El mal humor magisterial

Después de ver que las cosas no mejoran, que las palabras son vacías, que los señalamientos van cargados de odio y lo único real es rencor que se ...
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Después de ver que las cosas no mejoran, que las palabras son vacías, que los señalamientos van cargados de odio y lo único real es rencor que se anida en el interior de muchos maestros, puede llegarse a concluir que la “reforma educativa” tiene las características exactas de una “santa inquisición” moderna.

Las cosas han cambiado sí, porque ya no se puede opinar (y si acaso sí…de muy poco sirve), porque el silencio es la protesta ahora conviene, porque regresó la dictadura a México, esa que la clase adinerada aplaudía como la más efectiva.

¡Cómo no tener mal humor si de promesas pintaban arcoíris y finalmente dibujaron nubarrones de tormentas!

Cómo ser optimistas si nada es como se propuso, si toda la propaganda sobre “la reforma educativa” es solo un comercial más que trata de vender un remedio milagroso para un cuerpo canceroso.

No puede entenderse que después de tanta algarabía y fanfarrias (mismas que muchos maestros y muchísimas maestras compartieron) el desencanto fue más allá de un divorcio con el magisterio. Es difícil comprender que la realidad ha causado más estragos que la misma traición gubernamental en sí.

Y mientras las leyes y los reglamentos sigan siendo emanadas de politicastros malinchistas seguirán produciéndose resultados que solo dañen y lastimen profundamente a la clase trabajadora, esto es normal, debido a que la cúpula adinerada que gobierna todos los sectores del país vive una vida distinta, sin privaciones, sin preocupaciones…vaya; sin límites.

Y es que desde mi punto de vista, no pueden elaborarse leyes para aplicarlas a un mundo diferente que, ni en la imaginación de los autoservidores públicos puede ser concebido.

El sector educativo del país está de cabeza, por todos lados, en todas circunstancias, en todos los sentidos. El que evalúa no puede ser evaluado, el que despide no puede ser despedido, el que gobierna no sabe cómo hacerlo, el que roba se autoexonera; la reforma educativa no lo es.

La situación magisterial de estos días irrita, lastima, agrede, indigna. La persecución de docentes parece ser el deporte favorito de cualquier persona.

El mal humor tiene muchos nombres, más secuelas; tiene a los docentes contra la pared, tiene mucho enojo…encono, tiene victimas…pero solo tiene un responsable a la vez.

Y no siempre es el gobierno, a veces la cara masoquista del pueblo y sus malas decisiones que opta por creer  en espejismos.  Usemos la inteligencia, recordemos que: “más vale maña que fuerza”

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