcción y que aún no está terminado. Sí, tal vez alguien más me dirá que en las sesiones de trabajo que ha tenido la DGESPE se ha hablado y discutido sobre ello pero, ¿por qué tenemos que enterarnos de esta información vía redes sociales y no a través de las instancias oficiales si, para acabar pronto, los que van a “operar” los planes de estudios serán los profesores que estarán en cada una de sus respectivas escuelas normales?, ¿acaso se nos olvida que las autoridades educativas son, en muchos casos, sexenales, y quienes operan los programas continuarán con su trabajo con o sin ellos?, ¿por qué entonces en ese documento se refiere que éste ha sido producto de un amplio consenso y debate entre las autoridades y los normalistas?

    En todo caso, ¿por qué tanta prisa en implementar una propuesta curricular en las licenciaturas de preescolar y primaria en agosto de año si en los hechos aún falta mucho por trabajar y el final del sexenio está más cerca que nunca?, ¿no se supone que lo que quiere lograrse es que haya una calidad educativa al interior de las normales?, ¿no aprendieron de la experiencia que dejó la implementación del Plan de Estudios 2012 que, por cierto, no ha sido valorado para conocer la pertinencia de éste en las instituciones formadoras de docentes?, ¿acaso no se aprendió de la experiencia que hasta el momento ha dejado la paupérrima implementación del modelo educativo y la pésima capacitación que han recibido los profesores de educación básica?, ¿por qué hasta la fecha que cierro estas líneas no se ha logrado concretar el rediseño curricular en las licenciaturas de educación espacial, física y secundaria?, ¿acaso el modelo educativo no refiere sobre ello?

    Sí, creo que de todo ello no se ha aprendido. Sí, considero que es necesario un rediseño curricular en las escuelas normales (ya lo he dicho, llevo años diciéndolo y lo sostengo). Sí, es importante llegar a ello. Sí, a todo eso sí, pero así no DGESPE, así no.

    Con negritas:

    En la malla curricular del documento que fue motivo de un breve análisis de mi parte, se observa la desaparición del curso sobre las Tecnologías de la Información y la Comunicación, ¿cómo espera la DGESPE que el estudiante normalista conozca lo relacionado al modelo de aula invertida que plantea el modelo educativo? Y, por si esto fuera poco, ¿por qué en la propuesta de rediseño nada se aborda sobre el ámbito de “Oralidad” que consideró el modelo educativo para que sea abordado en la educación preescolar? preguntas y más preguntas… En fin, pocas son las respuestas. Ignorancia mía, supongo.

  • INEE y CNSPD: de mal en peor.

    INEE y CNSPD: de mal en peor.

    Como bien sabemos, con la “reforma” educativa que puso en marcha el gobierno de Peña Nieto, dos instancias cobraron singular importancia en el medio educativo en México; me refiero, como parece obvio, al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) y la Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente (CNSPD); dos instancias, repito, que cobraron singular importancia dado que la responsabilidad que se les confirió no fue menor: asegurar la calidad de los aprendizajes a través de la evaluación educativa; y, para el logro de tal propósito, se les dotaron de facultades que, bien a bien, no han logrado operar dadas las injerencias de las decisiones políticas que, como veremos más adelante, dificultan y enrarecen el ya de por sí intricado Sistema Educativo Mexicano (SME). Veamos.

    Como seguramente usted conoce, en días pasados el Senado de la República eligió a dos nuevos integrantes de la junta de gobierno del INEE. De las ternas propuestas, resultaron seleccionados Patricia Gabriela Vázquez del Mercado y Bernardo Hugo Naranjo Piñera (en substitución de Margarita Zorrilla y Eduardo Backhoff, respectivamente). Dos actores de cuyo perfil no me ocuparé en demasía salvo para mencionar que la primera, fungía como Secretaria de Educación Pública en Puebla y, el segundo, como asesor externo en las Secretarías de Educación de Puebla y Sonora. Y menciono que no me ocuparé en demasía porque, independientemente de su perfil y trayectoria académica, me parece importante destacar el mensaje que el legislativo envío a la sociedad y al magisterio: a) no les interesó en absoluto la educación en México; b) evidenciaron una vez más su desconocimiento sobre los procesos de evaluación (como ha sido desde que aprobaron la mal llamada reforma educativa); c) excluyeron la investigación educativa tan necesaria y fundamental en los procesos de evaluación de los maestros y maestras de nuestro país; d) quizás, el más importante, “aseguraron” la continuidad una forma de evaluación (punitiva) que no evalúa el trabajo que los docentes realizan a diario en sus respectivos centros escolares pero, también, de la inoperancia en la SEP.

    Sí, ese es el mensaje que envió el legislativo al magisterio mexicano. Eduardo Backhoff y Margarita Zorrilla, han pasado a ocupar un lugar en la historia donde la misma historia los juzgará. Qué si no pudieron, como académicos, lidiar con el paquete; qué si sus logros son dignos de reconocerse. Desde mi perspectiva, por el momento ese asunto es y será harina de otro costal, porque con la elección hecha por el Senado considero: perdió la investigación educativa, ganó dos aliados la SEP… ¿y el INEE? Ha entrado en una seria encrucijada entre su autonomía y hacer lo que la SEP determine, aunque para efectos prácticos, así ha sido desde el principio. En fin.

