La culpa es de Aurelio Nuño

Sólo a un sujeto autoritario como Aurelio Nuño se le puede ocurrir la falaz propuesta de diálogo al magisterio disidente sólo para analizar la ...
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Sólo a un sujeto autoritario como Aurelio Nuño se le puede ocurrir la falaz propuesta de diálogo al magisterio disidente sólo para analizar la implementación reforma educativa en sus territorios.  Dicho dialogo era imposible, pues la principal bandera de  lucha de la CNTE es precisamente contra esa reforma.

Desde mi perspectiva la postura de Aurelio Nuño fue la raíz de la creciente confrontación, sumado además a la inverosímil selectividad de la ley contra líderes de la Coordinadora, así como sus amplios discursos provocadores que ofrecía en las escuelas que visitaba.

Nuño no perdía ocasión para lanzar condenas contra las movilizaciones de los maestros de la CNTE, contra sus líderes, sus métodos de lucha…contra su historia.

Más temprano que tarde quedó de manifiesto que Nuño puso la lumbre al combustible derramado por la CNTE.

Nueve muertos y más de cien heridos entre civiles y policías en el Estado de Oaxaca, son la cosecha de Aurelio Nuño que prefirió el camino de la confrontación y no el de los argumentos contra la CNTE.

Cierto, hay quienes ven inútil el diálogo con el magisterio disidente.   Sin embargo, el Gobierno nunca debió adoptar una postura como la de Nuño ajena a toda lógica del entendimiento, tensando la liga de la cordura, ni apostando al descrédito de un movimiento magisterial que no iba a ceder, pues habían ingredientes históricos como el despido de 3 mil 360 maestros que rechazaron la evaluación docente, así como 3 mil 119  que se unieron al paro nacional desde el 15 de mayo.

Era predecible que la liga iba a reventar, pero el obstruido Secretario dominado por su desmedida soberbia, nunca entendió que encabeza una dependencia muy sensible, con intereses creados con la complacencia del Gobierno y con serios problemas educativos que no pueden (ni deben) ser afrontados sin la colaboración de los maestros.

Hoy es el Gobierno el que tiende el puente del diálogo con la CNTE, pero el costo político es terrible si consideramos antecedentes de barbarie como Ayotzinapa.

Con la pena pero  Nuño hizo del conflicto tragedia, y la tragedia su propia derrota. Sólo falta su necesaria renuncia.

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