Peña Nieto lo sabía, se arriesgó y le fue muy mal.

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La visita del candidato puntero en las encuestas a la Universidad Iberoamericana resultó un verdadero calambre.

El rechazo a Peña Nieto fue más que evidente, sin embargo,  la cara dura priísta para minimizar tamaña protesta raya en el absurdo y el descaro.

Pero, ¿cómo entender éste evento negro para Enrique?.    Se trata de una universidad privada, donde los estudiantes son de clase media alta para arriba, forman parte de un círculo «ligth» donde, así a botepronto,  el candidato no debió tener tantas broncas.

No fue así.

Fue repudiado hasta los tuétanos por los universitarios, encarado por sus vículos con Salinas y los feminicidios en el Estado de México, evidenciado como represor con el grito «Atenco no se olvida», perseguido y acosado de principio a fin.

Es que ahora se puede entender con mayor certidumbre el por qué Peña Nieto no quería visitar contextos incómodos como los que generan universitarios que comprenden el presente gracias al puntual análisis del pasado.     Son jóvenes en formación, con conciencia social, con visión de futuro y lo más importante, complicados de manipular y menos por el candidato cuya fortaleza principal es su propia imagen  publicitada como modelo de televisión.

Esas falacias no las digieren los universitarios.     El material del que está hecho Peña Nieto no soporta el escrutinio de sectores sociales con preparación y memoria.

A eso le temía Peña Nieto y vaya que tenía razón para escapar de ellos.

Y después de la tormenta…la intolerancia y  bufonadas.

Que pena por el Presidente del PRI Pedro Joaquín Coldwell que acusó a los universitarios de intolerantes cuando el mismo se manifiesta como tal cuando utiliza la desacreditación.

Que pena por los medios de comunicación (salvo honrosas excepciones) que no cubrieron el pasaje oscuro de Peña Nieto como se espera que lo hagan.    Sólo dejan cabal constancia de lo que gustan hacer en los procesos electorales del País.

Que pena por personajes de la talla de Pablo Hiriart que muy pancho y sin prueba alguna le echó la culpa al MORENA de lo sucedido en la IBERO.

Y más pena (y lástima) por el palero de Elba Esther Gordillo el «ciudadano» Gabriel Quadri que culpó a López Obrador del “clima de virulencia en las universidades”.    ¡Politiquillo que tiene muy claro a quien le hace talacha!

De salida

Después de culminado el debate, la noche del 6 de mayo, tuve un breve intercambio vía twitter con Juan Jacinto Bautista dirigente del PANAL en el Estado de Tabasco.   Me invitó a que le diera uno de mis tres votos al Partido Nueva Alianza y de esa forma fortalecer el gremio (el magisterial).

Desde aquí le digo que no, no le doy ninguno de mis votos al PANAL.   Tengo descartado que votando por el PANAL se fortalece al gremio magisterial, al contrario creo que en éstos jaloneos políticos es cuando más se olvidan de nosotros.