Maestros por México (MXM), a la luz de Paulo Freire.

En su obra cumbre, Pedagogía del Oprimido (1970), Paulo Freire establece sobre la liberación de los oprimidos que “reconocerse, en antagonismo al ...
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En su obra cumbre, Pedagogía del Oprimido (1970), Paulo Freire establece sobre la liberación de los oprimidos que “reconocerse, en antagonismo al opresor […] no significa aún luchar por la superación de la contradicción” (p. 26). La liberación y la superación de las situaciones que han llevado a la opresión, según el educador brasileño, van más allá de la mera detección de quienes la provocan y de la sustitución de éstos, implicando necesariamente una transformación del pensamiento del oprimido mediante la apropiación de una conciencia crítica sobre la situación que se desea abolir. Remataba lo anterior señalando que “la superación auténtica de la contradicción opresores-oprimidos no está en el mero cambio de lugares, ni en el paso de un polo a otro. Más aún: no radica en el hecho de que los oprimidos de hoy, en nombre de la liberación, pasen a ser los nuevos opresores” (p.38). Así pues, el proceso de liberación pasa más por la mente del oprimido que por la presencia del opresor.

Durante los últimos años, el magisterio mexicano ha recibido fuertes golpes por parte de los gobiernos en turno, quienes no sólo han dañado la imagen social del docente, sino también sus condiciones laborales. Puede identificarse entonces una situación de opresión hacia el magisterio por parte de las autoridades gubernamentales. Desafortunadamente, tal situación, que se acrecentó desde el 2013 con el proceso de Reforma Educativa, ha sido no sólo soslayada, sino permitida e incluso apoyada, por quien precisamente debería cumplir con una función totalmente contraria: el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Se pudiera decir pues que el SNTE ha sido cómplice de la opresión que han sufrido los maestros mexicanos en los últimos tiempos. Es en este contexto que surge una organización, Maestros por México (MXM), que, al menos en teoría, busca corregir las condiciones que han llevado al magisterio hacia una desprofesionalización y precarización cada vez más marcada de su labor.

En su sitio web, la asociación Maestros por México se define como una “organización civil que nace para aglutinar a profesionales y trabajadores en favor de la educación, de condiciones de trabajo de los profesores de México y la calidad de los servicios educativos para lograr una sociedad más justa, libre e incluyente”. Asimismo, plantea como uno de los motivos de su origen el desconocimiento de la dirigencia actual del SNTE, exigiendo un nuevo orden en la relación entre los trabajadores educativos y el gobierno, proponiendo, explícitamente, el regreso del régimen sindical previo al encabezado por Juan Díaz de la Torre. Así pues, hablando en el lenguaje de Freire, parece que Maestros por México tiene claro quién es el opresor a vencer: el SNTE de Juan Díaz de la Torre. Sin embargo, como se mencionaba al inicio del texto, la identificación en una posición contraria al opresor resulta insuficiente para una verdadera transformación.

Freire advertía sobre los problemas de una falsa liberación: “son raros los casos de campesinos que, al ser promovidos a capataces, no se transformen en opresores, más rudos con sus antiguos compañeros que el mismo patrón” (p. 27). Lo anterior, evidentemente, se debe al hecho de que la situación de opresión no logró ser transformada de raíz, limitándose a una sustitución en las posiciones de poder y no a una corrección de las condiciones que hacían posible la opresión. En ese sentido, el ideario de Maestros por México se queda corto. Al hacer un recorrido por su sitio web, tanto en su definición, su ideario, así como en las notas periodísticas que presentan, es difícil encontrar información o análisis que aluda a los rasgos del sindicato que han derivado en la situación actual. No hay cuestionamiento, por ejemplo, a las deficiencias en la vida democrática interior del SNTE, la falta de claridad en los manejos financieros, las fallas en los mecanismos electorales sindicales o la poca fluidez en la renovación de los cargos de mayor jerarquía.

Los idearios presentados por Maestros por México parecen olvidar algunos de los rasgos del régimen sindical que desean hacer regresar. Plantean, por ejemplo, como uno de sus ideales supremos la organización democrática, pero soslayan que el estatuto que precisamente provoca las grandes limitaciones democráticas en el SNTE es el mismo que regía a las dirigencias previas a la actual. Al menos en su página web, no es posible detectar propuestas encaminadas a un cambio profundo en el estatuto de la organización sindical. Olvidan también que condiciones que afectan a la vida democrática, tales como la centralización del poder, los cargos a perpetuidad o las simulaciones de los procesos electorales, no son exclusivas del régimen de Díaz de la Torre, sino que abarca también al que desean hacer regresar. Así como ésta, hay otras situaciones más en las cuales el dedo flamígero parece apuntar no sólo en dirección del régimen actual del SNTE, sino del anterior: corporativismo, libertad sindical, representatividad, separación entre asuntos políticos y sindicales, etc. Con lo anterior, pareciera que acecha a Maestros por México el riesgo advertido por Freire en torno a las falsas liberaciones: que el viejo oprimido se convierta en el nuevo opresor.

Reforzando lo anterior, ha provocado dudas entre la base magisterial el hecho de que se incluya entre las filas de la organización a figuras que son la fiel representación de aquellas viejas prácticas sindicales a las cuales se tendría que estar combatiendo. Sin intentar generalizar ni mucho menos dejar de señalar que existen docentes con trayectorias limpias, lastima la credibilidad de la asociación la aparición de personajes vinculados a la corrupción y los privilegios, así como de algunos con aspiraciones frustradas para ingresar a las filas de la dirigencia sindical actual que tanto critican. Es más, no hace tanto tiempo, muchos de los integrantes participaban en las acciones propuestas por la dirigencia de Juan Díaz de la Torre y sus secciones sindicales afines. Es entonces que surgen dudas: ¿por qué esos personajes a los que se hace mención en este párrafo no se quejaron anteriormente de las graves fallas que hoy denuncian del SNTE? ¿Por qué fue hasta 2018 que se dio ese deseo de cambio, si Díaz de la Torre hacía de las suyas desde 2013? ¿Es casualidad que el deseo de renovación sindical se dé a la par de los procesos electorales nacionales?

En suma, aludiendo a Freire, es conveniente que Maestros por México tenga presente que “la liberación es un parto doloroso” (p. 29), pues es un producto que implica no sólo la aniquilación del opresor, sino un combate interno en la conciencia del oprimido que le haga desalojar “la sombra testimonial del antiguo opresor” (p. 27) que reina en él. La liberación (sindical en este caso), de acuerdo con Freire, es una batalla más consigo mismo que con el adversario. Es imposible defender la gestión de Díaz de la Torre al frente del SNTE, y Maestros por México tiene razón en los graves defectos que le atribuyen, pero no por lo anterior se debe generar un cambio de puestos sin un sentido crítico, que permita corregir las condiciones que, independientemente de los actores en turno, propician las grave situación que el magisterio vive actualmente. Sería un error focalizar la debacle sindical a una sola persona y no a una estructura sindical de varias décadas. Sería un error aún más grave acusar sólo a unos, sin reflexionar sobre los actos propios. Así pues, la organización Maestros por México deberá tener presente que “sólo en la medida en que descubran que alojan al opresor podrán contribuir a la construcción de su pedagogía liberadora” (p. 26) evitando así que “los oprimidos de hoy, en nombre de la liberación, pasen a ser los nuevos opresores” (p. 38).

Twitter: @proferoger85.


REFERENCIAS:
FREIRE, Paulo. Pedagogía del oprimido. México: Siglo XXI, 2005.

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