La carrera docente en crisis

El Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) presentó al Congreso de la Unión el informe “Los docentes en México” en cumplimiento ...
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home_bsEl Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) presentó al Congreso de la Unión el informe “Los docentes en México” en cumplimiento con  lo establecido en el artículo 31 de la Ley General de Educación y los artículos 44 fracciones XI y XIII, 63 y décimo transitorio de la Ley de ese instituto.

En dicho informe, el INEE da cuenta de las características generales de la planta docente, sus condiciones laborales, la formación y actualización de los docentes y el ingreso al servicio.

De los datos que más destaca en el informe del instituto de la evaluación refiere a la formación de los docentes, pues según revela el INEE,  cada vez menos jóvenes se interesan en las licenciaturas de formación de maestros en educación básica, pues se ha reducido la matrícula de ingreso a las normales, ocupándose solamente 72.6% de los lugares disponibles.

Según el INEE, tal situación es grave, pues estima insuficiencia de egresados de las normales para cubrir vacantes de jubilación en los próximos años.

Y señala además que la  tendencia a la baja en la demanda por la carrera docente obedece  no solo a las nuevas disposiciones legales en materia educativa, sino también como una respuesta a las condiciones y características del mercado laboral, los salarios, así como por la falta de expectativas de mejora a largo plazo que tienen los maestros.

Tales razones argumenta el INEE, hacen que la carrera docente ya no sea una profesión atractiva, lo cual es inadmisible pues se trata de una carrera de necesidad primaria.

 Por lo anterior,  el INEE recomendó lo siguiente:

“Convendría establecer un esquema de transformación de las escuelas normales a mediano plazo de manera que algunas de ellas se vayan convirtiendo en verdaderas instituciones de educación superior de mayor tamaño, con altas proporciones de profesores doctorados o al menos con estudios de posgrado, con una mayor proporción de docentes contratados de medio tiempo o, de preferencia, de tiempo completo, y con profesores egresados de diversas disciplinas y de carreras afines a la docencia; instituciones que incluyan entre sus actividades sustantivas la investigación y desarrollo de intervenciones educativas, sobre todo para la enseñanza y el aprendizaje en la educación básica, y que guarden una estrecha relación de formación y de investigación con las escuelas en las que sus alumnos ejercen sus prácticas —recuperando lo mejor de la tradición normalista mexicana—, de manera que éstas puedan convertirse en verdaderos laboratorios de enseñanza”.

Sin embargo y pese a la observancia de la disminución del atractivo por ejercer la docencia, es la propia Ley General del Servicio Profesional Docente la que dará la puntilla no solo al Normalismo, sino a otras instituciones formadoras de profesionales afines a la docencia, pues estima el INEE, que la tendencia de maestros de origen normalista seguirá disminuyendo,  ya que a partir de 2016, “los egresados de las escuelas normales no tendrán prioridad para ingresar al servicio profesional docente, es decir, estarán en igualdad de condiciones que los aspirantes de otras instituciones de educación superior”.

Incluso la propia Presidente del INEE, Sylvia Schmelkes del Valle, había adelantado en un artículo para El Universal (28 de junio de 2014) que en «la educación básica, en los primeros dos años el concurso se abrirá a normalistas, y las entidades federativas pueden emitir una convocatoria complementaria para que concursen también otros profesionales. A partir de 2016, los concursos serán abiertos a los profesionales en general».

Es en ese escenario de claro agravio a la pedagogía mexicana que la carrera docente está inmersa en una profunda crisis y, paradójicamente,  es la mismísima reforma educativa la que se está encargando de que así sea.

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