Académicos ‘dan de palos’ a «Calidad» y «Excelencia» de la educación.

Especialistas en materia educativa rechazaron que en el texto del artículo tercero constitucional se incluyan palabras como «calidad» o «excelencia» ...
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Hugo Vicente Aboites, de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Hugo Vicente Aboites, de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Especialistas en materia educativa rechazaron que en el texto del artículo tercero constitucional se incluyan palabras como «calidad» o «excelencia» de la educación.

Durante la segunda audiencia pública sobre la reforma educativa que organiza la Cámara de Diputados, el  investigador emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Ángel Díaz Barriga, urgió a eliminar estos conceptos los cuales calificó como neoliberales.

«En la cuarta transformación, es necesario abandonar el lenguaje neoliberal que ha buscado cobrar ciudadanía en el lenguaje educativo.   En este sentido sugiero no emplear los términos calidad de la educación ni excelencia de la educación».

Y es que señaló que desde el plano filosófico-pedagógico, la tarea de la educación es lograr la formación integral del ser humano brindando un espacio para el perfeccionamiento de sus potencialidades, en tanto que desde el punto de vista sociológico-antropológico es formar un ciudadano que contribuya en una sociedad democrática en condiciones de pluralidad cultural, social y étnica, y desde el punto de vista psicológico, es crear condiciones para el desarrollo de todas las capacidades, su armonía personal y convivencia social.

Expresó sobre el momento histórico que se vive con una reforma que coloque al País en una ruta de mejora de la educación.

«Vean que no estoy utilizando el concepto calidad ni el concepto excelencia.  Basta con que mejores lo que estamos haciendo con nuestros estudiantes para que nuestro sistema educativo vaya avanzando».

En tanto que Hugo Vicente Aboites Aguilar, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, advirtió sobre el fracaso que significó la reforma educativa del Presidente Enrique Peña Nieto, la cual surgió del consenso de los partidos políticos integrantes del ‘Pacto por México’.

«Hay que reconocer algunos errores que se cometieron en el 2012.  El primero fue el pensar que el consenso de partidos era suficiente para sostener una propuesta educativa.  Eso fracasó rotundamente».

En ese sentido valoró la oportunidad de no repetir dicho error, ya que el consenso fundamental en materia educativa está «entre los profesores, los académicos, padres de familia y comunidades».

Del mismo modo señaló como otro error la inclusión en el texto constitucional el término «calidad de la educación», el cual según el especialista, ya estaba demostrado

«Se jaló un termino, el de la calidad, que ya se había demostrado durante veinte años que era sumamente problemático, se lo jaló a la Constitución.  Ya sabíamos que el término calidad era generador de conflictos, porque años tras año en nombre de la calidad se rechazaba a cientos de miles de estudiantes, en nombre de la calidad se evaluaba una y otra vez cada año, a 14 millones de niños sometidos a la prueba ENLACE despiadadamente, gastando energía, tiempo, ánimo psicológico en contestar estas evaluaciones que nunca llevaron a conclusiones concretas de mejora en educación».

Destacó que el término calidad sólo sirvió para complacer a la OCDE, a empresarios y a funcionarios «eficientistas», pero no a un actor fundamental de la educación: el maestro.

En ese sentido advirtió sobre la posibilidad de repetir el mismo error con la iniciativa del Presidente Andrés Manuel López Obrador, que propone incluir el término «excelencia», concepto que dijo, «no tiene historia en la educación mexicana».

Por su parte el Manuel Gil Antón, docente investigador del Centro de Estudios Sociológicos del Colegio de México, dio la bienvenida a la iniciativa del Ejecutivo de la Nación que propone derogar la reforma educativa de Enrique Peña Nieto.

Consideró que la evaluación docente como mecanismo laboral, hizo que los maestros estudiaran para lo que llamó «examinación»,  y por el contrario, no se valoraba para la mejora de las actividades cotidianas de los maestros.

Lamentó que la reforma educativa concibiera a los maestros como «objeto a transformar» o «como una cosa», «sin voz y sin palabra».

«Nunca fue en realidad una reforma educativa. El sometimiento y control del magisterio dañó, y no poco, a los procesos educativos. Deshacer este entuerto es indispensable para reorientar la construcción de criterios y procedimientos generales que guiarán a la actividad del Estado en materia educativa».

Advirtió sobre la necesidad de que se regrese la confianza hacia los maestros, a quienes destacó como «los intelectuales más importantes» de un País moderno.

Y llamó a evitar los pleonasmos, como el caso del término «calidad de la educación».

«La educación que imparta el Estado será de calidad o será de excelencia incurre en el mismo error.  Ha de enunciar sus características axiomáticas, los valores en que se sustenta y promueve, pero no adjetivos innecesarios.  No quiero vivir en un País en el que su Constitución diga que la educación que imparta el Estado será de excelencia o de calidad, porque es como decir que la Constitución indique que la justicia que imparta el Estado será justa o que la salud será saludable».

Cabe señalar que una de la novedades que incluye la iniciativa de reforma educativa del Presidente Andrés Manuel López Obrador, es la inclusión del término ‘excelencia de la educación’, en tanto que en la iniciativa que presentó el colectivo «Red, Educación y Derechos» y que hizo suya la oposición expresada en PAN, PRI, PRD y MC, propone mantener el término ‘calidad de la educación’.

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