El sistema de evaluación «justo e independiente».

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Por años, los ascensos escalafonarios han sido,  son y serán moneda de cambio.

Este problema  no solo ha estado presente en las entretelas del magisterio, sino también en otros sectores.

Señala la minuta de Reforma a los artículos 3 y 73 de la constitución que:

“el ingreso al servicio docente y a la promoción a cargos con funciones de dirección o de supervisión en la educación básica y media superior que imparta el estado, se llevarán a cabo mediante concursos de oposición que garanticen la idoneidad de los conocimientos y capacidades que correspondan.”

Debo decir que esto es necesario.   Todo maestro aspira al crecimiento profesional, al ascenso meritocrático y con ello, el estímulo económico;  sin embargo, léase lo siguiente:

“La ley reglamentaria fijará los criterios, los términos y condiciones de la evaluación obligatoria para el ingreso, la promoción, el reconocimiento y la permanencia en el servicio profesional con pleno respeto a los derechos constitucionales de los trabajadores de la educación.”

¿Ven lo subrayado?  Ahí hay que detenerse.

Según los patrocinadores del Pacto por México, se contará con un sistema de evaluación “justo e independiente” (el entrecomillado significa duda).

Suena interesante, pero  en el País donde la injusticia tiene su guarida y la corrupción su reino, no hay condiciones para confiar nuestro destino a ese tal sistema de evaluación  “justo  e independiente”.

Desde ese ángulo no hay  garantías para que la promocion y permanencia sean  consonantes con los méritos.

No mientras el País sea injusto y corrupto.

No mientras prevalezca  el sistema de evaluación arcaico-estandarizado solo porque  la OCDE  lo dicta (ya se sabe que México baila el son del organismo internacional)

Por eso,  cuando   nos cuentan que habrá un sistema de evaluación “justo e independiente” habría que comprobarlo, y la única manera de saberlo es que respondan cómo y cuándo van a lograrlo.     Bajo qué términos y condiciones.

Ahí es donde falla la Reforma Educativa donde un puñado de legisladores maginaron cien por ciento al magisterio.

Y Mientras tanto la incertidumbre estará en la cabeza de cualquier maestro.    Desde aquel que desea promoción de cargo, hasta el que se juega la permanencia en el servicio.

En ambos casos saben que serán evaluados, el problema es que no saben cómo serán evaluados.