La educación como una herramienta de cambio social no se restringe a la formación en las aulas, sino que expande sus formas y respuestas como legado cultural, coincidieron en definir especialistas reunidos en la Rectoría General de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
La doctora Flora Botton Beja, investigadora de El Colegio de México, afirmó que el Confucionismo es una doctrina filosófica basada en el pensamiento de quien a partir de preceptos morales –armonía, altruismo y consideración a los demás– logró sentar las bases que hicieron de China una potencia mundial en materia de enseñanza.
Para Confucio la educación forja la felicidad, ya que de ella dependen el autoperfeccionamiento y el camino hacia el éxito a través de la virtud, que conduce a una política que no busca recompensas materiales ni extraterrenales, sino la satisfacción y la paz de estar bien consigo mismo.
Al intervenir en el Coloquio Internacional El significado de la filosofía en la educación, refirió que Confucio, quien dedicó la mayor parte de su vida a impartir mas de 70 tipos de enseñanza, también defendió un modelo pedagógico al alcance de todos e intentó desaparecer las diferencias de clase para caminar hacia un sistema más justo de vida, asegurando que lo único que diferencia al ser humano es su buen obrar y su capacidad de autosuperación.
Durante la mesa La filosofía en China, India e Iberoamérica, la doctora Botton Beja consideró que la instrucción constituye un instrumento de cambio social y político, que exige crear una política educativa que permita a las personas el desarrollo moral, intelectual y físico para volverse un Junzi, hombre ideal o caballero con conciencia, educación y cultura.
El doctor Benjamín Preciado Solís, también académico de El Colegio de México, abordó el gran legado cultural y filosófico de la India, que entre otros conceptos aportó el de ciencia vitalista; es decir, aquella que se debe a la esfera biológica, racional, espiritual y social, por lo que busca con ahínco el constante autoexamen.
Para los hindúes existen tres fines últimos de la vida que se traducen en tres palabras sanscritas, la primera es el Dharma o conjunto de leyes universales a la vida e inherentes al humano que pretenden en todo momento una vida organizada en torno a valores.
La segunda es el Artha o implementación de la acción para conseguir objetivos y en tercer lugar está el Tharmao grado último de satisfacción, sostuvo el especialista en civilizaciones del sur de Asia.
En esta filosofía se pretende el equilibro y la armonía de diversas fuerzas que confluyen en el individuo y la sociedad, por lo que criticó que en la actualidad la vida se esté privilegiando por el Artha, es decir, por acciones que conducen a la ganancia con beneficios individualistas.