Emilio Chuayffet: soberbio y mentiroso

Soberbio y mentiroso, adjetivos que perfecto embonan en la figura del titular de la SEP, Emilio Chuayffet Chemor. Y es que durante su comparecencia ...
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Soberbio y mentiroso, adjetivos que perfecto embonan en la figura del titular de la SEP, Emilio Chuayffet Chemor.

Y es que durante su comparecencia ante legisladores de la Segunda Comisión de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión el pasado 23 de junio, el secretario de educación fue soberbio para hacer mea culpa  respecto a la incertidumbre generada por el mítico comunicado 129, donde la SEP informaba de la suspensión de las evaluaciones docentes.

El escándalo por la abrupta decisión de la autoridad educativa se agudizó con el pronunciamiento del INEE, que reclamó con justa razón el claro agravio a su autonomía.

En pocas letras, Don Emilio estaba abiertamente en los terrenos de la ilegalidad.

Sin embargo, al comparecer ante los legisladores para que explicara las razones técnicas que sustentaran su desliz legal, el funcionario repleto de soberbia, se excusó argumentando que solo 13 entidades habían confirmado en tiempo y forma las sedes y los equipos de cómputos necesarios para llevar a cabo las evaluaciones para la promoción docente.

Y en el colmo de su abultada soberbia, se erigió inocente de toda acusación en su contra justificando que el comunicado 129, no representó “acto de molestia o privación de los derechos de los participantes”, ni tuvo “consecuencias jurídicas” porque fue dejado sin efecto, curiosamente, un día después de las elecciones.

Es decir, los «nuevos elementos a considerar» en las evaluaciones no revelados en el comunicado de triste memoria, no eran más que problemas logísticos que pusieron en peligro las evaluaciones, lo cual no deja de ser grave, si consideramos que en el discurso apologético de los pro reforma educativa, la evaluación docente es ipso facto la tan anhelada calidad de la educación.

Con tales argumentos  esta claro que Emilio Chuayffet es una tomadura de pelo, un ente inútil y obstruido para reconocerse  como  la principal piedra de tropiezo para la reforma educativa.    ¡Urge su relevo!

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