    Y bueno, ya que estamos hablando del INEE y algunas de las “inconveniencias” que pueden presentarse en un futuro no muy lejano, corresponde hablar un poco sobre la evaluación del desempeño de docentes y técnicos docentes al término del segundo año dado que ésta estuvo, con mucha seguridad, muy presente en los Consejos Técnicos del pasado 27 de abril – y que tuvieron lugar en cada una de las escuelas de la República Mexicana – y en cada uno de los maestros y maestras que ingresaron hace un par de años al SPD, y no es para menos; si no mal recuerdo, el INEE en el mes de octubre del año pasado, a través del Calendario de las Evaluaciones del Servicio Profesional Docente 2018, así lo informó al magisterio, es decir, que serían evaluados.

    No obstante esta normatividad y/o reglamento que tan pomposamente fue aprobado por Senadores y Diputados (otra vez la burra al trigo), es importante mencionar que hay una preocupación evidente en los docentes que serán evaluados. Esto, porque precisamente el trabajo que hasta el momento ha hecho el INEE en esta materia ha dejado mucho que desear y bueno, el que ha realizado la CNSPD ni se diga, va de mal en peor y, para muestra un botón: conforme a los lineamientos que estableció la “reforma” educativa (en la LGSPD, Cap. III. Del ingreso al Servicio. Art. 22), se dice que los profesores de recién ingreso: “con el objeto de fortalecer las capacidades, conocimientos, competencias… durante un periodo de dos años tendrá el acompañamiento de un tutor designado por la autoridad educativa o el organismo descentralizado, según corresponda” pero, lamentablemente, en los hechos, en muchas entidades de la República y, para muchos pero muchos maestros, este artículo, esta norma, esta disposición jurídica, ha sido, es y será letra muerta.

    ¿Qué pasó con la tutoría prometida?, ¿por qué los maestros y maestras no tuvieron ese acompañamiento?, ¿quién asumirá la responsabilidad de tal incumplimiento?, ¿cuál es el argumento que en esta ocasión dará la SEP sobre este asunto?, ¿a dónde se ha ido el presupuesto (si es que ha existido) para que cada docente de nuevo ingreso pudiera contar con un tutor? Vaya, ¿se conoce cuántos tutores existen en el país?, ¿quiénes son éstos, quién les autorizó y/o certificó para esta desempeñar esta acción? En fin, preguntas y más preguntas que, seguramente quedarán en el aire, pero eso sí, cientos de profesores en estos momentos, se encuentran realizando su proyecto de enseñanza para subirlo a la plataforma que, hay que señalarlo, no está operando como debiera.

    Estos pues, son dos de los tantos problemas que enfrentan quienes, en los hechos, no han logrado materializar las acciones de tan nombrada calidad educativa en nuestro país, desde luego, con la evaluación educativa de por medio.

    Ciertamente, el tema de los recién nombrados integrantes del INEE despierta y anima la polémica porque éste, no ha tenido ni gozado de la autonomía requerida para cumplir con sus funciones. Ha estado, como parece obvio, sujeto a los designios presidencias y legislativos. ¿Por qué si se habla de autonomía en este tipo de organismos no se revisa lo que en su momento pasó con el llamado Instituto Federal Electoral (IFE) cuando José Woldenberg lo presidía?, ¿por qué se ha permitido que la CNSPD siga cometiendo las mismas “barbaridades” que desde un inicio cometió y que en nada apoyan la labor de los maestros y maestras de México?

    Sí, urgen respuestas. Urgen instituciones fuertes, sólidas, confiables, legítimas. Urge sacar a la política del tema educativo. Sí, de esa mala política que opera desde Los Pinos.

  • Chihuahua: doble moral, opacidad y una realidad educativa.

    Chihuahua: doble moral, opacidad y una realidad educativa.

    Recuerdo bien que el pasado 20 de enero de este año, el gobernador de Chihuahua, Javier Corral, emprendió una marcha contra la corrupción en México. Entre sus demandas destacaron: la detención del ex gobernador de ese estado, César Duarte, por el desvío de fondos públicos; el impulso al federalismo fiscal, a decir de él, tan “necesario” en México; y el combate contra la corrupción y la impunidad en el país. Esto, después de haber denunciado que el Gobierno Federal (encabezado por Peña Nieto), a través de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), no le había entregado recursos a la entidad por alrededor de 779 millones de pesos del ejercicio 2017, con el argumento de que dicha entrega, no se había dado por la detención de Alejandro Gutiérrez, exsecretario general adjunto del Comité Ejecutivo Nacional del Partido de la Revolución Institucional (PRI), quien fue detenido y vinculado a proceso (por el estado), por el delito de peculado agravado por 250 millones de pesos.

