Atender lo prioritario

Me parece que en la SEP se confunden las prioridades. Se atiende lo secundario y se deja de lado lo prioritario.
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¿Está en riesgo el modelo presencial? Sin duda. Se preveía por parte de las autoridades educativas, que se podría regresar a clases con el avance de la vacunación, pero el escenario de una nueva ola de contagios ha derrumbado esa posibilidad. En el interludio, en algunos estados se regresó a clases (Campeche, Nayarit), pero el ejercicio no duró mucho. Se tuvo que retornar (nuevamente) al modelo de educación a la distancia debido a los contagios que se presentaron entre los alumnos. En ese sentido, el escenario más factible es que el próximo ciclo escolar inicie tal como acabó este; es decir, a la distancia. Y la situación podría mantenerse por un buen tiempo, porque se depende de tres variables: a) de la movilidad social de la población; b) del nivel de avance en la vacunación de toda la población; y, sobre todo, de la velocidad con que mute el virus. Este último factor, determina y condiciona el escenario, porque si estamos ante un virus que muta de forma acelerada, no habrá vacuna que logre aminorar el impacto de la enfermedad. La variante Delta del virus, es un ejemplo de ello.[quads id=1]

En algún momento un servidor escribió en otro espacio que las autoridades educativas debían prepararse para el “peor escenario” (Educación Futura, 9 de noviembre del 2020). ¿Y cuál es ese escenario? Aquel donde la Covid-19 se convierta en una enfermedad endémica, como el caso del VIH. Si eso ocurre, difícilmente se va a regresar al modelo presencial tal como lo conocíamos hasta febrero del 2020. Y, por tanto, tal modelo estaría en riesgo. Lo cual sería de suma complejo por los costos sociales que acarrearía para millones de niños, adolescentes y jóvenes que dependen por entero del modelo presencial para tener acceso a un proceso de formación en el sistema de educación pública.

Ahora bien, ¿se observa que lo que aquí se indica esté en la agenda de la actual Secretaria de Educación Pública? Si nos remitimos a los temas que ocupan a la SEP, la respuesta es no. El tema que ha ocupado la atención de la institución tiene que ver con el calendario para el próximo ciclo escolar. Se regresó al ciclo de 200 días para la educación básica y media superior para el ciclo escolar 2021-2022, lo cual significa que se abandona el ciclo de 185 días con el cual se estaban gestionando lo ciclos escolares desde que Peña Nieto lo disminuyó. En ese sentido, se alarga el calendario escolar 15 días, y la pregunta es: ¿ayuda en algo esa medida en lo referente a los aprendizajes de los niños que no tienen acceso a las tecnologías?

Me parece que en la SEP se confunden las prioridades. Se atiende lo secundario y se deja de lado lo prioritario. ¿Y qué es lo prioritario? Por un lado, enfrentar el grave rezago educativo que está generando la pandemia en miles de niños, adolescentes y jóvenes -situación que hemos abordado en este espacio de forma reiterada-; y, por otro lado, el nivel de alumnos que ha desertado por diversos motivos -económicos, pérdida de los padres de familia, dixit Delfina Gómez (La Jornada, 21 de junio del 2021)-.

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Me detengo en el primer aspecto: en lo que va de todo este periodo de educación en la era de la pandemia de la Covid-19, se ha mantenido en pie el ciclo escolar, no así los aprendizajes (Educación Futura, 10 de agosto del 2020). Y ello se debe, fundamentalmente, a que en el marco del proceso de enseñanza-aprendizaje, en el modelo de “educación a la distancia” de la SEP, el binomio maestro-alumno está desvinculado: el telemaestro que imparte las clases en el marco del programa “Aprende en Casa”, está desvinculado del maestro que tiene a su cargo a un grupo de niños o de adolescentes. Y este último, está desvinculado de los niños que tiene a su cargo. El enlace es el padre de familia y eso si este último cuenta con un teléfono digital con acceso a las redes sociales. ¿En dónde se está presentando esta situación? En aquellos niños que estudian en una escuela pública de una localidad rural o en una escuela con altos niveles de marginación social. Para los niños que estudian en una escuela pública urbana y que cuentan con acceso a las tecnologías, tienen acceso directo con sus maestros y el programa “Aprende en Casa” es, en el mejor de los casos, un apoyo a los contenidos que observan con sus maestros; pero no es la base del proceso de enseñanza-aprendizaje. En ese sentido, las clases por televisión son, en esencia, para los niños con mayor grado de vulnerabilidad socioeconómica. Y son, precisamente, los alumnos que están enfrentando el mayor nivel de rezago educativo. Aquí es donde se tendría que centrar la tarea de la Secretaria de Educación, Delfina Gómez.

Y lo afirmo en esos términos, porque en los documentos institucionales como el Programa Sectorial de Educación 2020-2024; así como en la Estrategia Nacional de Educación Inclusiva, se señala de forma reiterada que “la Nueva Escuela Mexicana es el instrumento del Estado para reorientar y garantizar la educación”. Y, sobre todo, se afirma que es una respuesta a la “lógica de exclusión social y educativa que ha prevalecido durante décadas”. Desde esta perspectiva, la tarea de la Secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez es, precisamente, enfrentar esas “lógicas de exclusión” que han quedado visibles con la irrupción de la pandemia.

Por otra parte, a nuestro entender, en el escenario se tiene otra prioridad sustantiva -y con esto último, vinculo el contenido con la parte inicial del texto-: la apuesta de la SEP es por entero en el retorno del modelo presencial. No se observa que se estén preparando para otra alternativa. Sin embargo, desde nuestra perspectiva esa apuesta es errónea. No vamos a regresar al modelo presencial. Al menos, no al modelo que conocimos -como señalamos líneas arriba- hasta principios del 2020. En todo caso, lo más parecido que tendremos al modelo presencial, será un modelo mixto. Un modelo que integre tanto la educación virtual como presencial, debido a la imposibilidad de tener en un mismo espacio áulico a 35 o 40 alumnos.

La escuela privada le apostará a ese modelo. O quizás a un modelo híbrido, si se está en posibilidades de brindar clases sincrónicas en tiempo real mientras se desarrolla la clase presencial con una parte de los alumnos del grupo. La escuela pública tendría que hacer lo mismo, pero no se observa que se vaya por ese camino.

En suma, la situación es de suma compleja. Y demanda la toma de decisiones. Una toma de decisiones orientada hacia lo estratégico y lo prioritario. No hacia lo secundario y periférico.

Dicho, en otros términos, se demanda que se haga valer lo que se establece en los fundamentos axiológicos de la Nueva Escuela Mexicana, porque la exclusión educativa que está manifestándose en los niños, adolescentes y jóvenes con mayor vulnerabilidad social por causa de la pandemia es de suma grave.

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