El IMCO en la antesala del ridículo.

¿Quién en su sano juicio gusta hacer una patriótica defensa de la nómina magisterial? Por lo menos yo no lo haré. El cochinero manifiesto en la ...
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¿Quién en su sano juicio gusta hacer una patriótica defensa de la nómina magisterial?

Por lo menos yo no lo haré.

El cochinero manifiesto en la dispersión de los pagos al magisterio era un secreto a voces que, solo con el censo escolar realizado por un organismo de la estatura del INEGI, se puso en la mesa del debate serio.

El INEGI reveló con el 95 % del éxito del ejercicio censal éstas joyas:

-39,922 aviadores.

-30,695 comisionados.

-113, 259 ubicados en otro centro de trabajo.

-114, 998 jubilados, retirados o fallecidos.

Y frente a los fríos datos del censo, imposible cruzar los brazos.

Es necesario hurgar la herida y extirpar la pus de la corrupción en la nómina magisterial, que dicho sea de paso, parece misión imposible si consideramos que la SEP, solo es una pequeña pieza  de éste sistema político mexicano que nos asfixia.

En ese sentido, ¡bienvenidos quienes así lo hacen!

Sin embargo, cuidado, mucho cuidado.   El miércoles 14 de mayo el  Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) presentó un informe donde reveló datos catastróficos en la nómina magisterial.

Los más escandalosos:

-1442 maestros “longevos” nacidos el 12 de diciembre de 1912 y que ya trascienden en el escándalo como los  “Lupitos” hidalguenses.   

-70 profesores ganan más que el Presidente Enrique Peña Nieto.

Obviamente las cifras tuvieron respuesta.

Por citar  los famosos “Lupitos”,  que tras  la respuesta del Gobierno Hidalguelse y el respaldo de la SEP federal,  me parece que el IMCO está en la antesala del ridículo.

Digo, nadie defiende a la SEP, pero de ser cierta la versión de la autoridad educativa de que  son nomenclaturas de pensiones alimenticias que se descuentan a docentes y que se pagan a legítimos beneficiarias (os),  me temo que el estudio del IMCO se diluye.

Y es que para sostener tamaño escándalo,  el instituto debió confirmar sus datos.

Las acusaciones vertidas en su estudio eran muy serias y lo menos que se puede esperar es, certeza de que en sus manos tienen los pelos de la burra.

Pero prefirieron  aventarse  al ruedo sin más que la soberbia de sus conclusiones,  quisieron introducir en el siniestro abolengo magisterial el término “Lupitos” y  como se ve,  resbalaron de fea manera.

Lo mismo con los salarios abultados.   La SEP citó el caso de la maestra María del Carmen Peralta Flores del Estado de Guerrero quien fuera separada de su cargo.   Ésta demandó su reinstalación y sus salarios caídos.   La afectada ganó el litigio  y por ley, recibió un pago de un adelanto por la cantidad de  $ 678, 257.39,  además de que se le deben dos más para cubrir la cantidad de   $  1, 495, 000.00.

El detalle  es que el IMCO interpretó (mala lectura dice la SEP) que ésta maestra ganaba más que el mismísimo Enrique Peña Nieto.

Y ante la fragilidad de su estudio, el IMCO  justificó que tomó como base los datos del censo escolar del INEGI, así como con la información pública, obtenida del portal electrónico de la Secretaría de Educación Pública el 20 de marzo de 2014.

Apeló  desde un comunicado de prensa a “la escasa calidad de la información pública en materia de educación básica y la urgente necesidad de cumplir con las obligaciones de rendición de cuentas”.

Y tienen razón.   El oscurantismo en la SEP es terrible.

El problema es que para derrotar al monstruo  de la corrupción en la nómina magisterial, el estudio del IMCO no es, con la pena,  un referente para hacerlo.

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