    Con el paso de los días, la marcha y la denuncia en contra del gobierno federal se hizo más fuerte, y el conflicto llegó a su fin, cuando entre las partes acordaron que, por un lado, se depositarían gradualmente los recursos que no había entregado la SHCP y, por el otro, que el referido Gutiérrez Gutiérrez, sería trasladado a un Centro Federal de Readaptación Social (CEFERESO). Asunto nada menor dado que, a decir del propio Corral, este personaje tenía conocimiento sobre el desvío de recursos estatales, nada más y nada menos, a favor del PRI nacional, como parte de una estrategia para que éste se viera beneficiado en algunas campañas políticas en otras entidades de la República Mexicana.

    Pocos días han pasado de tan interesante encuentro (entre la federación y el estado), cuando a dicho gobernante, impulsor de un ataque y lucha frontal contra la corrupción e impunidad; le estalló un conflicto magisterial por el adeudo que éste tiene con maestros y maestras del estado, pertenecientes o integrantes a la Sección 42 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Obviamente las reacciones no se hicieron esperar y, por parte de las autoridades educativas locales, del lunes 16 de abril (cuando estalló el conflicto) hasta el día en que cierro estas líneas, se pronunciaron en contra del paro de labores de los más de 15 mil profesores y profesoras en esa entidad; lo más irrisorio fue, que minimizaron las acciones que los docentes emprendieron a partir de ese momento con la intención de, en primer lugar, exigir sus pagos y, en segundo, defender sus derechos. No obstante esta serie de acciones, el gobierno del estado no obtuvo el resultado esperado. Imagínese usted que hace unos días, en los que el conflicto estaba en su punto, a algún funcionario público de la entidad se le ocurrió afirmar que se les descontaría de su pago si es que no se presentaban a trabajar los mentores, solamente que se le olvidó a tan flamante personaje, que el problema radica precisamente en que no les han pagado a éstos desde hace varios meses. ¿Qué se les descontaría entonces? Un absurdo. En fin.

    Así, a pesar de ese intento de parte de la autoridad local por querer minimizar las protestas de los profesores, el resultado que éstas obtuvieron, como decía, fue prácticamente nulo; y es que las protestas del magisterio continuaron pero a éstas se sumaron estudiantes normalistas de la Benemérita y Centenaria Normal del Estado y de la Escuela Normal Superior del Estado de Chihuahua, pero además, decenas de padres de familia, niños de las escuelas de educación básica en las que laboran los profesores afectados, estudiantes de educación media superior y superior de diversas instituciones educativas, así como también, los integrantes de la Sección 8 del SNTE. Vaya, debo decirlo, el apoyo se ha visto y sentido en tan bellas tierras del norte; tan es así, que el propio Gobernador Corral, ante las presiones sociales y mediáticas, instruyó a quien tenía que instruir, para que les pagaran de inmediato los adeudos de los docentes afectados, solamente que tal acción no fue completa porque a decir de los maestros, ésta está llena de irregularidades y no cumple con lo que los acuerdos estatales establecen. Vaya de opacidad estamos hablando. Hecho que ha propiciado, que los mentores continúen en paro sin que el gobierno del estado de señales de querer resolver el problema.

    ¿No es irrisorio que un gobernador que promovió una lucha contra la corrupción e impunidad haga oídos sordos ante un reclamo justo y que ha sido reconocido por el propio Secretario de Educación, Pablo Cuaron, al referirse que a 179 maestros no se les ha pagado? – Ojo, los cheques que fueron entregados hace unos días hablan de que son más los afectados –.

    Desde mi perspectiva, así haya sido un docente, dos o tres, no tendría porqué ocurrir tal omisión y opacidad por parte de la SEP en esa entidad. ¿No acaso el mismo gobernador hace unas semanas planteaba que los recursos debían de ejercerse conforme a lo que la misma Ley mandata?

    Bien dice que del dicho al hecho hay mucho trecho, y aquí tenemos un claro ejemplo de ello, pero también, de lo que los maestros organizados pueden realizar. No, no se equivoque, no me refiero a esa organización magisterial que puede o no desprenderse de un “Sindicato”; me refiero a la que por sus propias necesidades y demandas pueden lograr los maestros. Y es que mire usted, derivado este conflicto o no de la mal llamada reforma educativa que se ha implementado durante este sexenio, es de extrañarse pues, que la Sección 42 y 8 del SNTE, no se haya manifestado en el 2013, sobre las posibles consecuencias que podrían desprenderse; de hecho, por esas fechas (2013) el SNTE apoyaba con todo la política educativa que la SEP proponía a nivel federal (Ver: http://www.snte.org.mx/web/vernoticias/3538/30/seccion-42-gobierno-estado-chihuahua-firman-acuerdo-respeto-los-derechos-laborales-los-maestros).

    ¿Por qué entonces hasta este momento dicha organización sindical le exige al gobierno estatal y federal que no afecte los derechos de los trabajadores de la educación cuando en los hechos varios mentores, sabíamos, serían afectados?, ¿por qué hasta este momento se cuestiona a un diputado del partido Nueva Alianza por los acuerdos que en su momento se tomaron con el gobierno estatal? En fin, unas preguntas para reflexionar sobre este asunto donde, por cierto, los maestros y maestras siguen exigiendo sus derechos y la sociedad civil, sigue apoyando una lucha que por más que se diga lo contrario, es legítima y apegada a un derecho.