El aprendizaje en la educación media superior

El martes 4 de agosto la SEP, acompañada del INEE, dio a conocer los resultados que arrojó la evaluación del Plan Nacional para la Evaluación de los ...
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El martes 4 de agosto la SEP, acompañada del INEE, dio a conocer los resultados que arrojó la evaluación del Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes (Planea) de los estudiantes que terminan la educación media superior (EMS).

Como es sabido, Planea sustituyó a las evaluaciones anteriores de ENLACE y Excale, para combinar sus fortalezas y superar sus debilidades. En esta ocasión, Planea/EMS fue diseñada por la SEP, con el acompañamiento del INEE, con dos grandes propósitos: conocer los aprendizajes que logran los estudiantes en el país, así como dar información a los planteles sobre el perfil educativo con que egresan sus estudiantes. En ambos casos se busca que esta información se utilice de manera inteligente para mejorar los servicios educativos que se ofrecen en el país.

La evaluación de Planea en la EMS sigue siendo censal, es decir, evalúa a todos los estudiantes del sistema educativo, de planteles públicos y privados, con excepción de algunas instituciones autónomas de educación superior, como es el caso de los planteles de la UNAM. Planea se aplicó en marzo a un millón 37 mil 775 estudiantes, provenientes de 14 mil 548 planteles del país, cifras que representan 99% de las escuelas y 90% de los estudiantes que se pretendían evaluar, incluyendo los estados de Oaxaca, Michoacán, Chiapas y Guerrero.

Se evaluó el logro de aprendizaje en dos áreas disciplinares: comprensión lectora y matemáticas (así como en áreas socioafectivas y de clima escolar (bullying), cuyos resultados se reportarán posteriormente). Los resultados de Planea se organizan en cuatro niveles de logro o desempeño que describen el nivel de dominio que poseen los estudiantes en cada caso. El primer nivel indica un pobre aprendizaje, mientras que el cuarto nivel indica un excelente aprendizaje.

Los resultados nacionales en comprensión lectora indican que en el nivel I se ubica al 43.3% de los estudiantes, mientras que en matemáticas este porcentaje es de 51.3%. Estos porcentajes son muy similares a los reportados por PISA en 2013, y nos hablan de que 4 de 10 alumnos que terminan la EMS no logren adquirir las habilidades para poder “identificar, relacionar y ordenar elementos de información explícitos o implícitos que aparecen a lo largo de distintos tipos de texto”. Asimismo, nos dicen que la mitad de los estudiantes que podrán ingresar a la educación superior no tienen las competencias necesarias para “aplicar procedimientos aritméticos, geométricos y algebraicos para la solución de problemas”.

Por otro lado, Planea muestra que los mejores resultados los obtienen los estudiantes de Puebla, Baja California, Jalisco, Querétaro y Aguascalientes; lo contrario sucede con los estudiantes de Chiapas, Guerrero, Tabasco, Michoacán y el Distrito Federal. Llama la atención que en este grupo se encuentre la capital del país, donde se supone que se encuentran las mejores escuelas. Una posible explicación es que en esta ocasión no participaron las escuelas vocacionales del IPN.

Otro aspecto a destacar son los resultados por sostenimiento, donde destacan los estudiantes de planteles de instituciones autónomas por sus buenos resultados y los planteles de instituciones estatales que obtienen los resultados más bajos.

Es importante decir que los resultados de Planea son producto del aprendizaje histórico de los estudiantes al momento de la evaluación: de lo que aprenden en el hogar, en su contexto social y, por supuesto, en la escuela. Por consiguiente, Planea evalúa a la sociedad mexicana en su conjunto y su capacidad de proveer los recursos intelectuales para que aprendan sus estudiantes. Por supuesto, la escuela tiene el mayor peso en esta tarea, pero no el único; a su vez, tener docentes bien formados es indispensable para tener buenos estudiantes, pero no es el único componente educativo para lograrlo: también se necesitan buenas escuelas, buenos procesos pedagógicos y una gestión escolar centrada en el aprendizaje de los alumnos. Hacer este cambio sistémico requiere de una inversión (en todo el sentido de la palabra) sistemática, consistente y prolongada. Solo así podremos ver mejores resultados educativos y en un largo plazo.

Fue publicado en El universal

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