Un compartido desinterés… (I)

La situación educativa en nuestras escuelas de educación básica, específicamente en el nivel Primaria se encuentra aletargada; y no es una sola la ...
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La situación educativa en nuestras escuelas de educación básica, específicamente en el nivel Primaria se encuentra aletargada; y no es una sola la causa de los bajos y penosos resultados que año con año se muestran como estigma característico de las entidades del sur de México.

Hay muchas, muchísimas causas y una sola consecuencia: el vergonzoso rezago en educación.

Y haciendo algo de reflexión personal respecto a la profesión que con orgullo desempeño como tantas otras personas que sin exagerar podría afirmar, son la columna vertebral de un sistema educativo desquebrajado y remendado que aún subsiste por quienes luchamos contra las adversidades día con día, al frente de niños y niñas partícipes indirectos de una equivocada política educativa.

Mientras nuestro país siga siendo botín de grupos oligarcas voraces llamado “gobierno” diseminado en los palacios de gobierno, oficinas gubernamentales, instituciones de administración, (que no son otra cosa que cuevas llenas de maleantes apodados “burócratas” con ansias de volverse ricos a punta de transas y todo tipo de perversidades trinqueteras), todo seguirá igual. Mientras todo esté dirigido por un conjunto de algunos poderosos negociantes que se unen para que todos los proyectos dependan de su arbitrio, nada será tomado con responsabilidad y seriedad en ningún aspecto de desarrollo nacional, mucho menos pues en el ámbito educativo.

Y es que no hay un verdadero interés por que las cosas funcionen correctamente, no se toman las decisiones correctas ni se afrontan las responsabilidades, una simulación emprendida con el fin de continuar manteniendo privilegios a costa del destino incierto de las generaciones que se están formando en las aulas escolares.

Tenemos un gobierno insensible e hipócrita a la vez, no solo el federal sino el estatal, el municipal y hasta los mal llamados “delegados” de las comunidades que han hecho evidente su degradante oportunismo. Esa malicia de querer tener poder y dinero fácilmente tiene corrompida nuestra sociedad y lo peor de todo es que esa enferma ambición está minando hasta la raíz a cientos de miles de alumnas y alumnos de todos los niveles educativos.

Continuará…

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