Una reforma, dos problemas, tres frentes.

La reforma educativa 2019, que es una sola, tiene únicamente dos problemas de fondo por abordar y resolver, sólo dos, pues todos los demás son ...
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La reforma educativa 2019, que es una sola, tiene únicamente dos problemas de fondo por abordar y resolver, sólo dos, pues todos los demás son accesorios. Los únicos dos serios problemas políticos de fondo que dejó la reforma educativa del PRI-2013 son: 1) la vinculación entre la evaluación docente y la permanencia en el empleo y, 2) el procedimiento asignación de plazas docentes.

El primero de los dos temas, la vinculación evaluación-permanencia, exquisita atrocidad parida desde no sé cuál cerebro, ya es un tema superado por la reforma 2019 bajo el consenso de los diversos partidos políticos. Nunca más una evaluación que no evalúa,  que no observa en el aula, para resolver si el docente mantiene su trabajo. Queda el otro, el segundo, tan delicado como el primero: cómo asignar las plazas si la reforma educativa PRI-2013 lo comenzó a hacer bajo concursos de oposición por fuera de la histórica Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado que garantiza al SNTE la propuesta del 50% de las plazas vacantes. Los dos problemas son resistidos en tres frentes. De los múltiples analistas que sigo y que total o parcialmente se dedican a estudiar el tema educativo no he encontrado a uno solo que tome nota y subraye que la pretensión de los diversos grupos magisteriales, de todos, y no sólo de la CNTE, es volver a manejar las plazas a como se hacía antes de la reforma PRI-2013. Veamos los tres frentes, uno de los cuales es muy conocido, el de la CNTE, y por conocido ya no tocaremos. Faltan los otros dos:

Cuando Alfonso Cepeda Salas quedó al cargo del SNTE lo primero que propuso fue recuperar el control sobre el 50% de plazas. Lo dijo el 22 de noviembre durante el Consejo Nacional 47 que ilegalmente no quiso sustituir al presidente Juan Díaz y dejó vacante el cargo (en ese Consejo alguien recordó en voz alta que faltaba que Cepeda rindiera protesta pero se le recordó a quien habló que no hacía falta porque no era una elección, que Cepeda continuaba el mandato del Congreso de Jalisco de febrero de 2018; respuesta impecable). En esa ceremonia Cepeda pintó su plan de trabajo leyendo su mensaje en hojas contenidas en una carpeta amarilla.

A la mitad del discurso sacó una tarjeta doblada, blanca, del bolso interior izquierdo de su saco y dijo lo siguiente, sirviéndose de la tarjeta como guía (minuto 11 en bit.ly/2FIKTXK): “Y también nosotros le tomaremos la palabra al futuro secretario de educación. Seguramente han dado seguimiento a sus declaraciones en los medios y vamos a plantear que se nos regrese el derecho de proponer el 50% de las plazas que legalmente nos corresponden, está en la ley y no se ha abrogado”. Varias preguntas sobre este párrafo: ¿por qué Cepeda dejó perder en el sexenio 2012-2018 lo que en ese momento dijo que comenzaría a reclamar?, ¿por qué como preámbulo a su propuesta mencionó al próximo secretario de Educación?, ¿por qué tocó en público el tema maldito de la asignación del 50% de plazas, por qué se atrevió?, ¿tenía ya un trato? No tengo respuestas.          

Tres días después, el 25 de noviembre, un comunicado del CEN del SNTE fechado en La Paz, BCS, (bit.ly/2HPoWZj) decía lo siguiente con palabras puestas de nuevo en labios de Cepeda Salas: “Vamos a plantear a las nuevas autoridades educativas que se nos regrese el derecho de proponer el 50% de las plazas que legalmente nos corresponde, está en la ley y no se ha abrogado”. Hasta ahí el SNTE, con la misma pretensión de la CNTE. Falta el tercer frente, el de Maestros por México, MxM, nacido en marzo de 2018, y que busca construir su propia biografía que logrará cuando se distinga claramente de los otros dos:

Cuando se hizo la votación en comisiones de la reforma educativa RE2019 el miércoles 27 de marzo último, es hecho público que dentro de las abstenciones hubo la de la diputada federal veracruzana por Morena, Zaira Ochoa Valdivia, vinculada a MxM. Horas después, el viernes 29, circuló en las redes un video (bit.ly/2UphPNq) ) del profesor Rafael Ochoa Guzmán, representante nacional de MxM, haciendo pública una inconformidad a la iniciativa aprobada dos días antes y donde reconoce que la postura del Presidente de la República siempre ha sido que la reforma educativa “se debe abrogar”. Enseguida se plantea que no se entiende por qué los actores políticos no cumplen con su cometido de cabildear profundamente para abrogar la reforma. Una zona del video hace aparecer como reproche político una cortinilla que dice que, tal como quedó la iniciativa, cierta diputada del PRI decide votar por ella pues “recupera el corazón de la reforma del presidente Enrique Peña Nieto”. Cierto que no se menciona el tema de las plazas pero, cuál otro tema puede ser si el video no hace precisiones acerca de en qué parte de la iniciativa aprobada radican las inconformidades de MxM. ¿Por qué no se hacen precisiones?

Una respuesta a por qué no hay más profundidad en el cabildeo radica en que la reforma 2019 si bien tiene el camino despejado en la Cámara de Diputados (66%) y en las legislaturas de los estados (50%), no la tiene en la Cámara de Senadores donde los números no le alcanzan para imponer el puro criterio del Ejecutivo federal. Eso hace complicada la negociación para el gobierno federal. Pero nuestro punto no es ese. Nuestro tema es sostener que los problemas de la reforma son sólo dos y también compartir que no sólo la CNTE muestra inconformidad hacia el dictamen aprobado en comisiones el día 27. Se tienen tres frentes de inconformidad: el frente explícito de la CNTE, el frente muy moderado pero público de Maestros por México y otro frente quizá más peligroso que el de la CNTE, el soterrado y encubierto del SNTE de Cepeda Salas. Parece que ninguno de nuestros analistas nacionales lo ve.

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